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algo cambió en los scrums
En el universo del rugby amateur, en los últimos años crece un rumor por el uso de anabólicos. Un cambio que se nota en el juego, en la modificación brusca de los cuerpos. En esta nota, el autor, cercano al mundo rugbier, cuenta el detrás de escena y las confesiones de pasillo.
Ilustraciones: Panchopepe
27 de Noviembre de 2025

17 de septiembre de 2016. En el partido San Isidro Club (SIC) vs Newman, un scrum se derrumba. Jerónimo Bello queda tirado en el piso sin poder moverse. Desplazamiento de dos vértebras e intervención quirúrgica de urgencia. Su vida cambia rotundamente. Desde ese día, tiene que vivir con la parálisis total de sus miembros.

22 de octubre de 2017. Un video en facebook muestra cómo después de un partido los jugadores del SIC se juntan en una parte de la cancha a cantarle a Jerónimo Bello una canción. Todos saltan a su alrededor de su silla. 

6 de noviembre de 2018. Jerónimo escribe una carta que dice al final: “Muchas gracias a todos los que participaron, y al SIC por el gesto y darme amigos y herramientas para levantarme todos los días”.

7 de mayo de 2019. Jerónimo Bello muere y se produce una gran conmoción en el mundo del rugby. 

25 de octubre del 2025. Juegan Club Atlético de San Isidro (CASI) vs SIC en la semifinal del torneo de la URBA. En el minuto 71 hay un scrum. Algo está mal. Un pilar que se cruza casi provoca que la formación gire. Esto puede ser peligroso. Nuevo y último  scrum. El CASI gana la disputa de la pelota y juega. Después de un minuto se corta la jugada. Hay un jugador del SIC en el piso. Llegan los médicos y se lo llevan a Bautista Viero, segunda línea, en camilla. Ningún medio de rugby habla de un parte médico del jugador. Luego de una demora de varios días algunos medios publican que el  jugador tuvo una lesión con desplazamiento en una vértebra sin compromiso de la médula. 

Algo está pasando en los scrums desde hace varios años; jugadores que siempre dominaron, de un verano a otro, son dominados. Una transmutación misteriosa.

Un jugador, llamemoslo “Oso” para preservar el anonimato, cuenta que dentro del scrum la presión alcanza niveles altísimos, incluso momentos en los que no se puede respirar. La única manera de entender lo que significa estar ahí dentro es estar ahí dentro.

El scrum es una formación fija del rugby en la que ocho jugadores de cada equipo se empujan organizadamente para disputar la pelota. Los cuerpos se traban hombro contra hombro, todos inclinados y mirando hacia abajo. En el rugby, todos los cuerpos tienen su lugar, y de esa diversidad surgen arquetipos. Uno de ellos: las primeras líneas. Bajos, fuertes, de buen comer. Ellos sostienen el scrum.

El rugby es un espacio de mañas y tradición, donde la experiencia manda. Hay cenas exclusivamente de primeras líneas en las cuales el scrum es el tópico de conversación durante horas. En una de ellas, cuatro personas que juegan en primera línea, en una charla grupal, confirman y coinciden en que hay algo extraño: pilares y hookers que siempre dominaron a su rival, de un verano a otro, son dominados. El cambio se nota particularmente en los trapecios. 

cuatro personas que juegan en primera línea, en una charla grupal, confirman y coinciden en que hay algo extraño: pilares y hookers que siempre dominaron a su rival, de un verano a otro, son dominados. El cambio se nota particularmente en los trapecios. 

Un pacto de negación es un acuerdo —explícito o implícito— entre dos o más personas para no hablar de algo, no reconocer una verdad evidente o incluso actuar como si algo no existiera, por más que esté presente o afecte a todos los involucrados. ¿Actualmente el mundo del rugby vive uno?. Hay veces que jugadores o personalidades del deporte hablan de ciertas problemáticas relacionadas a la exigencia física y mental pero siempre parece faltarles un paso más para empezar a hablar del tabú. Las pocas voces mediáticas pecan de omisión.

“Lo que no se nombra, no existe” decía George Steiner. ¿O tal vez sí? 

la complicación 

Alejandro Urtubey, jugador del club Newman —el último campeón de la máxima categoría del rugby argentino—, declaró en ESPN en 2024: “El torneo es demasiado largo para gente que labura todos los días y que no vive de esto. Entonces ahí está la complicación.”

