pienso en sexo, luego desisto | Revista Crisis
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pienso en sexo, luego desisto
La sexualidad en la era de la digitalización total de nuestras vidas, lejos de aclararse, suma capas y capas de opacidad y nuevos vericuetos. Del Instagram al hecho hay un larguísimo trecho, en el que se acumulan más decepciones que alegrías. Entre les jóvenes la posibilidad de gozar de sus cuerpos toma carriles insospechados, mientras se enfrentan con inseguridades intrínsecas, desconfianzas y desconexiones vitales. Cinco jóvenes cuentan cómo la ven a la hora de tener sexo.
05 de Julio de 2025
crisis #68

 

E studio música y tengo una banda. De novio, así con título, no. Estuve saliendo con gente, la última fue a fines del año pasado. Antes de eso estuve un año sin relacionarme con nadie, más allá de alguna cita que no prosperó. Quizás está todo bien con la otra persona, la mejor, pero no hay una conexión y nada, se interrumpe. Salí con una chica que había conocido cuando tenía 18. Salimos un par de veces pero después cayó la pandemia en el medio y, cuando nos volvimos a encontrar, me acuerdo de que yo caí en bicicleta, con casco blanco, barbijo blanco, parecía salido de El Eternauta. Estaba muy cagado, en mi casa nos cuidábamos mucho. Al final de la cita le dije: “Mirá, che, te daría un beso, pero bueno”. Y fue raro, quizás ella se lo tomaba más a la ligera. Después me invitó a su casa y a mí me costó, fue todo un desafío. Me puse re nervioso porque dije: “Uy, está todo lo del covid, pero quedo como un boludo si le digo que no”. Hubo una tercera cita que no funcionó y ahí se fue muriendo. Nunca llegamos a tener sexo. A fines del año pasado salí con otra chica. La conocí por un amigo en común y duró un tiempo pero no llegamos a conectar mucho. Era una conversación muy superficial todo el tiempo. Ella era muy fría y yo no entendía bien si era desinterés. Cuando la invité a salir por segunda vez me dijo que estaba a full con un parcial que rendía en diez días. Yo no entendía por qué no podía salir si el parcial era en diez días, pero hablando con amigas y amigos me dijeron: “Che, mirá, como que ahora ella tiene la pelota”. Siento que hay que cuidarse mucho de respetar los protocolos y, bueno, no ser tan intenso pero tampoco tan colgado. Después salimos un par de veces más, pero cuando se terminó fue un alivio, porque yo no la estaba pasando tan bien. Sexo con penetración, así propiamente dicho, no. No conectamos tampoco por ahí. Siento que está muy alta la vara. En las redes sociales está como todo listo, perfectito. Yo sé que antes la gente se conocía en persona. Es loco, pero es así. Ese primer momento de ver a alguien que nunca viste en persona pero la reconocés por fotos es un poco extraño. En persona se te nota todo: cómo hablás, si tenés un tic, si te ponés nervioso o no sabés cómo responder. Igual yo no le doy mucha bola a la red social. El año pasado hice un corte, sobre todo con Instagram, porque me podía pasar dos horas viendo reels y después me sentía mal conmigo mismo. Uno nunca está aburrido ahora. Y después de estar cuarenta minutos en esa, ponele, veo un video de un chabón que toca increíble y es difícil que me genere algo positivo. Instagram era el medio por el que más me relacionaba, pero ni tanto. Siento que es más mirar que llevarlo a la acción. Me copan mucho los entornos sociales y me gusta hablar con gente. Sí, quizás soy tímido cuando aparece alguien que me gusta; ahí bajo diez cambios, por estar pensando que no quiero quedar como un boludo con esa persona. Un par de veces probé de bajarme apps de citas, pero es rarísimo. No hay tantas ganas de que pase a otro plano, siento un poco eso. Mismo yo. O sea, entro y hablo con alguien pero quizás digo: “Che, me da un toque de paja salir con alguien de quien vi dos fotos e intercambié tres mensajes”. Algo de, no sé, ¿estará bueno? Es más cómodo quedarte en tu casa. Sexo tuve solo con una chica de la secundaria, cuando tenía 16. Actualmente hay cosas que me interesan más. No me mata salir para conocer a alguien para coger.

