Salta: entre la apatía y el desarme de la grieta | Revista Crisis
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Salta: entre la apatía y el desarme de la grieta
Una evidente apatía del electorado quedó plasmada en el histórico bajo porcentaje de votantes. Las principales fuerzas nacionales de ambos lados de la grieta sufrieron un nuevo revés en la provincia de Martín Miguel de Güemes. Se hicieron fuertes nuevos emergentes políticos, provenientes de los medios de comunicación, quienes capitalizaron desde las filas del oficialismo un descontento que crece al compás de una severa crisis económica y el mal manejo sanitario.
Ilustraciones: Martina Cúneo
16 de Agosto de 2021

 

En las elecciones provinciales salteñas solo votaron dos de cada tres empadronados (64%), pero el dato más impactante fue la cantidad de electores que sufragaron en blanco: el 13%, muy por encima del 3% que era hasta ayer el promedio histórico. Se trataba de una elección legislativa en la que se ponían en juego 30 diputados, 12 senadores y 343 concejales.

El gobernador Gustavo Sáenz logró neutralizar al Frente de Todos y en menor medida a Juntos por el Cambio +: separó los comicios provinciales de los nacionales y armó dos listas propias sin mezclarse con ninguna de las fuerzas que protagonizan la grieta. Concretamente, lo que armó Sáenz fue un frente de centro derecha denominado Unidos por Salta, que aglutinó a partidos conservadores y a dirigentes que emigraron de Cambiemos tras el fracaso presidencial de Mauricio Macri. Y, en paralelo, un rejunte que incluía al partido Justicialista y a ex kirchneristas que se llamó Gana Salta, para hacer tributo a las iniciales del gobernador y dejar en claro a quien tributa esa fuerza.

El oficialismo provincial logró quedarse con 20 diputados de los 30 en juego y 9 de los 12 senadores. Sáenz dejó anoche un mensaje claro en medio de la euforia: “Es un orgullo decirle al país que en Salta no hay grieta”.

En la capital provincial, principal distrito electoral, la suerte fue distinta. En la categoría Senadores, el candidato oficialista de Unidos por Salta, Emiliano Durand, obtuvo un contundente 32% de los votos pero la sorpresa llegó desde Juntos por el Cambio que logró el segundo lugar con un lejano 17.48%, imponiéndose a Gana Salta (la otra fuerza pergeñada por Sáenz) y duplicando al Frente de Todos (9.17%) encabezado por Pamela Ares.

En diputados el oficialismo provincial logró 4 de las 10 bancas en juego, con el candidato “Vitin” Lamberto, ex periodista y actual Secretario de prensa provincial, como el más votado, con un 21%. En segundo lugar se ubicó el medico Bernardo Biella del partido local Salta Independiente, relegando a un tercer lugar a Juntos por el Cambio, que conservó su caudal electoral logrando dos diputados provinciales pero no pudo hacer pie en el interior de Salta. Las otras dos bancas fueron para el Frente de Todos y el romerismo. El Frente de Izquierda y el radicalismo perdieron las bancas que ponían en juego.

También se elegían 60 convencionales constituyentes para una reforma política de la constitución que busca limitar los mandatos y la inamovilidad de los jueces de corte. El proyecto es reducir de tres a dos mandatos consecutivos la duración de los mandatos de los gobernadores y la misma cantidad para los intendentes que hoy en día gozan de reelecciones ilimitadas. Para el caso de los jueces de la Corte Provincial se intentará poner fin a su elección cada seis años para dejarlos firmes en sus cargos hasta su jubilación. El oficialismo se quedó con al menos dos tercios de los convencionales electos.

 

cuarto poder

Todo esto se dirimió en las pantallas del voto electrónico, sistema instaurado por el ex gobernador Juan Manuel Urtubey. Las quejas de los partidos minoritarios para auditar el código fuente siempre alimentan la polémica sobre su seguridad.

A los frentes nacionales no les alcanzó con la visita de ministros nacionales como Claudio Moroni, el ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, quien llegó una semana antes para brindar su apoyo a la candidata del Frente de Todos Pamela Ares. Ni tampoco de dirigentes polémicos como Patricia Bullrich o los saludos a la distancia de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta.

A la campaña política en Salta le faltó de imaginación. Los candidatos, atentos a la apatía pandémica, mantuvieron sus mensajes de campaña lejos de cualquier tipo de exabrupto que los empujara a los límites de la polarización. Las voces indistinguibles de los candidatos se sucedieron y diluyeron entre el canto de sirenas de los cazadores del voto de la antipolítica y la habitual lucha por el derecho de arrogarse la representación provincial de las dos fuerzas nacionales mayoritarias.

Alguna cuota de novedad llegó desde el candidato a senador Emiliano Durand, quien encabezó la lista a senador por la oficialista Unidos por Salta. El periodista y abogado, dueño del sitio qué pasa salta, reconocida figura mediática por la conducción de dos programas en canales locales, plebiscitó su carisma metiéndose en el barro electoral y fue el triunfador de la contienda.

