el testamento de francisco urondo | Revista Crisis
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el testamento de francisco urondo
Este 17 de junio se cumplen 47 años de la muerte del poeta y periodista Francisco Paco Urondo. En 1986, a diez años de su asesinato a manos de las fuerzas militares en Mendoza, en la Crisis #42, Vicente Zito Lema publicaba una breve semblanza, una serie de cartas y el testamento del autor de La Patria fusilada. Ahí deja ver su compromiso y, a la vez, toda su ternura.
14 de Junio de 2023

 

Francisco Urondo nació en Santa Fe en 1930. A partir de 1956 publicó varios libros de poemas, entre ellos Historia antigua, Breves, Lugares, Nombres, Poemas póstumos y Cuentos de Batalla, con los que construyó un camino original, profundo, dentro de la poesía argentina. Su actividad literaria se proyectó con igual vigor a otros ámbitos. En 1966 publicó un volumen de cuentos. Todo eso, y posteriormente su novela Los pasos previos. Dentro del género teatral dio a conocer Veraneando y Sainete con variaciones. También se destacan los testimonios que recogiera, en la cárcel de Villa Devoto, de los sobrevivientes de Trelew y que originaron su libro La patria fusilada, publicado por Crisis en 1972. A todo ello, a su amplia tarea periodística, a su trabajo en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires, donde fue director del Departamento de Letras, se une su entrega como militante político, básicamente en el peronismo revolucionario, cuyas filas engrosó desde la organización Montoneros.

Urondo murió a fines de 1976, en Mendoza, donde cumplía tareas políticas, tras un enfrentamiento con fuerzas de la dictadura militar. Fue Rodolfo Walsh el primero en dar detalles ciertos de su muerte. En uno de sus papeles, que circulaban de mano en mano y que posteriormente se publicaron en Europa, en 1979, afirmaba: "El traslado de Paco (Urondo) a Mendoza fue un error. Cuyo era una sangría permanente desde 1975, nunca se pudo poner de pie. El Paco duró pocas semanas, su muerte, dijo Roberto, se produjo en un contexto de derrota, por el mecanismo que luego nos ha resultado familiar: las caídas en cadena, las casas que hay que levantar, la delación, finalmente la cita envenenada. Fue temiendo lo que sucedió. Hubo un encuentro con un vehículo enemigo, una persecución, un tiroteo de los dos coches a la par. Iban Paco, Lucía con la nena y una compañera. Tenían una metra pero estaba en el baúl. No se pudieron despejar. Finalmente el Paco frenó, buscó algo en su ropa y dijo: "Disparen ustedes". Luego agregó: "Me tomé la pastilla y me siento mal". La compañera recuerda que Lucía dijo: "Pero Papi, por qué hiciste eso". La compañera escapó entre las balas; días después llegó a Buenos Aires. Cree que a Lucía, desarmada, la mataron ahí mismo. Al Paco le pegaron dos tiros en la cabeza, aunque probablemente ya estaba muerto. A la nena la devolvieron poco después. La recuperó Josefina, la hija de Paco, hasta que la mataron este mes de diciembre".

El 3 de julio de 1975 Urondo redactó su testamento. Reconoció a Angela, su hija menor, a quien al nacer no pudo darle su nombre por ser un perseguido y dejó, como única herencia, los libros que había escrito.

Fue Javier, el hijo de Paco, quien me dio una copia del testamento. Y en una charla que tuvimos en una pizzería de San Cristóbal, poco después de mi vuelta del exilio, me hizo conocer otras noticias de mi viejo amigo.

Francisco Urondo está enterrado como NN en la bóveda familiar, en Merlo, y las autoridades no han dejado siquiera poner una placa con su nombre. Su hija mayor y también su marido, fueron secuestrados en diciembre del 76 y están muertos o desaparecidos. La pequeña Angela fue recuperada por la familia y ahora vive en La Pampa con los abuelos maternos.

Pienso en la vida y muerte de Paco. Comprendo el silencio que lo rodea. El gran sueño de una generación, de la que él es hoy su símbolo más exasperado, fue destruído, y las secuelas de la derrota y el terror que la envolvieron se han enquistado en numerosos espíritus. Más aún: Urondo es un espejo temido para los que mudan de barca según despunta la rosa de los vientos; para los que gozan beneficios de una democracia que nunca desearon y menos merecieron.

Releo el testamento, algunas de las cartas a sus hijos, sus últimos escritos. Reivindico para Francisco Urondo una coherencia extrema, el haber acompañado como pocos cada palabra con el hueso. Y me animo a sostener que fue un héroe por mezquindad ajena y un verdadero poeta en tanto supo trasmutar en ética lo que escribía.

Estoy seguro que habrá un tiempo en que la vida ya no será la obligada muerte de nadie, y que esa poesía y el gran sueño por los que vivió y murió, andarán armoniosamente de la mano.

Vicente Zito Lema

 

 

Yo, Francisco Reynaldo Urondo en este acto y en el pleno ejercicio de mis facultades mentales expreso mis disposiciones de última voluntad.

