La primera vez que Javier Milei estuvo cara a cara con Mario Russo, su estratega en jefe de campaña, fue a fines de marzo de 2021. Esa vez, el consultor se paró frente a un pizarrón y diseñó el organigrama electoral que actualmente usa La Libertad Avanza en la Ciudad. Russo le dijo que iba a utilizar el mismo método que desarrolló Carlos Salvador Bilardo en la Selección Argentina antes de convocar a Diego Maradona: debían armar un sistema proselitista sobre el que se apoyaría Milei para explotar al máximo sus potencialidades. Cuando terminó la reunión, ya estaba contratado.
Más allá de la relación contractual, la antipolítica fue el lazo que los unió desde el principio. Un matiz: mientras para Russo se trata de un dato de la coyuntura en medio de una crisis profunda, para Milei es un rasgo identitario. No obstante, a partir de ese encuentro comenzaron a dar forma a un candidato que aterroriza a muchos, a la par que es visto por muchos otros como un berretín pasajero de una sociedad enojada.
Salido de las inferiores del peronismo bonaerense y lejos de enamorarse de su Frankenstein citadino, Russo otea futuras tormentas cuando pasen los soles electorales. Admirador de la maquinaria electoral que diseñaron Marcos Peña y Jaime Duran Barba entre 2011 y 2015, y consciente de que para seguir creciendo deben ir por los 196 mil votos de Ricardo López Murphy, Russo trabaja desde las sombras en la sala de máquinas.
Advertencia para quienes leen desde el dogmatismo: el reportaje que sigue es cualquier cosa menos previsible.
consultor bilardista
El día que Russo se presentó frente a Milei y su séquito tenía una idea concreta hacia dónde debían ir: si el 30 por ciento de los votantes porteños son jóvenes que oscilan entre los 16 y los 28 años, ellos tenían que capturar un tercio de ese porcentaje. De ahí que, varios meses antes, se animase a pronosticarle que podían superar el 10 por ciento.
Mario Russo: Esa vez yo armé un organigrama en un pizarrón pensando que un economista matemático [como Milei], que no viene de la política, debía entender lo que le estaba proponiendo sobre cómo tenía que ser su campaña. Antes, a mí me contrataban como consultor para las campañas a través de representantes. Ahora pienso que, en realidad, tenés que tener una charla de pizarrón en la que el candidato vea que vos sabés y no que otro lo cuente en tu lugar.
¿De qué más hablaron en esa entrevista inicial?
- A él le gustó que desplegué una mirada desde la etología [estudio del comportamiento de las especies animales, incluidos los humanos] y a partir de ahí caractericé al feminismo, por ejemplo, y a otros fenómenos sociales, lo cual a él le gustó porque tiene la capacidad de complejizar todo. Todo eso lo escribí en un pizarrón, que es una idea muy bilardista, ya que es esquemático.
¿Qué tiene que ver Milei con el bilardismo?
- Se ha dicho que Javier "es un loco". El tipo de locura de Javier es la de Bilardo, la del metódico, la que nos llevó a salir campeones del mundo afuera de nuestro país y a que nos tuvieran que robar una final por presión de Alemania. Hay una biografía de Bilardo, de Mauro Palacios, que se llama La enfermedad del doctor. Esa enfermedad es la de Javier. El detalle, el trabajo, la disciplina. Un tipo que cuando terminó el acto de Plaza Holanda se fue a preparar una conferencia para el exterior. Un bilardista.
¿Qué le explicaste en el pizarrón durante ese primer encuentro?
- Cómo opera el candidato con el jefe de campaña, con el estratega en jefe de la campaña, que iba a ser yo en el caso de que él decidiera contratarme, y con los que van a hacer investigación de opinión pública cualitativa y cuantitativa. Y a partir de ahí, el rol de la gente de fotografía, video, territorio, redes, etcétera. Podía haber cambios por una cuestión de presupuesto, ya que hay mitos alrededor de que Javier es bancado y la verdad es que es una campaña sin presupuesto, porque a Javier no lo financia económicamente nadie. Las investigaciones de opinión pública se hicieron de forma artesanal, porque costaban un millón y medio de pesos.