Este marco de alta competencia en los jugadores de rugby amateur no se da principalmente por el tiempo que pasan en los clubes. Aunque cada vez se incorporan más herramientas profesionales —GPS, grabación de entrenamientos, análisis de sistemas de juego—, el verdadero salto ocurre afuera. En los gimnasios. En la casa. En la dieta. En la soledad del esfuerzo invisible. En el número 24 de Ingoal —revista de rugby— Agustín Pichot declaró: “Hoy se pasa más tiempo en el gimnasio que jugando.”

La frase suena a crítica cultural: los jugadores, por decisión propia —aunque habría que ver cuánto pesan las presiones externas— priorizan el entrenamiento físico y la alimentación por encima del juego en sí. El mensaje es claro: se juega menos al rugby que antes. Pero para entender de verdad lo que pasa en el rugby de hoy, hay que prestar atención a lo que la frase no dice. 

ayuda para ser campeón

Los anabólicos son un tabú en el mundo del rugby. Alejandro Damián Rodríguez —sociólogo— escribió sobre esto, pero concentrándose en el mundo del gimnasio. Su enfoque no es médico, ni penal, sino cultural, económico y simbólico. No ve al consumidor como un enfermo o un adicto, sino como alguien que toma decisiones dentro de una lógica compartida por su entorno.

El anabólico estrella en el rugby es el “Estano”. Su consumo se mide por ciclos: períodos en los que se toma estanozolol —un esteroide anabólico— durante algunas semanas, combinándolo con rutinas estrictas de entrenamiento y alimentación, y a veces con otras sustancias para reducir efectos secundarios. La idea es simple: potenciar el cuerpo más allá de lo que se logra con solo esfuerzo natural.

El anabólico estrella en el rugby es el “Estano”. Su consumo se mide por ciclos: períodos en los que se toma estanozolol —un esteroide anabólico— durante algunas semanas, combinándolo con entrenamiento y alimentación, y a veces con otras sustancias para reducir efectos secundarios. La idea es simple: potenciar el cuerpo más allá de lo que se logra con solo esfuerzo natural.

El deporte está regulado por la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA), entidad afiliada a la Unión Argentina de Rugby (UAR). La UAR, a su vez, adhiere al Código Mundial Antidopaje elaborado por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA). En Argentina, el control y la regulación del dopaje están establecidos por la Ley Nacional 26.912, que crea la Comisión Nacional Antidopaje (CNAD). La URBA le tiene que pagar a la comisión los gastos por los controles. 

“Si quiero competir lo tengo que hacer… Este verano voy a llevar mi cuerpo al siguiente nivel”. Esto lo dice un jugador de zona norte de 23 años que todavía no hizo un ciclo de Estano, pero está por hacerlo. No sueña con ser profesional. Sueña con salir campeón con su club. Y ese nivel —según él— no se alcanza sin ayuda. Al menos, no en fuerza ni en potencia. Cuando le preguntamos si eso no le da una ventaja sobre los demás, responde sin dudar: “No saco ventaja. Esto lo hace la mayoría”.

Sobre esto no hay cifras. Nadie las busca. Nadie las quiere. El sistema antidopaje en el rugby amateur es, en el mejor de los casos, una parodia. 

“El problema es a quién se lo hacen. Capaz hay antidoping, pero el entrenador entra y pregunta quién puede hacerlo. Se elige a dedo. O le preguntan al que va a mear si está bien. Si no, se consigue a otro que esté limpio y mee por él”, cuenta el jugador que quiere ser campeón.  Antes de terminar la charla, admite que preferiría no tener que hacerlo, pero no hay remedio: si querés competir en el rugby de Buenos Aires, es parte del sistema. El sueño puede más, y el de muchos chicos es jugar en la primera de sus clubes. Después menciona algo que todavía le cuesta procesar: se enteró años más tarde —o por terceros— que varios de sus amigos, pibes de su misma camada, habían hecho ciclos de estano. 

dopaje estructural

Estas decisiones personales —como hacer un ciclo de estano— no se toman en el vacío. No ocurren de forma independiente, ni libres de presiones. No es una elección moral aislada. Hay un sistema —formal o no— que alienta, facilita y encubre el uso de sustancias prohibidas. No estamos frente a un “tramposo solitario”, como les gusta sostener a los discursos institucionales de la URBA. Es un pibe que quiere competir, atrapado en un reglamento no escrito que nadie se anima a romper. El dopaje, entonces, no es una anomalía ni una perversión. Es una respuesta lógica a un sistema que exige resultados por encima de todo.