Andrés, 22 años, músico.

 

chaparé con mis amigas
 

Estoy bastante desencontrada con eso. Vengo hablando ya hace unas semanas con amigas y en terapia que siento que mi generación no quiere coger. A fines de febrero volví de un intercambio que hice con la UBA y me re enganché con un francés. Volví haciendo el duelo, con ganas de distraerme y coger un poco. Y desde que llegué solo logré tener buen sexo una vez. Y no es que esté buscando engancharme con alguien, simplemente quiero coger, porque soy una persona que tiene su deseo sexual ahí presente y me está costando un huevo mal. Al principio estaba un poco negada a bajarme las aplicaciones porque me deprimían un poco. Me daban más ganas de ir a un bar, sentarme en la barra y charlar con alguien. Pero tampoco es tan sencillo. No es que la gente está ahí mirando, abierta, o charlando. Yo estudio Diseño de Imagen y Sonido en FADU [Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo]. Yo me considero una chica muy linda, también sé que intimido mucho, pero tampoco es que le esté pasando al resto, no sucede nada sexual en la facultad. O quizás hay gente a la que sí, pero no es como que ves y decís: “Ay, qué primavera de juventud”. Esa es la sensación mía, quizás porque yo no logro coger. Quizá alguien que está re cogiendo te dice que la vida está bárbara. La movida que hice fue seguir al hermano de un chico de la facultad, que me pareció que estaba re bueno y me siguió y yo le hablé de golpe: “¿Salimos a tomar algo?” Y [estira la frase] me dio unas vueltas… Tres veces me habrá pateado la cita. Dije: “Bueno, quizá no tiene ganas, ya fue”. Y al final nos vimos y estuvo bueno. Nos llevamos re bien y en algún momento él me dijo: “No, vos me estás gustando mucho”; “Yo te voy a querer volver a ver”; “Me encantás”; “Me re calentás”. Y después nunca más un like, un mensaje, ni nada. O sea, desapareció. Yo al no estar buscando enamorarme de nadie tampoco sentí que estuviera tirando esas energías. Y pensé: ¿por qué sintió la necesidad de decirlo, sea verdad o sea mentira, si después no iba a querer volver a hablarme? Después me terminé bajando OkCupid y tuve una cita malísima con un pibe muy raro, que sentí que era virgen, como que no sabía ponerse un preservativo. Después me contó que estaba tomando dos antipsicóticos y dije: “Bueno, quizás estaba en un momento medio-medio”. Siento que la gente quiere matchear, pero no quieren ni siquiera hablar y menos aún verse. Algo que pasó hace más o menos dos semanas: me desperté y me había seguido un chabón en Instagram y me había likeado dos fotos mías. Y yo no tengo muchas fotos mías, soy fotógrafa, subo más otras cosas. Abrí su perfil y era modelo, como muy hegemónico, era un dios griego. Y dije: “Qué raro, será un perfil fake”. Abrí OkCupid y me había hablado por ahí. Le dije que me parecía lindo y me empezó a picantear, que me pareció raro, porque todos los chabones a los que me acerco parecen siempre como medio asustados, viste, se intimidan fácil y no concretan mucho, como que no hay que espantarlos o parecer intensa, esa es la sensación en general que tengo, y este chabón iba muy a los palos. Le hablo a la única persona que teníamos en común en Instagram para pedirle una referencia y me dice: “Es un fantasma, estoy a nada de bloquearlo. Te provoca y después desaparece”. Y el sábado le hablé para confirmar la cita y al final nunca nos terminamos viendo porque me fue dilatando sin cancelarme. Se hicieron las 10 de la noche y dije: “Claro, yo no me voy a ver con este chabón y probablemente ni siquiera me va a cancelar”. Tanto se hacía el que quería coger y ni siquiera cancela la cita. Quedé muy agotada con el virgen y con este. Digo: “Ya fue, voy a conectar con mis estudios, tocar el piano, leer, hacer las cosas que me hacen feliz”. Y lo que me pasa es que termino chapando con mis amigas cuando salgo. Y digo, bueno, algún día cambiarán las cosas y yo cogeré más, y mientras tanto chaparé con mis amigas.