El equipo de comunicación de Javier Milei está compuesto por seis personas, cuyo trabajo adquiere mayor visibilidad gracias a los influencers, que en las redes sociales logran entroncar el discurso del candidato libertario con los millenials y centennials. Los principales son el youtuber financiero y candidato Ramiro Marra, el escritor Agustín Laje, Emmanuel Danann y Lilia Lemoine, que es también su asesora de imagen.
Pero para entender la estrategia que Russo le propuso al candidato libertario, hay que retroceder un poco en el tiempo y establecerse geográficamente en el corazón de la Sexta Sección bonaerense.
Mario Russo
pisalo, pisalo
Nacido en 1981, en Bahía Blanca, Russo se formó como politólogo en la Universidad del Comahue. Actualmente, forma parte de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Católica. La primera campaña electoral en la que participó como coordinador de cuadros técnicos fue en 2007, cuando Federico Susbielles, que había llegado al kirchnerismo de Bahía Blanca proveniente del ARI, se postuló como candidato a intendente. Luego, Russo trabajó con Francisco de Narváez y, finalmente, condujo una parte de la campaña que en 2015 le permitió a Héctor Gay convertirse en jefe comunal de la ciudad portuaria por Cambiemos. Dentro del espacio cambiemita de la Sexta Sección su referente era el actual diputado provincial de Cambiemos Santiago Nardelli.
Russo ama todo lo relacionado con el universo de Carlos Salvador Bilardo, quien, para él, representa el método y el trabajo obsesivo.
¿Cómo lo trasladás a tu trabajo en política?
- En 2014, antes de que se forme la estructura de Cambiemos que llevó a Gay a la intendencia de Bahía Blanca, participé de una reunión en la que estaban Héctor [Gay] y todo el PRO local. Ese día di una charla que fue el punto de partida de los grandes problemas que comencé a tener como consultor del espacio y estratega de la campaña, porque dije que había que pisar a los peronistas usando el ejemplo de Bilardo en Sevilla. Había que jugar fuerte, publicarle el auto a los candidatos, etcétera. Esa vez les dije: “Ustedes no conocen al peronismo que está del otro lado”. Los pibes del PRO bahiense no estaban en ese nivel de confrontación agonal en política. Ahí me dijeron que Bilardo no representaba el espacio.
Para el estratega en jefe de la campaña de Milei, “el bilardismo en Juntos es Marcos Peña y Durán Barba haciendo investigaciones de opinión pública. Y la verdad es que son los peores. Son una máquina asesina. Son estudiosos, constantes, son animales”.
Luego de recorrer la curva que lo llevó del peronismo a Cambiemos, en su vida irrumpió Milei. Ocurrió justo en el momento en que Russo se sentía asqueado de la política. Se trataba de un encuentro que condensaba coincidencias y, a la vez, diferencias muy marcadas.
una novia de Recoleta
El círculo áulico de Milei está compuesto por su hermana Karina, que oficia de filtro protector, y su amigo Ramiro Marra, que encabeza la lista de candidatos para la Legislatura porteña. Justamente con Marra, que provenía de la fuerza de Roberto Lavagna, es con el que más conecta Russo, ya que es quien detenta experiencia territorial. A Milei lo conoció como alumno hace 15 años. En esa tarea, Marra es complementado por Marcos Urtubey, hijo del ex gobernador de Salta, de quien heredó una paleta de contactos diversos.
Cuando fue contratado como consultor, Russo comenzó a rastrear estudios cualitativos sobre votantes que habían decidido no volver a apoyar ni a Randazzo, ni a Massa, y que habían quedado encorsetados dentro de la archirrivalidad entre el kirchnerismo y el macrismo. De ahí nace la idea de crear otra polarización a partir de la dicotomía “casta política versus ciudadanos”.
