La primera operación del nuevo Plan Condor 2.0 fue la expulsión de Julian Assange de la Embajada de Ecuador en Londres el 11 de abril del 2019, y su inmediata captura. Un acto de higienización del poder colonial sobre las ruinas del estado de derecho. Lo acusan de haberle mostrado al mundo el funcionamiento de las tecnologías de vigilancia del GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft) y sus algoritmos predictivos del comportamiento. También señaló a los monopolios mediáticos (los mismos que lo encumbraron para luego enlodarlo) como encubridores de las masacres del aparato industrial militar en Irak.
Antes de la pandemia, Assange compareció frente a la Corte de Westminster en una jaula de vidrio. Desde entonces, no se le ha permitido reunirse con sus abogados. En la prisión de Belmarsh, en Inglaterra, transcurrieron meses antes de que recibiera un par de lentes y una radio. Durante las audiencias administrativas previas a la fase final del proceso de extradición que comenzó ayer lunes 7 de septiembre, tampoco pudo acceder a la videoconferencia. El ex editor de WikiLeaks, tal vez uno de los pocos periodistas dignos de ese nombre, es tratado como el peor criminal de guerra.
quítate la piel de mi país
Fidel Narváez convivió en la Embajada de Ecuador en Londres junto a Julian Assange hasta julio de 2018. Como cónsul Narváez conoció a Assange en 2011, cuando ya estaba bajo arresto domiciliario. El funcionario había contactado a WikiLeaks en nombre del gobierno ecuatoriano para que se publiquen todos los cables sobre Ecuador, porque los latifundios mediáticos locales habían omitido todo lo concerniente a los vínculos de las élites con la embajada estadounidense. La publicación de los cables en WikiLeaks coincidió con el Referéndum Constitucional de mayo del 2011, cuya pregunta 3 inhabilitaba a la banca privada poseer medios de comunicación.
El ex cónsul recuerda las presiones del sistema político inglés contra la decisión ecuatoriana de proteger a Assange: “El asilo fue el último recurso que Julian tenía. Dentro de la jurisdicción ecuatoriana ya rige el principio de no devolución para el solicitante, la obligación de no entregarlo a donde su vida corra peligro. Cuando se anunció formalmente el asilo, el 16 de agosto de 2012, dos meses después de su ingreso, hubo una amenaza formal de invasión a la embajada. A través de un documento, los británicos aludían a una ley interna que les permitiría ingresar por la fuerza. Sabían que el asilo era inminente y estaban tratando de amedrentarnos. Rafael Correa y el ex canciller Ricardo Patiño actuaron en base a principios, fueron valientes. Fue una jugada geopolítica de enorme trascendencia para el país.
¿Y cómo reaccionaron los británicos ante la decisión ecuatoriana?
El día anterior a la declaración, los británicos cerraron la calle y rodearon la embajada con un numeroso contingente policial armado. Esa noche ocuparon el edificio, el patio interior, los pasillos, en un claro acto de intimidación. Pero no se concretó, se dieron cuenta de que, si ingresaban, ponían en riesgo a sus propias embajadas en el exterior. Luego sufrieron una derrota diplomática. En ese entonces Ecuador estaba muy bien posicionado regionalmente, convocó a la OEA, al ALBA, a UNASUR, sus condenas al intento de agresión fueron contundentes. Esto no significó un apoyo a Assange, sino al país, amenazado en su soberanía por una potencia extranjera.
¿Cuándo empezó a prepararse la expulsión de Assange?
—El gobierno ecuatoriano empezó a ayudar al verdugo de su asilado cuando firmó, en marzo de 2018, un convenio de cooperación judicial solicitado por los EEUU. Sigilosamente, las fiscalías de los dos países coordinaron acciones de investigación. La justicia norteamericana recibió información detallada desde adentro de la embajada sobre las comunicaciones y las visitas de Assange. Todo esto es ilegal, porque se trata de un individuo que tiene status de protección. Esta cooperación judicial sirvió para la investigación del fiscal Robert Muller sobre las elecciones norteamericanas de 2016, que finalmente desestimó la trama rusa. Paradójicamente, Assange recibió la nacionalidad ecuatoriana en diciembre de 2017, en un proceso fast-track altamente vilipendiado. Habiendo estado durante 5 años en territorio ecuatoriano, ya tenía derecho a solicitar la nacionalidad. Además, según ACNUR los refugiados deberían beneficiarse de un trámite más expedito para adquirir la nacionalidad del país que los protege. María Fernanda Espinosa, entonces canciller, lo definió como un “anillo adicional de protección”, pues un ecuatoriano no puede ser extraditado. Pero desde el convenio de cooperación se empezó a incomunicarlo, a impedirle las visitas. Nunca un gobierno había entregado a un refugiado político a sus verdugos. Una fuerza extranjera entró a nuestra embajada para secuestrar a un periodista y editor. Su expulsión fue preparada durante meses entre la diplomacia ecuatoriana, la norteamericana y la británica.