Paula, 24 años, fotógrafa y estudiante en FADU.

 

 

los princesos
 

Estuve cinco años de novia, de los 15 a los 20. Y cuando terminé dije: “Vamos a disfrutar de la vida”. Pero está difícil hasta el touch and go, como decían antes. Si vos querés algo casual, tampoco se da. Ahora que vivo en Salta, conocí a un chico que era amigo de mis amigas, pegamos re buena onda y después de tener sexo yo pensé que iba a quedar ahí. Pero seguimos hablando y seguimos hablando y de repente la conversación empezó a disminuir. Le mandé un mensajito diciéndole que la había pasado re bien, que me gustaría seguir viéndolo, no era que yo pretendía un noviazgo ni nada, pero lo espantó. Igual a mí me gusta tener personitas ahí, para divertirme, porque pueden ser un buen material. Y cuando se están yendo vuelvo a aparecer, pero no quiero nada serio. Es que a mí si hay algo que me gusta es gustar. Es lindo a veces tener atención, me importa mucho la validación. Tuve una relación muy tóxica, era un novio virtual decía yo, porque desde que terminó el secundario que no nos vimos más. Pero hablábamos todos los días, nos mandábamos fotitos, videos. Me duró hasta el año pasado. Pero era muy manipulador ese chabón. Lo hablé mucho con ChatGPT. Yo le mandaba todos los chats [con el novio virtual] y ChatGPT me decía [lee textual]: “Esos mensajes no muestran empatía ni respeto por tus emociones y te hacen cargar con una culpa que no es solo tuya. Te hablaba como si fueras su confidente, pero también te juzgaba y te hacía sentir mal por estar ahí. Eso es manipulación”. Me dijo también: “Qué esperabas si él tiene novia”. En mi mente yo esperaba que terminara su relación. Yo le di un poder al decirle que nunca lo dejé de pensar, que sentía cosas por él. Ya cuando vos mostrás esa vulnerabilidad, cagaste. Mi amigo me decía: “Vos sos re linda, podés tener a quien quieras, pero lo tenés que tener ahí. Nunca tenés que mostrarte vulnerable ante nadie”. Yo soy una persona muy sexual, a mí me gusta tener sexo, entonces busco siempre eso. El año pasado conocí a un chabón que me pareció lindo, cool, y el chabón daba diez mil vueltas. Me decía: “Es que solamente para eso no sé si quiero”. Y ahora que le dejé de dar bola, subo fotos y me las responde. Son unos princesos. Que si no es por esto es por aquello, que está en un quilombo mental, siempre meten al mambo mental en el medio. Tener sexo ya no es tener sexo y ya. Y si vos vas y lo planteás así sos una trola. Mismo con las cosas que subís a Instagram. Mi amigo me decía que a los hombres no les gusta si subís una foto medio hot, ellos buscan otra cosa. No se quieren coger a una trola porque a la trola se la coge todo el mundo y al final, calculo, que a la trola no se la debe coger nadie. Una vez un chabón me dijo: “¿Te puedo dar un consejo? Vos sos re linda y re copada pero siento que tenés que subir más fotos sonriendo, de la vida, y no tan sexies”. Y después me terminó bloqueando. Después quizás te desbloquean y te vuelven a mandar solicitud. Te juro que es: “Basta de estas pelotudeces”. Creo que con el tema del abuso hay algunas que exageran algunas cosas, porque me ha pasado de vivirlo con gente de mi colegio, como que a cualquier cosa lo toman como abuso y no lo es, o son malentendidos por parte de ambos. Entonces los hombres se guardan mucho y prefieren estar con alguien con quien tienen confianza. Hoy tienen más cuidado con todo. Mismo cuando tenés relaciones. Mi amiga se veía con un chabón que a todo le preguntaba: “¿Está bien así?”. Que uno dice: “Qué lindo, qué respetuoso”. Pero es medio molesto también. Las personas adultas, mis familiares, mis tíos, mi papá también, me mandan un mensaje y me dicen: “Siempre en tu neceser, condón y pasta de dientes”. Y yo: “Papá, ¡qué fe que me tenés!”.

