El calendario electoral 2021 trazó su línea de largada en Misiones. El Frente Renovador de la Concordia Social, que gobierna la provincia ininterrumpidamente desde 2003, logró consolidar su hegemonía y se alzó con su mejor resultado en una elección legislativa. Con el 46,5% de los votos, los números del escrutinio provisorio le dieron el triunfo a la fuerza que lidera el ex gobernador Carlos Rovira, seguida por Juntos por el Cambio con el 27,7% y, en un cómodo tercer puesto, el Frente Encuentro Popular Agrario y Social para la Victoria con 14,3%, sello que nucleó al kirchnerismo local.
Envuelto en la bandera del misionerismo, Rovira decidió adelantar los comicios provinciales de medio término para despegarse lo máximo posible de la agenda nacional. Es un acontecimiento que ya se volvió una tradición en la tierra colorada. En la última década, las elecciones unificadas con las nacionales se dieron únicamente dos veces, en 2015 y en 2017.
Este domingo se renovaron 20 de las 40 bancas que conforman la Legislatura Unicameral de la provincia. Si los guarismos se confirman, cada uno de los tres espacios principales conservarían la misma cantidad de diputados que deberán terminar su mandato en diciembre –11 del Frente Renovador, 6 de Juntos por el Cambio y 3 del Partido Agrario y Social (PAyS)– aunque con una particularidad que dibuja sonrisas en el Instituto Patria: entrarían dos diputados de La Cámpora, fuerza que hasta hoy no estaba representada en el recinto y que, a nivel provincial, lidera la diputada nacional Cristina Britez.
Por su parte, en las elecciones a concejales, la atención estuvo puesta en Posadas. Fue allí donde la Renovación –como también se lo conoce al oficialismo provincial– repitió el triunfo de 2019 alzándose con 4 de las 7 bancas en juego. Misiones es una de las tres provincias, junto a Santa Cruz y Formosa, donde sobrevive la Ley de Lemas para la categoría de concejales. En estas elecciones posadeñas hubo 42 sublemas con 14 candidatos cada uno, lo que equivale a un total de 588 postulantes. Por otro lado, de los 76 de 77 municipios responden al oficialismo, un número que aumentó en los últimos meses ya que dos intendentes que llegaron al cargo de la mano del PAyS pegaron el salto a las filas renovadoras.
voto pandémico
Todas las miradas del país se posaron sobre Misiones. No solo por ser la primera provincia en ir a las urnas este año sino por hacerlo en una situación tan atípica como es una emergencia sanitaria. Con 21.706 casos registrados desde el comienzo de la pandemia, Misiones no figura entre los territorios con riesgo epidemiológico alto, pero tampoco atraviesa su mejor momento. Este domingo, sin ir más lejos, se registraron 175 contagios, cuando su récord diario es de 184. Es un escenario que encendió las alarmas en la oposición: tanto Juntos por el Cambio como el Partido Agrario y Social (PAyS) solicitaron sin éxito frenar la realización de las elecciones con el argumento de que los casos son muchos más de los que se informan.
El dato insoslayable de la jornada fue la escasa concurrencia: apenas el 57,6% de un padrón de más de 900 mil personas habilitadas para votar. Es que a las lluvias intensas en diferentes puntos de la provincia se le sumó la posibilidad de que cualquier ciudadano con síntomas que sea contacto estrecho o que forme parte de algún un grupo de riesgo pueda justificar su ausencia. Algo que pudo haber influenciado en la cabeza de muchos misioneros que decidieron no arriesgar su salud, a pesar de que la inmunización está avanzada y Misiones ya está vacunando a mayores de 18 años con comorbilidades.
