Es una soleada tarde de un abril otoñal en el barrio Autódromo de la ciudad de Salta. Reina el silencio, algo pocas veces visto en un acto político. “Treinta y dos”, dice Emiliano Estrada (EE) frente al micrófono y los ojos de los presentes rápidamente recorren sus cartones para chequear si la suerte les juega a favor para ganarse el asado del Día del Trabajador. “Ciento cuarenta y dos”, anuncia ahora EE, un dirigente ya familiarizado con los números. Es Licenciado en Economía, fue ministro de Economía (2017/2019) durante los últimos años del gobierno de Juan Manuel Urtubey (JMU) y actualmente es diputado nacional del Frente de Todos. Cantar números es prácticamente su oficio.
Viste un jean y una camisa celeste con las mangas espontáneamente dobladas, dando un aspecto serio pero jovial. EE se despide de la gente y les solicita el acompañamiento con su voto porque “este 14 de mayo tenemos la oportunidad de solucionar los problemas de agua, de luz, de médicos. Podemos tener una Salta distinta y acompañar a los jóvenes, que es lo más importante”. Luego nos dice a los periodistas allí presentes: “la gente está cansada del discurso político ideologizado, por eso cada vez que puedo, aprovecho para conversar y reírme con ellos”.
Otros candidatos del frente electoral Avancemos aprovechan el intervalo para hablar con las personas y repartir folletos. Hay militantes kirchneristas del Partido de la Victoria, referentes del partido Ahora Patria, conservadores liderados por Alfredo Olmedo (cercanos a Javier Milei), también hay integrantes del partido Salta Independiente -un desprendimiento de la UCR liderado por profesionales. “Aunque ahora nos ven así de separados, nos llevamos muy bien”, asegura Eduardo Virgili, candidato a concejal del olmedismo, que luce un sweater amarillo, color identitario del sector. En Avancemos también aparecen ex militantes del oficialismo liderado por Gustavo Sáenz (GS) y hasta operadores políticos que veinte años atrás asesoraban a Juan Carlos Romero (JCR), quien gobernara la provincia durante doce años (1995/1999; 1999/2003; 2003/2007).
En una provincia donde todavía reina un orden profundamente conservador, dominada por los mismos apellidos de la aristocracia hace 200 años, con gobiernos caudillistas que proclaman un discurso contra el porteño que concentra los recursos del país, ¿cómo es que un economista de tan solo 37 años logró convencer a espacios políticamente diferentes -peronistas, kirchneristas, conservadores e independientes- para construir este gran frente electoral que se propone destronar al oficialismo?
eterno retorno
Nació en 1986 en el seno de una familia de clase media. Sus progenitores marcaron en gran parte su carrera. Su madre, Silvia Yarade, es hermana de Fernando Yarade, quien fue ministro de Economía de JCR (1997/2000), Jefe de Gabinete de JMU (2017/2019) y el gran operador del Banco Macro. Su padre, Rafael “Nene” Estrada, le brindaría la base de su formación política.
En su juventud, el Nene fue un reconocido dirigente de la JUP. Con la llegada de la dictadura militar, su lucha lo llevaría a esconderse durante nueve años en un pueblito del interior salteño llamado “Potrero de Chañe” para no ser desaparecido por el comisario Joaquín Guil que le había jurado la muerte y que en 2011 fue sentenciado a prisión perpetua por el secuestro de Miguel Ragone, el único gobernador desaparecido en Latinoamérica. Su familia pensó que había muerto. Pero Estrada construyó una escuela de piedra y comenzó a ser reconocido como el “maestro Pastrana”, para despistar a quienes lo perseguían. Con el retorno de la democracia, volvió por su viejo amor, Silvia Yarade, se casó y dieron a luz a Emiliano y a su hermano Ezequiel.
Fue el padre de EE quien le dio una mirada distinta. Lo llevaba por comedores y merenderos, donde ya contrastaba la realidad de su vida con lo que luego se consolidaría como la realidad para la mayoría de los salteños: la cruda pobreza. Le transmitió ese “olfato” construido a fuerza de una dura experiencia, como el sexto sentido de saber “si alguien te va a cagar”, de estar “alerta y atento”. Un eterno retorno conmueve a Emiliano cuando en sus recorridas por la provincia la gente lo ve a su viejo.