Melisa, 22 años, estudiante de comercio internacional.

 

apagando hasta que murió
 

Hace unos meses justamente pensaba en cómo cambié después la pandemia. Mis amigos también cambiaron y tienen una forma de vincularse muy parecida a la mía. En la secundaría salíamos, íbamos a boliches, al skatepark. Todo el día en la plaza, tomando birra, fumando porro. Ahí empezó mi mundo de conocer chicas. Aunque repetí dos veces, del colegio no me puedo quejar. Creo que fueron mis mejores épocas. Yo siempre fui medio lento, pero salía en ese plan, con la idea de conocer a alguien. Durante la pandemia no hice absolutamente nada. Vivía con mi hermano, que tenía problemas pulmonares graves. Con eso en mente casi que no salía de mi casa. Y la verdad que los primeros meses me pegó bastante, porque yo salía todos los días, pero después me empezó a gustar. Empecé a jugar todo el día a los jueguitos con mis amigos, pero virtualmente, procrastinando todo. Y la idea de conocer a alguien se fue como apagando, apagando, apagando, hasta que murió. Conocí a un par de chicas de forma virtual por esa aplicación Plato, que es como Instagram pero con juegos y la gente habla por ahí. En pandemia esa aplicación explotó. Pero como sabía que no las iba a ver, era al pedo. Y cuando terminó la pandemia me costó volver a salir. Y cuando empecé a salir, me tiraban onda y no activaba. Salía a boliches, quizás me venía a hablar una chica y charlaba un toque y me iba. Me acuerdo de que conocí a una chica en un boliche y hablamos dos semanas hasta que salimos. Después fuimos a un hotel y antes de entrar me sentí muy incómodo y nada, pinché. No estuve con nadie en ese tiempo. Hasta que empecé a hablar con mi ex y volvimos. Ahí sí me activé, volví a ser yo. Cortamos porque me quiso engañar y yo, totalmente enojado con la vida, dije: “Me voy a poner en modo gato. Tengo que vivir con la de estar con varias pibas a la vez”. Pero conocí a tres, cuatro pibas y no me salió nada con ninguna. Llegaba el momento y no me salía. A la segunda cita la piba me planteaba eso: “¿Puedo ir a tu casa? ¿Querés venir a mi casa?”. Y eso me alejaba. Hasta me descargué Tinder, porque no podía creer, no me movían nada las pibas. Y eso que me tiraban onda, eran lindas, eran buenas. Conocí a alguien que me trataba muy, muy bien. Como que fue un poco rápida la cosa y eso me alejó. Por ejemplo, con mi novia actual, estuvimos como dos meses y medio viéndonos. No hacíamos nada, estábamos en plan amigos. Recién cuando yo me sentí muy cómodo y formamos un vínculo, me mandé. Creo que es eso. Creo que hay una palabra para eso. Antes yo estaba con cualquiera y capaz eran las peores pibas del mundo. Yo tengo mis amigos que son muy facheros, que les gustaba salir y ahora están todo el día en casa jugando. Cuando les hablás de conocer una piba te dicen: “No, ni en pedo, no tengo ganas”. Y las pocas novias que tuvieron eran gente con quien tenían una relación muy estrecha. Uno está todo tatuado en la cara, las manos, el cuello, full fachero, es igual a Lil Peep. Antes salía con veinte pibas a la vez, tenía una novia, la engañaba con cuarenta y ahora no sale de su casa y no toca a una piba hace dos años. El otro tiene una pareja a distancia a la que le es totalmente fiel y otro hace tres años que no formaliza pero no está con nadie más. Mis amigos van por el lado de la fiaca pero, conociéndolos bien, les da miedo exponerse. Mi amigo dice que le da fiaca que la piba se encariñe y después tener que corresponder a ese cariño. Pero cuando nos fumamos uno y nos ponemos a hablar profundamente dice que necesita un mejor laburo, vivir solo, poder ofrecer más. No quiere ni siquiera tener una ocasional. La próxima piba con la que esté va a ser con la que esté para siempre y a la que le va a poder ofrecer todo. Y yo también. Necesito tiempo, sentirme aceptado. Necesito sentirme seguro. Que si hago algo vergonzoso o mal no me sienta burlado. Cuando me pongo en pareja, muy activo, lo que es sexo, muy activo. Cuando me pongo en pareja soy normal.