No estamos frente a un “tramposo solitario”, como les gusta sostener a los discursos institucionales de la URBA. Es un pibe que quiere competir, atrapado en un reglamento no escrito que nadie se anima a romper. El dopaje, entonces, no es una anomalía ni una perversión. Es una respuesta lógica a un sistema que exige resultados por encima de todo.

No hay un perfil único del que hace ciclos. Para esta nota dos personas muy distintas coincidieron en el uso. Francisco se mostró incómodo. Le costó abrirse. En cambio, Rafael, no tuvo problema en contarlo y dijo: “El estano es lo mejor que hay. Es como pincharte testosterona, pero un poco menos. Lo que sí: tenés que tomar un protector hepático y uno para las tetas también, aunque no creo que te salgan. Pero te explota. Te explota mal. Y encima no es tan agresivo como pincharse”. 

Luego de recorrer lugares y testimonios, sobre el final de la investigación asoma que es bastante más común el uso de jeringas en vez de pastillas, ya que es “menos riesgoso”. Rafael sigue: “Encima, ¿quién te dice? Vos o yo no nos vamos a pinchar, porque eso ya es una banda. Lo primero con lo que tenés que arrancar es esto. Dentro de todo es tranquilo para lo que es ese mundo, pero te da una fuerza…Crecés una locura. En un mes. Es terrible”.

Queda girando en círculos ese dato del hígado. En San Isidro, en el círculo rugbier, hay un mito: un grupo de chicos hizo un ciclo de estano en el verano y a uno se le empezó a transformar la piel. Se le puso amarilla, verdosa. Eso está vinculado al hígado. Cuentan que pasaba las noches en una bañera llena de hielo, y que sus hermanas se turnaban para rascarle la piel de lo que le picaba. 

Sobre esos efectos secundarios, Rafael explica: “Protector tenés que usar sí o sí, aunque sea para el hígado, porque es bastante hepatotóxico”. Después aclara: “Yo no tuve ninguno. Ni la gente que conozco. Es como un caramelito: de un día para el otro sos Superman. Tenés ganas de coger todo el tiempo. Tenés mucha fuerza. Crecés desmedidamente.”

Hay dos preguntas básicas. La primera: ¿dónde se consigue? La respuesta no sorprendió. Como cualquier droga, “siempre hay alguien”. En este caso, alguien del gimnasio. Un profe, un entrenador, alguien de ese mundo. La segunda, el efecto: ¿cómo funciona? ¿Qué provoca? Francisco describe: “Lo que vos estás tomando es un asimilador. Ponele: vos te comés un bife, el bife tiene 30 gramos de proteína. Tu cuerpo asimila 10. Bueno, con el estano asimila los 30. Y también los 20 de grasa. Es un potenciador, por así decirlo.”

“En el gimnasio estás mucho más fuerte —cuenta—.  Antes levantabas 120 kilos de pecho plano a una repetición. Ahora con 120 hacés cuatro, y lo levantás como si fuera nada.
Te da mucha más fuerza. Vas a estar más definido. Todo lo que hagas se potencia. Lo que no podés hacer es tomar alcohol, porque te puede agarrar una falla renal. Asimilas todo lo que consumís. Y en los pesos se nota. Ganás masa muscular muy rápido.”

¿Cómo puede ser que algo tan extendido siga siendo tabú? ¿Cómo puede estar tan normalizado y, al mismo tiempo, no nombrarse? Francisco ensaya una respuesta: “Siento que no deja de ser una droga. Hay una realidad: cuanto más alta la categoría en la que jugás, mejor físicamente tenés que estar. Y llega un punto en que, con tanta exigencia, buscar el ayudín… no sé qué tan mal está. No sé si es algo del grupo social al que pertenecés, o del grupo contra el que competís. Porque, por ejemplo, si los de X club lo hacen, ¿cómo competís con esos pibes? Es tu competencia directa. Te llegan historias de clubes donde ya está sistematizado.”

“En el gimnasio estás mucho más fuerte.  Antes levantabas 120 kilos de pecho plano a una repetición. Ahora con 120 hacés cuatro, y lo levantás como si fuera nada. Te da mucha más fuerza. Todo lo que hagas se potencia”. ¿Cómo puede ser que algo tan extendido siga siendo tabú? ¿Cómo puede estar tan normalizado y, al mismo tiempo, no nombrarse?.