Estudió en el Bachiller Humanista, reconocido instituto de educación privada, el favorito de la elite local y en donde numerosos políticos se formaron, como es el caso de los últimos dos gobernadores. En 2007 emprendió rumbo a Buenos Aires, donde estudió Economía, para luego volver como un joven sobresaliente en 2016 y un máster bajo sus brazos. A los 31 años, se convirtió en el ministro más joven de Economía de la historia salteña.
alto rubilingo
“Te vas a quemar, estás loco para ir tan joven a ese ministerio”, le decían sus amigos y allegados para evitar que aceptara conducir la cartera de Economía. En ese entonces Urtubey, actual precandidato a la presidencia del peronismo Federal, buscaba renovar su gabinete luego de diez desgastados años de gobierno. Dos hechos marcaron la gestión de EE. En primer lugar, haber logrado un superávit fiscal después de seis años de déficit. Según Claudio del Plá, del Partido Obrero, lo consiguió sobre la desvalorización del 15% de los sueldos de la administración pública. Por otro parte, EE participó en 2017 de la firma del Pacto Fiscal que selló el gobernador JMU con Mauricio Macri, que significaba un incremento de las alícuotas de los impuestos provinciales bajo la promesa de que en un futuro cercano bajarían, algo que finalmente nunca ocurrió y motiva desde entonces el reproche de legisladores saencistas.
EE defiende su perfil técnico: “Te lo pueden decir los intendentes de esa época, yo era el único ministro que hacía política: recorría los municipios, hablaba con la dirigencia y no era simplemente un funcionario de Excel. Pero me ven de 1,90, rubilingo y economista, y creen que soy un golden boy. Yo no me puedo hacer cargo de los prejuicios de otro”. El calificativo fue utilizado durante el gobierno de JCR, actual senador nacional de JxC, hijo de Roberto Romero (gobernador entre 1983 y 1987), recordado dirigente popular que legó un hijo con cintura política pero, sobre todo, con destreza para los negocios. Juan Carlos puso la provincia a tono con los 90, la década de las privatizaciones y las luchas sociales. Su gobierno dio rienda suelta a una generación de políticos jóvenes, de estándares hegemónicos, blancos y rubios, en lugares centrales del gobierno: Fernando Yarade, JMU, el ex diputado nacional Javier David, entre otros. Una camada de políticos que persiguen como un fantasma a EE, por una dirigencia que lo señala como su continuidad.
oficialista y opositor
En 2019, EE dejó ser funcionario y fue candidato a vicegobernador acompañando al actual senador nacional, Sergio “Oso” Leavy, por el Frente de Todos. El voto popular le daría la victoria a GS, quien para esa contienda se largó con un partido propio bajo el nombre PAIS y se alió con JxC. Con el tiempo y la falta de coincidencia política, GS rompió con los amarillos para definirse como un mandatario de los salteños a secas, “sin jefes en Buenos Aires”. El gobernador se diferenció así del estrecho vínculo de JCR junto a Carlos Menem y de JMU con Cristina Kirchner, a la vez que decidió no reivindicar -al menos, públicamente- haber sido en 2015 el candidato a vicepresidente en la fórmula renovadora que encabezó Sergio Massa. Bajo la bandera de Salta como ente ideológico en sí mismo, de corte provincialista, GS consolidó un gabinete subdividido y con correspondencias partidarias variopintas.
En 2020, EE volvió a irrumpir en la escena como Subsecretario de Relaciones con el Interior, secundando a Eduardo de Pedro en el Ministro del Interior. “No lo conocía a Wado, me convocó para ser parte del gabinete y a partir de eso empecé a leer el escenario político que se venía”, aclara el economista. Al año siguiente, por acuerdo del FDT y el saencismo, fue el candidato a diputado nacional de ambos oficialismos, con la única condición impuesta por el gobernador de que el segundo lugar fuera para Pamela Caletti. Al mismo tiempo, el PJ recobró vida luego de años de servir estrategias políticas de los gobiernos locales. EE asumió como parte de la Comisión de Acción Política, en una búsqueda del saencismo por desembarcar a sus funcionarios y alinear el partido. Públicamente el gobernador se declaró “prescindente” de la elección, aunque luego se conociera que también mantuvo diálogos con JxC.
