La historia nunca se repite, lo sabemos. Pero a veces regurgita. En 1975 Argentina vivió un momento de encrucijada. La crisis financiera internacional impactaba sobre la economía argentina, luego de once años de crecimiento continuo, poniendo en jaque el modelo implementado por José Ber Gelbard. La pérdida de reservas en divisas, la imposibilidad de sostener los acuerdos de precios y la ruptura del Pacto Social, fueron algunos de los síntomas que determinaron la renuncia del Ministro de Economía de Perón, tras la muerte del propio líder.
La anécdota del Rodrigazo es conocida: el 2 de junio asume Celestino Rodrigo al frente del Palacio de Hacienda, y dos días después anuncia un paquete de medidas inesperado, con el objetivo manifiesto de “sincerar la economía”. Devaluación del 134 %, suba de todos los servicios públicos, liberación de los precios, y aumento de las tasas de interés. Como consecuencia, se dispara la inflación y las movilizaciones populares estallan. El experimento dura 49 días.
El artículo que hoy publicamos apareció en el número 29 de la revista crisis, en septiembre de 1975. Se trata de un análisis en tiempo real de los supuestos y las características principales del Plan Rodrigo. Leído desde hoy, el escrito nos ayuda a comprender por qué ciertos fenómenos se reiteran, como los temas de un disco de vinilo rayado.
En uno de los párrafos iniciales, leemos: “¿Cómo ha sido posible que la etapa iniciada en 1973 haya desembocado en, o por lo menos pasado por, el llamado Plan Rodrigo? ¿Cuáles han sido las causas de que un proceso que comenzó enarbolando las banderas de la liberación nacional llevara dentro de sí una etapa (...) de aplauso y respaldo al capital trasnacional? La respuesta no es difícil, y se encuentra en la pervivencia de las bases socioeconómicas de dicho plan; en el mantenimiento de los aspectos de la realidad nacional sobre los cuales dichos intentos cobran fuerza. Son los mismos aspectos y sectores que han servido de soporte y de vehículo a toda política antipopular y de preservación de la dominación imperialista en Argentina (...) En la medida en que no desaparezcan las apoyaturas estructurales de estos intentos, ellos habrán de reiterarse.”
el autor
“La filosofía del café con leche” apareció firmada con un nombre para nosotros desconocido. En la página dedicada a explicitar ciertos datos de los autores, se lee una mini-bio improbable:
Oscar Silva (1937). Argentino, nacido en Goya (provincia de Corrientes). Estudió economía en la Universidad de Córdoba y, con una tesis sobre el tema "Monoculitvo y dependencia", se doctoró en la London School of Economics. Ha publicado diversos trabajos en revistas especializadas. Su actividad intelectual no le ha impedido destacarse como deportista: en los juegos Interuniversitarios europeos de 1960, ocupó el segundo lugar en el certamen de pentatlón.
Las averiguaciones nos permitieron dar con el verdadero escriba. Se trata de Carlos María Vilas, politólogo, autor de numerosos libros (entre los que se destaca La revolución sandinista, premio Casa de las Américas en 1984), que hoy se desempeña como Presidente del Ente Regulador de Agua y Saneamiento en representación del Gobierno Nacional. Él mismo nos explicó por qué hizo uso de un pseudónimo:
"Oscar Silva es un nombre de encubrimiento que inventé jugando con las letras de Carlos Vilas. En 1975 yo trabajaba en la CEPAL Buenos Aires y para publicar fuera del organismo tenías que pedir previa autorización a la sede en Chile, que normalmente lo negaba para textos de índole política. Así que cuando Galeano me invitó a escribir en crisis opté por inventarme un seudónimo; por cierto en la primera nota (un extenso artículo sobre el "Plan Rodrigo", que ilustró Fontanarrosa), Eduardo le hizo una simpática biografía de presentación. Luego, cuando me pidió redactar un librito para la colección Cuadernos de Crisis (cuyo título fue "Las empresas multinacionales en Argentina") la cosa se me complicó, porque le puse mucha investigación al asunto y me daba pena regalarle ese esfuerzo a Oscar Silva. Por eso aparecimos juntos, con una aclaración previa que decía más o menos "este libro se basa en las notas de un Seminario que sobre este tema impartió Carlos Vilas en la Universidad Nacional de La Plata a inicios de 1974 (es decir, antes de mi ingreso a la CEPAL y antes de mi salida de esa universidad); la redacción de crisis encomendó a Oscar Silva la elaboración del presente texto". El librito se publicó un par de meses después del golpe, yo ya estaba afuera del país, e hicimos una reedición (expurgada de varias erratas) en Santo Domingo, con Taller de Ediciones, una editorial ligada al Partido Comunista Dominicano. Fue posiblemente el primer estudio con sólida base de datos de fuente serie sobre las empresas multinacionales. Después, Oscar Silva reapareció en Nicaragua a principios del gobierno Sandinista, escribiendo notas de opinión en Barricada, y durante algún tiempo fue comentarista de política internacional en Radio Sandino. Desde entonces no he vuelto a saber de él..."