Sin embargo, en las últimas semanas, varios medios nacionales instalaron la polémica en torno a los operativos de vacunación en la provincia. Fueron alertados por los porcentajes del Monitor Público de Vacunación nacional, en el que figuraba que casi un tercio de las vacunas que llegaron a Misiones no habían sido administradas. Las especulaciones en torno a un eventual stockeo con el fin de vacunar a la mayor cantidad de personas posible en plena campaña electoral no se hicieron esperar. La respuesta del gobierno provincial fue que eran números desactualizados y que la logística no es la misma en todo el país.
movimiento popular misionero
Después de dos mandatos consecutivos como gobernador y tras un intento fallido de reformar la Constitución para acceder a un tercer período, Carlos Rovira encontró su lugar en el mundo: desde 2007 preside la Cámara de Representantes. Sin límite reeleccionista, desde allí conduce la política misionera con tenacidad y virtuosismo. El gran orgullo de Rovira es haber logrado desenganchar a la política provincial de la grieta que tanto desgasta la discusión política porteña, fortaleciendo una maquinaria electoral con una eficacia solo equiparable con la del Movimiento Popular Neuquino.
Conformada en sus orígenes por peronistas y radicales díscolos al calor de la transversalidad kirchnerista, hay un rasgo que define a la Renovación mejor que cualquier otro: su olfato para leer la coyuntura y actuar en consecuencia. Un timing que llevó a Rovira a ser el primer referente provincial en bendecir la candidatura de Daniel Scioli. Y a evitar, en 2013, cuando el desbande en la filas kirchneristas parecía interminable, que Maurice Closs –por entonces gobernador y hoy distanciado de la órbita renovadora– rompiera lanzas con Cristina Kirchner para ir corriendo detrás de Sergio Massa. En ese sentido, la decisión de jugar en las elecciones a diputados nacionales de 2019 con “boleta corta” fue un movimiento que, pese a haber fracasado, es imposible de ser comprendido por fuera de esta lógica. “Ganamos en autonomía”, se consolaban en su momento algunos renovadores pese a haber perdido dos bancas en el Congreso.
La relación del gobierno misionero con Alberto Fernández no escapa a esta dinámica de cálculo político. Si bien Oscar Herrera Ahuad, el actual gobernador, mantiene un vínculo estrecho con el presidente, esa cercanía tuvo sus altibajos a lo largo de la gestión. El federalismo que tanto pregonaba Fernández no se cumplió tal cual lo esperaban muchos de los gobernadores. Y la situación excepcional que generó el cierre de fronteras por la pandemia le permitió a Rovira poner sobre la mesa un tema clave: el problema de las asimetrías económicas entre Misiones y sus países limítrofes (Brasil y Paraguay), con quienes comparte más del 90% de su frontera.
El veto a la zona especial aduanera, un beneficio incluido en el Presupuesto 2021 por el propio gobierno nacional y luego borrado de un plumazo mediante un decreto presidencial, abrió heridas que parecían incurables. Sin embargo, el pragmatismo siguió primando entre los misioneros y la Casa Rosada, y la alianza parlamentaria que le permite al Frente de Todos destrabar las discusiones más difíciles en el recinto de la Cámara baja continuó vigente. Como se pudo ver a lo largo de lo que va de 2021, el bloque de tres diputados que responde a Rovira votó cada una de las leyes propuestas por el oficialismo en el Congreso, como ya lo hiciera en su momento con Cambiemos.
“Gobernabilidad con gobernabilidad se paga”, es la frase que –repetida como un mantra por lo funcionarios– mejor sintetiza el espíritu estratégico que la Renovación supo tejer en su relación con los inquilinos de turno de Balcarce 50. Fue así que Rovira encontró en “el misionerismo” el paraguas perfecto bajo del cual apuntalar su poder. El rescate simbólico de Andresito Guacurarí, el prócer guaraní que luchó en la guerra de la independencia en el bando artiguista y que tiene su monumento en la costanera de Posadas, fue uno de los pilares fundamentales para terminar de fundar ese relato provincialista que este 6 de junio volvió a refrendarse en las urnas.