un momento bisagra | Revista Crisis
manifiesto / cosecharán tempestades
un momento bisagra
Fotografía: Emiliana Miguelez
10 de Mayo de 2024
crisis #62

 

Llegó el tiempo de las definiciones para el gobierno de Javier Milei. Mayo es el mes en el que las fuerzas sociales mundanas se medirán para determinar un desenlace negociado; o bien será el comienzo de una deriva de inestabilidad permanente y confrontación a cielo abierto. La resolución de esta disyuntiva se va a escenificar en los distintos decorados que ofrece el sistema político, pero el teatro de operaciones se dirime también en la calle y en el insondable firmamento de las finanzas.

El trayecto institucional diseñado por el oficialismo comenzó el 30 de abril, con la aprobación en la Cámara de Diputados de la Ley Bases, y culminará en la provincia de Córdoba cuando el presidente inaugure el Pacto del 25 de Mayo. Entre uno y otro suceso se está librando la batalla del Senado, que va a ser decisiva.

Lo que la ultraderecha ensaya es una alianza parlamentaria, conducida desde el Poder Ejecutivo y por ende con hegemonía libertaria. Con la participación estelar de Juntos por el Cambio en pleno, sin distinción entre palomas y halcones. El acompañamiento más o menos culposo de los radicales que ya no tienen bandera que bajar, salvo honrosas excepciones que confirman la regla. Y como frutilla del postre, los desgajamientos de un peronismo menemista y/o minero que está para cualquier proyecto siempre que le garanticen la propia.

Un elenco estable de funcionarios públicos que han extraviado cualquier atisbo de sensibilidad democrática. Y que no parecen haber aprendido de los momentos más críticos de nuestra historia, como la dictadura o el 2001, cuando varias líneas rojas se cruzaron como está sucediendo hoy.

En esta trama de roscas palaciegas los gobernadores tendrán un rol destacado. Las dos principales figuras de la actualidad se disputan palmo a palmo quién acaudilla a los mandatarios provinciales, en lo que puede considerarse la escaramuza más relevante de la coyuntura. Una confrontación en todos los planos: ideológico, político, institucional y hasta estético. Una guerra sorda por ver quién cae primero. Si el keynesiano de La Plata o el minarquista de la Casa Rosada. El primero necesita evitar que el techo de la Provincia le caiga encima, ahogado por el torniquete presupuestario de la Nación; el segundo deberá cuidarse de que no le serruchen el piso, en nombre de un federalismo secular. Dos economistas aprendiendo a hacer política a toda velocidad. No hay compromiso posible en este juego de poderes y proyectos irreconciliables. Quizás gane el menos dogmático. O el que mejor se deje llevar por la época. La virtud o la fortuna. Axel o Milei. El primer round se dirime en la Cámara Alta.

 

Mayo es el mes en el que las fuerzas sociales mundanas se medirán para determinar un desenlace negociado; o bien será el comienzo de una deriva de inestabilidad permanente y confrontación a cielo abierto.

 

el bolsillo y la calle
 

Sin embargo, lo importante está en otra parte. En la infraestructura donde se definen las relaciones de fuerzas, se cocina el humor social y se articulan las potencias populares.

Milei apuesta todo a la gestión económica. Es el único tablero de comando que le interesa. En todo lo demás, el manejo del Estado es y será un descanso. Pese a la constante apelación a los poderes celestes, su credo es el más craso materialismo. La legitimidad depende del índice de inflación. Pero los tímidos éxitos que ostenta están atados con alambre, en el horizonte no se divisa ningún rayo de luz y el crédito, más temprano que tarde, va a agotársele.

La opción de frenar el deterioro de las condiciones macroeconómicas a través de una brutal dinámica recesiva impone la pregunta urgente de cuándo y cómo comenzará la recuperación. El Gobierno, de momento, apela a la inercia. Siempre que llovió paró. Sabe que no puede contar con los empresaurios nacionales, cuyo sector más dinámico hoy es una amenaza: el agronegocio exige devaluación y está parado encima de la cosecha récord. Lo que podría ser el chorro de divisas salvador se convierte en un grueso poder de desestabilización.

Tampoco la geopolítica ayuda, por ahora. La cruzada ideológica libertaria aleja a los principales socios comerciales, China y Brasil, mientras la gelidez alcanza a España, México y Colombia. Tampoco el Estados Unidos de Biden corresponde al amor incondicional declarado por Milei. Asistimos a un aislamiento internacional pocas veces visto. En estas condiciones, se aguarda la llegada de un superhéroe salvador. ¿Cómo se llama la obra? Esperando a Donald Trump.

La respuesta del millón la tiene la calle. Pero allí lo que se cuece es un enigma. Las movilizaciones y demostraciones de fuerzas en rechazo al rumbo oficialista, casi semanales, son inmensas. Y parecen haberle torcido la mano a la prepotencia represiva gubernamental, que pretende inocular el miedo para generar parálisis. Sin embargo, por ahora la protesta no logra una eficacia política acorde a la magnitud de su desempeño. Hacia arriba, las instituciones parecen blindadas. Hacia los costados, persiste el apoyo de aproximadamente la mitad de la población al gobierno libertario. Hay una potencia de contestación contenida, que si prolifera puede ser demoledora. Pero también se puede ir, poco a poco, disipando.

Para que el fuego crezca hay que estar allí. Sembrando vientos.

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