Luego de ganar la interna del FDT, EE fue el candidato más votado y le garantizó el ingreso a su compañera de fórmula. En cuatro años, EE pasó de ser ministro a candidato a vicegobernador, a funcionario nacional, a diputado nacional y ahora ya no solo es postulante a gobernador sino también el principal opositor del gobierno provincial.
sí se puede
“Fue un domingo a la noche. Estábamos en el bloque y fue Martín Guzmán a plantear cómo iba a ser el acuerdo con el FMI. Como tengo un buen equipo de economistas, le hice todo un planteo en función de los números que habíamos calculado y no me pudo responder porque no tenía conciencia numérica. Le dije que el acuerdo era inflacionario y voté negativamente”, recuerda EE sobre su polémico voto negativo, que fue el inicio del quiebre con GS, quien le había pedido acompañar el proyecto.
Con el voto negativo y el vínculo con Wado, el rótulo de “militante de La Cámpora” se fue intensificando. Pero él lo define únicamente como “un vínculo laboral”. De hecho, EE no encontró afinidades con el gobernador, pero tampoco con el FDT nacional, quien ve en GS un aliado del espacio sostenido en la amistad con Massa. “Tenemos un gobierno que es un desastre en términos de gestión. No encontré acompañamiento en lo que planteaba sobre Salta y ahí empecé a armar el espacio provincial”, explica a crisis.
Las reuniones privadas empezaron en mayo del año pasado, en la casa del propio economista. El primer convencido fue su actual candidato a vice. “Che, nosotros competimos, todo bien, pero fíjate que este año de trabajo presentamos quince proyectos juntos en el Congreso. ¿Por qué no armamos un espacio que le discuta la gestión a Sáenz, dejando de lado los espacios nacionales?”, le propuso. Poco a poco las reuniones se hicieron más seguidas, aunque siempre en silencio. Fue Ricardo Villada, actual ministro de Gobierno, quien lo compartió en redes y lo caratuló de “alta mezcla”. Curiosa apreciación, cuando GS albergó en su provincialismo a referentes del PRO, radicales, peronistas, romeristas, Libres del Sur, entre otros. La lógica de un juego político que elimina las diferencias partidarias en pos de la adhesión a una figura fue una estrategia inaugurada por el oficialismo que ahora puso en marcha EE reuniendo a los sectores opositores.
Como respuesta, la voz del oficialismo fue picante en búsqueda de un efecto yunque: “Estrada traidor, el candidato de La Cámpora”. EE se defiende: “Me reprochan ser falto de lealtad, pero ¿por qué tengo que ser un súbdito y un esbirro como el resto de la política salteña? Les dije que estaban confundidos, soy diputado por el voto de los salteños”.
Para el consultor Benjamín Gebhard, ese intento desmedido por asociar a EE con La Cámpora se debe a un estigma construido desde la derecha mediática. “Pero Salta no deja de ser una provincia chica, con una dirigencia política que es conocida por los sectores mediáticos, económicos y empresariales. El poder en Salta y los medios de comunicación saben muy bien quién es EE y ese estigma no funciona”.
“La política salteña se ha convencido de que la política no existe, que lo único que existe es la gente con plata y con poder. Eso es muy chocante para alguien que sí cree en la política, como yo”, resalta EE. “Nada de esto se puede hacer porque Sáenz tiene toda la plata, porque ya tiene todo el oficialismo comprado, a los intendentes”, le decían cada vez que planteaba la necesidad de armar un gran frente provincial y opositor. “Yo siempre les respondía que con esa mirada Macri no podría haber perdido nunca porque tenía los grupos empresarios, tenía la provincia, la Ciudad, la Nación, la benevolencia de los medios y, sin embargo, perdió. Cuando la gente quiere cambiar, cambia. Y le tenés que dar una alternativa superadora”, reflexiona el candidato.