Facundo, 26 años, atención al público digital.

 

nadie, nada, nunca
 

Yo no le digo recibirme pero, en palabras simples, me recibí de azafata. Estuve desde que me recibí en 2022 hasta ahora centrándome en mi carrera, en querer volar. Y recién ahora voy a empezar a trabajar. Reconozco que aplacé muchas cosas en el medio, pero puse la energía y el foco a lo que quería hacer. Tuve casi-algo hace… ¿cuánto ya?, dos años, más o menos, pero no llegó a ser mi pareja. He tenido chicos que gustaban de mí, pero yo decidí no encarar por esa vía. Me gustan un poco más las chicas. En realidad yo medio que decido no vincularme con varones, porque hay una dinámica que se da en parejas heterosexuales que no me gusta y no la quiero para mí. Parejas o casi-algo varones después del secundario ya no tuve más, porque a la primera muestra de micromachismo yo me resentía y quizás no era culpa del pibe. Yo terminé en 2017, en medio de la marea verde. Fue todo un tema, porque como adolescente lo viví en carne propia. Yo era la densa que se peleaba con los varones en el curso, me recuerdo un poco extrema. Ahora sé mediar la palabra, pero en ese momento iba al choque con cualquiera. En la secundaria salí con un chico dos o tres veces. Él, pobre, un divino. Pero había una dificultad que tenía con su madre y yo ahí dije: “Tengo que caminar con cuidado por acá”. Porque yo sé lo que es vincularse con un chico que no tiene una figura materna fuerte y yo no quería maternar a un novio, ni a nadie, pero menos a un novio. Me pasa que vivo con amigas y, si una tiene un problema, a mí me genera un peso colateral por la convivencia, por el vínculo. Con una amiga es más leve, pero cuando es tu pareja es imposible escapar a los quilombos familiares. Hay un punto donde terminás cargando una parte y yo no me sentía en ese momento capaz de cargar con las dificultades de otra persona que no fueran las mías. No me gusta nadie en este momento, tampoco me di la oportunidad de conocer personas. La carrera la cursé virtual, por la pandemia, y no tengo relación con mis compañeros de cursada. No me quedé con nadie. No me parece tan fácil. Uso mucho el celular, sí. La única forma factible de conocer a alguien es a través de apps de citas y no siento que me pueda conectar realmente con alguien así. Lo he probado y me pasó que, al no ser una persona que conociste en un ámbito en común, no sé cómo mantener una charla. Es como tratar de hablar con una botella de perfume. Me gusta la carcaza exterior pero no sé lo que hay adentro y, como no tengo una pista, no sé cómo encararla. Me pasaba por ahí que no podía concretar nada porque todas las charlas eran: “Hola, ¿cómo estás?”; “Bien, todo bien”; “¿Qué estás haciendo?”; “Nada, laburando”; “Ay, yo también, maldito lunes”. Para eso voy a comprar un kilo de manzanas y hablo con la verdulera y por lo menos la veo a la cara. Nunca llegué a tener relaciones con nadie. Nunca fue mi mayor interés en la vinculación con otra persona. Se lo he dicho a mis hermanas: “Nunca hagas algo por presión social”. Es mejor quedar como un pelotudo y ser fiel a tus propios instintos. Siempre traté de encontrar el placer en cosas que no dependieran necesariamente de otro. Hay que buscar el sentido en estar sola, también. Me pasa que tengo una amiga que es lesbiana y el año pasado se dedicó a buscar novia y ahora la tiene. Yo la veía y pensaba: “¿Por qué teniendo tantas cosas para hacer tu prioridad está en buscar a alguien?”. Yo quería encontrar trabajo, le puse muchísima garra al estudio del idioma, en meter entrevistas donde fuere. Fueron tres años de empujar mucho hasta que le terminé ganando por hartazgo a la vida. Me llevó su tiempo y recién ahora que lo conseguí quizás me lo planteo. Pienso que podría tener a alguien con quien compartir estas cosas buenas que me pasan.

Gisela, 25 años, azafata.

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