- El único que puede romper con la polarización entre kirchneristas y macristas es Javier, porque quien la rompa tiene que ser de una potencia rara. Entonces fuimos por el treinta por ciento de los votantes que tienen entre 16 y 28 años. Apuntamos a un treinta por ciento de ese total. Ahí, les dije que si a ese tercio lo ganábamos, llegábamos a dos cifras, porque algo más íbamos a pescar. Había que ir en busca de todos los pibes, sin importar de qué comuna eran. Yo quería un rockstar con campera de cuero que íbamos a equilibrar con una mujer conservadora para ir a discutir ese voto.
En una serie de reuniones, se decidió que esa persona fuera la abogada Victoria Villarruel, conocida por sus libros y por encabezar el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas. Para Russo, Villarruel aporta una “batalla cultural profunda”, y a la vez funge cual filtro “para toda la naftalina de la derecha argentina”.
- Victoria no es negacionista [del plan sistemático llevado a cabo durante la última Dictadura], me lo ha dicho a mí. En términos de imagen de campaña, decíamos: “necesitamos la novia de Recoleta del sureño motoquero, necesitamos que la campaña genere eso y se transmita”. No sé si bien o mal, pero hay un poco de eso. Lo que pasa es que Javier es arrollador. Es muy difícil caminar con Javier, porque genera algo fuerte en los pibes y no tan pibes de todo extracto social.
¿Creés que ese carisma fue determinante en el resultado de las PASO, o fue el contexto?
- Cincuenta por ciento y cincuenta por ciento. El cincuenta de Javier es fuerte, incluye carisma, una estética que llegó a una porción del electorado donde se solidificó el voto. El otro cincuenta está atravesado por años de gobiernos de tinte progresista, exceptuando los años del macrismo pero que en términos culturales tampoco fue tan disonante. Rompe con Javier así como en 2001 rompió con Luis Zamora. Eso lo hablé con Javier, a quien le digo: “guarda con la parte de que sos un candidato de la coyuntura”.
¿Qué piensan hacer para que no les suceda electoralmente lo mismo que a Zamora en 2002?
- Es que en realidad la pregunta es qué posibilidades hay de que haya otro proceso de crecimiento económico como el de Duhalde y Kirchner. Zamora desaparece por el crecimiento económico. Creo que es una discusión que se va a dar después del 14 de noviembre.
¿Tienen un proyecto de poder?
- Creo que Javier lo tiene.
Entonces, no está explicitado.
- Por su forma de hablar, creo que tiene una concepción de equilibrio entre las proyecciones de su esquema teórico, económico y político y la posibilidad de que sea amplio. Es mucho más abierta de lo que Juntos cree, no es un Zamora. Su concepción es multiclasista, no es un liberal cerrado.
Una de las sorpresas fue que a Milei lo votaron en barrios de clase baja o media-baja.
- He visto a mucho progresista mirar o saludar con asco a la gente, en cambio Javier, con la gente, en los barrios, es uno más. Es un fenómeno raro, porque de un liberal se espera egoísmo y display de rechazo. En cambio en él, cero. Si alguien lanza un comentario de tinte elitista, antimorocho, a Milei no le gusta e inmediatamente los frena y les aclara que no es peronista pero no es gorila.
Cuestión de estatura
Russo tiene la certeza de que el enfoque más preciso sobre las relaciones de poder entre políticos es el de la sociobiología, por eso subraya que “necesitamos los recursos que da el poder para multiplicar nuestro éxito reproductivo. Eso es básicamente la política”.
¿Qué es la selva política de la que tanto hablás?