Pero la estructura de la política salteña, que hace muchos años se encuentra bajo la férrea conducción del gobernador, legitimado por abrumadores oficialismos legislativos que poco pueden controlar o incidir en las respectivas cámaras de Senadores o Diputados, le quiere dar un segundo mandato a GS. Romper ese esquema, el de la política tradicional, no es una tarea sencilla.
salta el litio
El litio, mineral base para la fabricación de baterías y productos electrónicos, se convirtió en oro no solo en la provincia sino en la región. Salta se consolidó como una de las provincias más atractivas para invertir en minería debido a sus condiciones geográficas, geológicas, naturales y por políticas de estado que lo definen como la gran oportunidad para el desarrollo provincial.
Hoy 19 empresas realizan exploraciones de litio y 60 proyectos mineros se llevan a cabo mayormente en la puna salteña. Se trata de más de 2.466 millones de dólares, lo que ubica hoy a la provincia como el segundo lugar en cuanto a las inversiones mineras que realizan empresas extranjeras. Según el instituto canadiense Fraser, Salta lidera en Sudamérica el ranking de “mejores condiciones para invertir en minería”. Las pautas legales propicias para el sector inversor se sustentan en lo establecido por el Código Minero vigente desde la Reforma Constitucional de 1994, otorgando el dominio originario de los yacimientos a las provincias y concediéndole tan solo el 3% de regalías sobre el valor en boca de mina.
La minería se constituye como la gran oportunidad de Salta, proclama el oficialismo. Pero poco se ve en el interior salteño y en las zonas en donde se llevan a cabo estos proyectos extractivistas. “Si la Pampa húmeda hace 200 años posee la ventaja de tener los suelos más ricos, si el sur viene explorando con YPF el petróleo y el gas, y por eso son provincias ricas con regalías, ¿por qué ahora que nos toca a nosotros se va a meter la Nación?”, asevera EE para explicar su postura negativa a la declaración del recurso como estratégico y pone el foco en la visión del gabinete provincial. El candidato prefiere hablar de industrialización local del recurso y desarrollo de una cadena de valor -desde proyectos de inversión, el catering hasta la tecnología de innovación- protagonizada por las pequeñas y medianas empresas.
Una oportunidad de estas dimensiones ya se presentó muchos años atrás, cuando YPF tenía un polo productivo en el norte de la provincia y daba trabajo a más de 3 mil familias. Sin embargo, con la privatización y el remate del petróleo aquellos municipios de prosperidad se convirtieron en pueblos fantasmas, provocando éxodos de cientos de familias y problemas estructurales.
A partir del año 2025 Salta va a empezar a recibir alrededor de 70 millones de dólares y en 2027 ya son casi 100 millones de dólares anuales en regalías, según los cálculos que realiza EE: “Esto significa que la provincia va a poder aumentar su independencia fiscal de la Nación en alrededor de 7 puntos diferenciales”. El economista resalta que este ingreso excepcional se debe invertir en desarrollo para “los lugares que hoy no van a recibir el beneficio de la minería; así como en algún momento Capital recibió los beneficios de los hidrocarburos, llegó el momento de recomponer a ese aporte que hicieron en su momento”.
mi mundo financiero
Ser el sobrino de Fernando Yarade siempre le significó a EE estar asociado con el Banco Macro, agente financiero de las cuentas públicas de la provincia. Fue el banquero Jorge Brito quien en los noventa, con el objetivo de expandir el Macro, compró el Banco Provincia salteño, junto al de Jujuy y Misiones. De ahí en más, la entidad se consolidó como una de las empresas más importantes de la región, auspiciando gobiernos y figuras políticas, en el afán de ese lobby que bien supieron poner en prácticas figuras como “el flaco” Yarade.
“Es el clásico político joven, funcional a los intereses del capital concentrado. Es una versión de Urtubey trece años más joven. Un gerente de los intereses de los grupos económicos. Con Sáenz encabezan una puja por la gestión del Estado en favor de los mismos grupos concentrados, que siempre han sido beneficiados por los gobiernos de Romero, como el Banco Macro”, retrata Del Plá, su opositor por izquierda.