La última frase me recordó una historia que había escuchado hace años. Volví a hablar con él para esta nota. Llamémoslo Juan. Se mostró transparente y muy abierto. Me contó que subió a plantel superior en 2009, cuando pasar de juveniles al primer equipo implicaba entrar a otro mundo. Ya en ese entonces, el tema no se hablaba. Se decía que en todos los clubes tomaban, menos en el suyo. Ahí —según él— se hacían los boludos. Y aunque era evidente quién lo hacía y quién no, nadie decía nada. Conoció casos donde el cuerpo no cambiaba nada. Otros donde sí. Él mismo hizo dos ciclos de estano: uno entre 2010 y 2011, y otro entre 2017 y 2018. Dice que esto no es magia. No es doparse y listo. Hay que entrenar. Comer bien. Exigirse. Pero frente a alguien en igualdad de condiciones naturales, el estano te da una ventaja:  “Si no, no estaría prohibido”

La historia por la que le pregunté había circulado en 2018. Contaban que, al empezar la temporada, en un club rival reunían a los chicos que subían al plantel superior. Les hablaban del salto de juveniles a primera. Les dejaban en claro que esto era otra cosa. Más exigente. Más seria. En esa charla, también aparecía el ciclo de estano. Y la posibilidad de hacerlo acompañado por un entrenador. Historias de este tipo se siguen repitiendo en otros clubes. El mundo oculto que se extiende.

En su club la cosa era distinta. Los más grandes también habían tomado, pero no parecían muy informados o les daba mucha vergüenza. Doparse es riesgoso para la salud, hacerlo sin estar informado es aún peor.

Volví a hablar con Francisco —el que antes hablaba con cierta reserva-. Quizás ya conocía esa historia. O alguna parecida. Lo interesante es que, en esta segunda charla, apareció algo que hasta entonces no había surgido: la dimensión social del tema:  “Es muy difícil competir al ser profesional sin serlo. Hoy en día el rugby amateur es casi profesional. Pero no te pagan. Y por eso muchos de los clubes que más compiten son los de clase alta. Tienen los recursos. Es simple”. Suma un ejemplo: “El hijo de alguien que tiene una empresa. Si se quiere rajar al mediodía para ir al gimnasio, lo hace. Si quiere recuperarse mejor, también. Se puede pagar un buen kinesiólogo, buena comida, buen descanso. La exigencia física es la de un profesional. Y esos beneficios ayudan: recuperás más rápido. Es una realidad.” 

todo queda en casa 

Entre las consecuencias enumeradas por el uso de anabólicos se cuentan la disminución de la fertilidad, disfunción eréctil, desequilibrios hormonales prolongados, hipertensión arterial, hepatitis tóxica, ansiedad, insomnio, trastornos psiquiátricos agravados, piel grasa, retención de líquidos. Y la lista sigue…

Sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), si aparece en un control, hay sanciones disciplinarias. Aunque el siguiente dato puede dejar tranquilo a los muchachos que estuvieron incursionando en el mundo de los anabólicos. En el último presupuesto disponible de la URBA, la fila de control doping indica que se gastó la exorbitante suma de cero pesos. Cero. Nada. Consultados por crisis sobre el presupuesto y la problemática de dopaje, respondieron que preferían no participar con su respuesta. 

Sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), si aparece en un control, hay sanciones disciplinarias. Aunque el siguiente dato puede dejar tranquilo a los muchachos que estuvieron incursionando en el mundo de los anabólicos. En el último presupuesto disponible de la URBA, la fila de control doping indica que se gastó cero pesos.

Los medios y periodistas que cubren rugby son pocos. Predomina un enfoque tradicional y el cuestionamiento casi no existe. Con la nueva era digital surgieron voces nuevas, muchas desde sus casas, que ampliaron la conversación, pero también esquivan los temas incómodos. En una entrevista con Los Primos Club, Alejandro Lareo —candidato en las elecciones de la URBA 2023, donde fue derrotado por Rafael Silva— sorprendió con un tono inusualmente frontal. Más directo de lo habitual, llegó a decir que la elección del presidente de la URBA se decide con "oscurantismo". Para él la solución a éste, y a muchos otros problemas del rugby, es bastante simple:  información. Incluye las casas de apuestas. Incluye el estano. “El estano acorta el tiempo —dice en comunicación telefónica con crisis—. Te lleva a un lugar al que podrías llegar con esfuerzo. Pero muchos no quieren esperar”.

 

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