Declaro llamarme Francisco Reynaldo Urondo, ser hijo legítimo de Francisco Enrique Urondo y de Gloria Edelma Angélica Invernizzi, ser de estado casado con Graciela Blanca Murúa, de quien me encuentro separado de hecho desde el año 1958. De dicha unión nacieron mis hijos legítimos Claudia Josefina y Javier. Posteriormente de mi unión extramatrimonial con, Alicia Cora Raboy nació mi hija Angela, cuya paternidad reconozco expresamente en este acto. Mis bienes no son otros que los derechos de autor provenientes de las siguientes obras literarias: Todo eso, Los pasos previos, Sainete con variaciones, Homenaje a Dumas, Archivo General de Indias, Muchas felicidades o Así es la vida II, Veinte años de poesía argentina, Historia antigua, Lugares, Hombres, Del otro lado, Adolecer, Son Memorias, Poemas póstumos y Cuentos de Batalla; así como también las obras de TV como Chau Robin Hood, No sé que hacer, como otros originales o adaptaciones por mí registradas y las obras para cine como Noche Terrible o Pajarito Gómez. Mis únicos herederos son los hijos matrimoniales y extramatrimoniales que antes he mencionado, manifestando que es mi voluntad que la parte disponible de mi acervo hereditario se destine a mejorar la hijuela de mi hija Angela, que por este testamento he reconocido sin perjudicar la legitimidad de mis otros hijos.

Buenos Aires a los 30 días del mes de julio de 1975

Francisco Urondo

 

 

Algunas cartas

Querida Claudita:

Mañana sale un amigo para Europa y aprovechamos para enviar estas cartas ya que desde aquí demoran mucho en llegar. Hace ya unos diez días que estamos en Cuba y esto es realmente estupendo, ya te contaré en otra con más detalles (ahora es tarde y mañana temprano se va este amigo); el asunto es que estuvimos 3 días en La Habana y luego fuimos a Varadero, una playa hermosa con un mar turquesa y transparente. En este lugar estuvimos una semana parando en las casas que fueron de los millonarios y que ahora son del pueblo. Hoy volvimos a La Habana y estaremos una semana; la siguiente iremos a la provincia de Oriente y veremos los lugares donde Fidel comenzó la insurrección. Escríbannos a las direcciones que Zulema les dio de París y Madrid y no dejen de hacerlo porque queremos saber cómo están. Tenemos muchas ganas de verlos y nos acordamos de ustedes frente a cada cosa linda que vemos o que vivimos. Un gran beso.

Paco

 

 

Querido Javier: me he fumado muchos cigarros y lo paso muy bien. El primer mesón en que entré en Madrid se llamaba: San Javier. Es una especie de bar muy viejo -del año 1500 más o menos- y básicamente un tipo de lugar que hace tiempo quería conocer, con las mesas viejas y sólidas y los jamones enormes colgados del techo y el vino excelente. Me acuerdo mucho de ustedes y ayer escuché una copia de siguirilla carcelaria que dice así:

"Corre y dile a mi niño curro

que me escriba carta

que con sabé que mi curro está bueno

me sobra y me basta"

Ahora yo sé que mi "curro" Javiercito "está bueno" y esto me pone contento. También saber que pronto nos vamos a ver y que charlaremos mucho. Un beso muy grande.
Paco

 

Para Alejo, Javier y Claudia:

Queridos hijitos: hace ya varias horas que salí de Buenos Aires. En este momento estoy en el medio del Atlántico, estamos volando a más de 10 mil metros y me acuerdo mucho de ustedes. Espero que estén bien y contentos.
Claudia: contame cómo te ha ido en ese campamento, que pienso debe ser tan importante para vos. Te vi salir feliz, radiante y esto me llenó a mí también de alegría y también de melancolía, viendo a esta hija que crece y lo hace con ganas. Melancolía, simplemente, estúpidamente, porque el tiempo pasa y las cosas cambian a mi alrededor: pero esto es mi egoísmo.

Javier: estabas muy triste cuando te fuiste a Mar del Plata. Ahora estarás contento, jugando y nadando y jugando, haciendo esas cosas que tanto te gustan. Después te darás cuenta que separarnos si bien fue duro, no es terrible y tal vez necesario y bueno, pese al dolor. No vayas a perder tu alegría, tu espontaneidad que es admirable en vos y te permite tener esa hermosa alegría de vivir.

Alejo: espero que vos también lo pases bien, especialmente porque estás cerca de tu papá, construyendo una relación que puede ser muy linda porque mucho les viene costando. Ultimamente pienso cómo un chiquito como vos, tan chiquito todavía, puede tener la valentía que vos tenés para salir adelante como estás saliendo y a pesar de todas las dificultades que has tenido que afrontar.

Chicos: espero que con los amigos se sientan bien. Sé que así debe ser porque ellos los quieren mucho y ustedes también los quieren a ellos. Salúdenlos de mi parte con un gran abrazo, porque yo también los quiero y no se pongan celosos, porque ya deben saber cuánto es el cariño que les tengo, mis chiquitos.

Un gran beso

Paco

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