Por el contrario, ese diálogo con el poder financiero es para EE un valor a reivindicar. “Mi mayor vínculo es con empresarios”. Y reivindica la startup que crearon junto a su hermano en Londres para “democratizar el acceso a servicios financieros”, que se sostiene gracias a inversores como el campeón del Dakar, Kevin Benavides. O la publicidad de su frente Avancemos que se pasó en el estadio Madre de Ciudades, en el marco del partido de Argentina vs. Curazao y llamó la atención de todo el arco oficialista, que hizo circular los costos de publicitar en un evento de tal magnitud. “Pasa que tengo amigos que son empresarios, no empresarios que son amigos. No pagué nada por eso”, se defiende el economista.
EE maneja efectivamente una nutrida agenda de contactos, que recolectó desde su paso por el recreo del Bachiller, los pasillos de la UBA, los amigos de la vieja guardia peronista en Salta, y del poder financiero por parte de su familia materna, que se combinan con su versatilidad para dialogar con variados sectores. “Los gobernadores deberían hablar con los grandes empresarios de la provincia”, remarca.
“Dependiendo para dónde calienta el sol, me pegan con una cosa o con la otra. En la campaña 2019 me decían que yo era el candidato del Macro porque tenía vínculo con Jorge Brito padre. Después no, que soy comunista amigo de Evo Morales”, dice con altanería. “Mi gran virtud es que yo hablo con todo el mundo, tengo muy buen vínculo con los empresarios. Puedo tener diálogo político con dirigentes sociales y de todo saco algo positivo”.
¡bingo!
Gerhard concluye: “El saencismo no logra hacer un relato propio. Es terriblemente conservador y cero innovador. Mantuvo el statu quo y no hubo reformas profundas en las dimensiones que abarca el Estado. La gente no percibe que de ganar o de perder, su vida va a mejorar o empeorar, porque no está claro qué políticas defiende”.
El domingo 14 de mayo, 1.082.462 salteños irán a las urnas. Deberán elegir un gobernador, 30 diputados, 11 senadores provinciales, 60 intendentes y 343 concejales, con Boleta Única Electrónica. Aparte de EE con su frente “Avancemos”, y GS al frente de “Alianza Gustavo gobernador” (que lidera las encuestas), se presentan diez candidatos más: Miguen Nanni y Virginia Cornejo por JxC, Pino Paz Posse y Lorena Farjat D’Alessandro por Salta Avanza (de impronta liberal) y cuatro listas del Frente de Todos, más otras cuatro de partidos de izquierda.
“Cuando yo tenía nueve años, Gustavo Sáenz era concejal. Estamos compitiendo contra eso”, asegura EE. Resalta que se deja guiar por lo que piensa y se define como “un rebelde” de la política tradicional: “Yo tengo una forma que es muy rebelde para una organicidad”.
El economista asegura que, de obtener la victoria, habrá vencido a “treinta años de dirigencia política y se abre una nueva etapa, porque no tengo acuerdos con nadie ni con una estructura de poder vigente”. Si pierde, “aparece una incomodidad para el sistema de poder provincial. Si pierdo, voy a conducir el espacio que construí. Lo que hemos visto del PJ es que no importa que lo conduzca gente que estuvo militando para Macri hace cuatro años. Le da lo mismo esa pérdida de identidad. Hay que reconstruirla. Creo en una fuerza provincial que permita discutir el poder de Salta desde una nueva expresión”.
Estas elecciones sale a jugar una estructura que busca conservar los acuerdos de poder existentes, bajo la reelección de Sáenz. Y un frente opositor que dejó de lado las diferencias ideológicas y pretende modificar una provincia acostumbrada a largos períodos de caudillismo gubernamental. Sin embargo, en caso de no lograr la victoria, EE seguirá cantando los números del juego con los empresarios, bailando con los referentes de distintos partidos políticos y desafiando al sistema que lo hizo triunfar y que él mismo puede usar para reconstruir un cartón a su favor: ¡Bingo!