- En mi trabajo sobre el comportamiento no verbal en política, analizo al hombre como un mamífero del orden zoológico dentro de los primates, como un simio. Luego, hace doce mil años le incorporamos el elemento cultural. Más allá de la evolución, fundamentalmente seguimos siendo simios. Seguimos teniendo una tendencia a sostener los dos principios fundamentales que dice Edward Wilson, el sociobiólogo, en su obra: la supervivencia y la reproducción. Todo se puede explicar en base a esos dos conceptos.
En esa selva política, Milei se definió como el león.
- A él le gusta esa definición. Pero, si lo tomás etológicamente, el felino no es de grandes manadas.
Es una metáfora equivocada entonces.
- El león es muy individualista en esa metáfora. Lo hemos hablado. Pero así como es individualista el concepto, los rasgos del león, como la virilidad y la capacidad de imponerse por sobre los demás, sirven para alguien que parte de muy abajo. En el caso de un candidato de una estructura armada contrarreloj, lo cual se notó en fallas como las que hubo en el diseño de boleta (el tamaño del nombre era superior al de los apellidos), es una imagen útil.
Russo está convencido de que Milei es un “líder viril, difícil de imitar”, y que eso atrajo a votantes diversos. La ventaja vertical es clave en la estética del candidato, reafirma. Según él, en Argentina hay una tendencia a observar la estatura de los líderes como forma de reconocer su fortaleza. Esa sería la explicación por la cual el primer ministro japonés Fumio Kishida o en su momento Nicolás Sarkozy en Francia se paraban sobre tarimas para hablar en público.
los pibes de rappi
El 25 de julio Russo le dijo a Milei cuál iba a ser el resultado de las PASO. También, lo hizo en una nota periodística titulada “Manes o Milei”, donde anticipó que el economista superaría los diez puntos porcentuales. Finalmente, obtuvieron 13,7% de los votos. Sin embargo, el espejo en que se mira y miraba el equipo de Milei es en el de López Murphy, sobre quien se impuso por casi 42 mil votos de diferencia.
¿Qué pasaba si sacaban menos de 10 puntos en las PASO?
- Se caía a pedazos. Yo le dije dos cosas: no sé si es mejor sacar 10 puntos y que López Murphy saque 9 puntos, que sacar 13 puntos y que Lopez Murphy saque 14. Porque la discusión era si el voto antisistémico de Capital es tan recoletero [refiere a Recoleta] como para ganarle al voto que va emerger de contradicciones del sistema fétido que hay de manera tal que López Murphy le gane a Milei. Al final, le ganamos por tres puntos, saliendo a la cancha con cero pesos.
Según sus estudios cualitativos, a Milei lo eligieron jóvenes de todas las comunas porteñas. Se imbricaron la antipolítica y la estética rockera del candidato libertario. Sin embargo, el consultor no se imaginó lo mal que atravesaría su cliente el debate que se llevó a cabo en el canal de noticias TN.
En una entrevista dijiste que Myriam Bregman había logrado llevarlo a Milei a su juego y que él no supo cómo salir, ¿por qué creés que sucedió eso?
- Yo no trabajé en el debate, porque me dedico a la planificación de la campaña. Pero tengo en claro que no había que entrar en Bregman, porque ese es el [voto] duro. Había dos formas de mirar: el voto de López Murphy que tiende a ir a Vidal o la idea de solidificar su voto. Creo que discutiendo con Bregman se acentuó el sólido, lo cual hace que el sesgo de confirmación en las redes diga que ganó. Pero qué discusión ganó, ¿contra un equipo chico o contra un equipo grande? Jugó contra el equipo chico, que había sacado menos puntos que él.
Milei, sostiene Russo, no se siente de derecha ni quiere serlo, sino que busca caminos diferentes. Sin embargo, ahora, para crecer debe ir por los votos de López Murphy.