Emiliano Durand representa un emergente de la pandemia. Pero el error sería pensar que se trata de un outsider de la política. Se trata de un conocido periodista que entiende los códigos y ha estado siempre vinculado a importantes dirigentes provinciales, como su breve paso por la jefatura de gabinete del ex intendente capitalino Miguel Isa. Alejado de un discurso periférico, se animo sin embargo a hablar de una transformación de la política con un nuevo tipo de representatividad. Durand no es un fenómeno aislado. Muchos se animan a trazar un paralelo con Facundo Manes, un candidato que se plantea como una alternativa al larretismo y busca ser la esperanza de la vuelta del radicalismo al centro de la escena, con una fuerte disputa en los votantes de clase media. Durand, si bien encolumnado con el gobernador Sáenz, se arroga vuelo propio como un pastor que entusiasma y trae esperanza al electorado descreído de la clase política y sus programas.

 

rebelión gaucha

En Salta hay dos eventos que ningún candidato con pretensiones puede desconocer: uno es la fiesta en Conmemoración al Señor y la Virgen del Milagro, que reúne a miles de fieles cada 15 de septiembre. El otro ocurre todos los 17 de junio: el aniversario de la muerte del héroe gaucho Martin Miguel de Güemes. Se trata para la comunidad local de un acontecimiento popular y simbólico que trasciende a los que se arroban su memoria, es decir, a los sectores más conservadores y tradicionalistas.

Este año se festejó el bicentenario de su muerte. Por la pandemia estuvieron prohibidos los desfiles tradicionales que prometían albergar a más de 10 mil gauchos de todo el país. En su lugar únicamente se organizó una ceremonia con presencia de dirigentes políticos. Tal es así que la visita de Alberto Fernández para homenajear al héroe gaucho no pasó inadvertida. El histórico anuncio de la nominación del billete del General Martin Miguel de Güemes fue opacado por la polémica surgida a raíz de la de la presencia de los movimientos sociales que rompieron todos los protocolos para conseguir un saludo del primer mandatario. Ese desacato provocó una reacción de los sectores gauchos dirigidos por la muy conservadora Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes. Antes de las ceremonias de conmemoración, este grupo había amenazado con “tomar Salta” con una gran marcha gaucha por la ciudad, desconociendo la situación sanitaria de la provincia y desafiando a las autoridades del Comité Operativo de Emergencia (COE) que impedían cualquier tipo de aglomeración.

La ciudadanía, otra vez fuera del radar de la política, no tuvo más opción que mantenerse como espectadora de un bochorno que se convirtió en un anticipo del comportamiento electoral. La repercusión en la opinión pública por los desbordes logró mellar aún más a la golpeada gestión de la pandemia de la clase política. El desencuentro entre las fuerzas de seguridad nacionales y las fuerzas provinciales al mando de Juan Manuel Pulleiro, ministro de Seguridad, conocido por reivindicar el terrorismo de Estado, continuó días después con una investigación del Ministerio Publico Fiscal por incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Las consecuencias políticas para el oficialismo provincial terminaron por diluirse gracias al domo mediático del gobernador Gustavo Saénz, amigo personal de Sergio Massa. Las culpas recayeron directamente en los candidatos del Frente de Todos que contaban con pocas expectativas electorales antes del escándalo. Es sabido que el pase de un partido político a otro es menos cuestionable que enfrentarse a la tradición del poncho salteño.

 

falta de clases

En el marco de la coyuntura electoral, la emergencia del conflicto social era previsible. Luego del receso invernal, el paro docente fue creciendo poco a poco en la provincia. La exigencia de la reapertura de paritarias para no perder nuevamente frente a la inflación, puso en el centro de la campaña a la economía como principal problema. Los docentes autoconvocados y los gremios reclamaron también obras en las escuelas y la revisión de los protocolos de bioseguridad. Con numerosas marchas hacia la Casa de Gobierno, cortes esporádicos de accesos en distintos lugares de la provincia y el acampe en la Plaza 9 de Julio, plaza principal de la capital salteña, con la presencia de un fuerte operativo de seguridad, los funcionarios tomaron nota e intervenieron despejando rutas y desligando sus responsabilidades en las paritarias nacionales. Si bien el impacto electoral fue menor, contribuyó a fortalecer a los candidatos que se presentaron por fuera de la corporación política.

A primera vista se podría pensar que Salta conformaría una suerte de excepcionalidad por la buena performance de sus candidatos emergentes alejados de la grieta. Pero a esa supuesta renovación política siempre se le termina por imponer la hegemonía de una clase política tradicional que nunca saca los pies del plato y que ahora buscará aplacar las zozobras de la gestión.

Salta reafirmó su impronta localista y volvió a imponerse a las fuerzas nacionales en todo el territorio provincial. Nuevos dirigentes lograron capitalizar el descontento social y plantearse como una salida a la crisis de representatividad.

La elección a legisladores nacionales, sin embargo, promete un desarrollo distinto. El acuerdo entre el oficialismo nacional y el gobierno provincial augura un sólido triunfo del Frente de Todos que le permitiría ganar dos de las tres bancas de diputados en juego. La estrategia no solo fue la unidad del peronismo sino dividir al adversario: la centro derecha irá partida en tres espacios nítidos y nada asegura que Juntos por el Cambio pueda renovar la banca que pone en juego. Pero esa será otra historia.

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