- Hacia dentro discutimos cómo lograr decir que están comprando lo mismo pero con distinta etiqueta. El lugar de López Murphy dependió del juego de Javier. Pero, más allá de eso, lo cierto es que hasta fiscalizar es difícil en la Ciudad de Buenos Aires porque Rodríguez Larreta tiene una maquinaria asesina. Por ejemplo, multiplicó las escuelas con el argumento del COVID, mesas abajo y arriba. Todo lo que pueda hacer cualquier tipo que ellos desprecian del Gran Buenos Aires, lo hacen multiplicado por mil, porque son infinitamente peores.
Un cuestionamiento común entre votantes potenciales de Milei es que los espanta sus formas.
- ¿Te hubieras imaginado un Milei pelado? El cabello es virilidad. Ahora, hay algo que mucha gente no contempla: Milei era Milei antes de ser candidato, y uno no puede cambiar a alguien para que sea candidato porque eso generalmente sale mal. Entonces, el desafío era ver si lográbamos justificar su personalidad avasallante, que incluye los gritos y el enojo. Se trata de la legitimación de ese humor social, porque si vos estás enojado es porque está enojada la gente. Entonces esto de las formas se puede legitimar para que tenga que ver con el momento.
¿Qué te pasa como estratega cuando lo ves explotar en un acto público y comete exabruptos?
- Cuando están medidos los electores de Vidal y los de él, el 70 por ciento de los electores posibles votarían a Vidal. Entonces, insultar a alguien que también les gusta es decir que es mejor el chocolate que el dulce de leche, que no representa lo que necesitamos en este momento. Hay una parte de los electores de López Murphy que tienen que ir con Javier, y las estrategias para que ese elector más bien liberal y conservador se vuelque de las PASO a las Generales en favor de Javier hay que pensarlas muy bien. Entonces, si me preguntás qué te pasa cuando lo ves gritar, si pienso en el voto de López Murphy es negativo. Pero el piso que representa el 30 por ciento del 30 por ciento es inamovible.
¿El resultado de las PASO es el piso?
- Sí, al pibe de Rappi que no tiene para comer, que vive mal y le robaron treinta veces la bicicleta, hay que hablarle y no tiene que hacerlo solo Javier sino también Victoria. A ellos no les hablan ni el PRO ni el kirchnerismo.
sabana corta
Por las formas, la virulencia y contenido de su mensaje, Milei suele ser comparado con Jair Bolsonaro o Donald Trump. Para Russo, se trata de una simplificación que contiene errores. Sin embargo admite que regionalmente, entre las figuras de la antipolítica que emergieron durante el último lustro, el liderazgo está vacante: “Lo que está en disputa es el liderazgo regional dentro de todos los que representan una construcción alternativa frente a una visión progresista y creo que esa persona es Javier. Esta elección lo legitima para construir algo diferente”.
¿No hay una contradicción cuando habla de la casta política, pero se presenta en elecciones para formar parte de lo que cuestiona?
- No tiene sostenibilidad. Es una muy buena estrategia coyuntural, de corto plazo, que puede abarcar hasta noviembre, a partir de ahí viene una construcción mucho más grande para consolidar algo que sea diferente pero ya no puede ser casta o ciudadanos. Debe consolidarse un grupo, si no se consolida un grupo después de noviembre, va a haber un problema.
Afirmás que Javier Milei es un referente de la antipolítica, mientras que Facundo Manes, un candidato de la no-política. ¿Qué los diferencia?
- El grado de intensidad y la posibilidad de ampliar una base de apoyo electoral. Así como digo que Javier es un monstruo, las posibilidades de Manes son superiores. Manes si hace las cosas bien de acá al 2023 puede ser presidente. Si hace un acuerdo grande que incluya a la mayor cantidad de gobernadores, en el resto del país le van a creer más que a Rodríguez Larreta.
La pregunta obvia es si la Cámara de Diputados no se va a convertir en la jaula para el león.
- Sí, lo encierran en el zoológico. Ahora Javier es un león en la sabana africana, pero cuando te meten en una jaula, por más grande que sea la jaula, seguís estando en una jaula.