servidumbre voluntaria
Desde que en 2016 Assange le propusiera ser su abogado en Ecuador, Carlos Poveda sabe que cuando viaja al exterior le espera un control adicional en el aeropuerto. “Yo era el sorteado siempre: cinta antidrogas, caninos, demoras extras”, cuenta. Preparar los escenarios posteriores al asilo y los salvoconductos ha sido la labor de este catedrático en derecho procesal y colaborador cercano de Baltasar Garzón. Poveda defendió a Assange en la acción de protección que presentó ante la justicia ecuatoriana por el Protocolo de convivencia que se le impuso en octubre de 2018, por el que resultó aislado y hostigado durante ocho meses. Si alguien quería visitarlo, especialmente sus abogados, se lo impedían por escrito. “Estamos buscando la manera legal de sacar a Assange”, declaró entonces Iñigo Salvador, Procurador General de la República, quien también aseguró que nunca sería extraditado a un país con pena de muerte.
El protocolo vino con una campaña de difamación sobre el supuesto mal comportamiento de Assange, que socavó su derecho de asilo.
—La acción de protección en Quito fue un caso que perdimos por unos jueces deficientes. En Ecuador hay una negligencia periodística impresionante. Ciertos periodistas de portales digitales “independientes” reciben información privilegiada del gobierno. Tienen una puerta abierta a la policía por la que no puede pasar ningún fiscal, ningún juez, ningún defensor. Es un monopolio de filtraciones de información que debe terminar. Fueron ellos quienes calumniaron a Julian con la mentira sobre el excremento en las paredes, por su supuesto mal comportamiento y su higiene. Durante esas audiencias, Assange fue el primero en hablar de la existencia de la carta de intención con el Fondo Monetario Internacional, donde el gobierno norteamericano tiene derecho de veto y su captura era una de las condiciones para la firma. Ningún periodista dijo nada. Ninguno. Se la solicitamos a la jueza como medio de prueba, nos lo negó, al igual que el intercambio de conversaciones entre las embajadas. Los medios publicaron la foto de un Julian demacrado y enfermo. Festejaron cuando perdimos. Festejaron cuando lo expulsaron.
¿Qué información entregaron la fiscalía y la cancillería de Ecuador a los fiscales norteamericanos?
—Aunque dentro de la cooperación internacional se le permite a la Fiscalía ecuatoriana imponer su criterio, las autoridades actuales permitieron absolutamente todo, como si fueran un consulado norteamericano más. Los fiscales y agentes norteamericanos hicieron lo que quisieron. Requisaron toda la información personal, judicial y de salud de Julian. En enero de 2019 interrogaron a alrededor de 15 funcionarios que pasaron por la embajada en Londres en distintos períodos. Las peticiones de la fiscalía norteamericana se basaban en elementos de espionaje. Siempre solicitaban documentos y bitácoras muy precisas, basadas en la información que les entregaban la fiscalía y las agencias de seguridad (UC Global de España, luego Promsecurity de Ecuador). Nos opusimos a la cooperación judicial porque se trata de una persecución política contra un asilado. Además, se violentó nuestra soberanía.
la puerta trasera
“Me voy a enriquecer la cultura de los ingleses”, bromeaba Fidel Narváez antes de mudarse a Inglaterra en 2007. Ahí se vinculó a la comunidad migrante ecuatoriana en Europa, muy numerosa en España e Italia. Reconocidos como “la quinta región del país”, por primera vez tuvieron representación en el parlamento y se fortaleció el servicio consular. El gobierno de Correa instituyó la figura del cónsul comunitario: si reunían las condiciones, miembros de la misma comunidad ingresaban al servicio exterior para atender a las necesidades de los migrantes. “Los diplomáticos eran muy reaccionarios”, afirma Narváez. “Fue una decisión que no cayó nada bien a muchos embajadores de carrera”. Correa le propuso a Narváez ser cónsul y fue posesionado en 2010, hasta que a mediados de 2018 lo cesaron en sus funciones.
Edward Snowden escribió en su libro Vigilancia permanente que “la extraordinaria valentía del cónsul ecuatoriano en Londres, Fidel Narváez, dio como resultado un laissez-passer a mi nombre”. Gracias a este documento, Snowden viajó desde Hong Kong a Moscú en junio de 2013, pero Narváez fue sancionado. “Yo era un activista en estuche de diplomático”, comenta Fidel, testigo en el juicio contra UC Global en España.
¿Cuál fue el rol de UC Global en la persecución de Assange?
—Cuando Assange llega a la embajada, no había seguridad, ni guardias, ni cámaras de vigilancia. Su presencia la convirtió en centro de atención mundial. UC Global, empresa fundada por David Morales, ex oficial del ejército español, recibió en 2016 el contrato de la vigilancia de la Embajada de Ecuador en Londres. Morales pidió en 2017 que se cambie el sistema de cámaras que se había instalado en 2012. Desde entonces se instalaron cámaras con audio y un sistema de micrófonos indetectables. Morales ya había sido contactado por la CIA, a través de Las Vegas Sands, una empresa perteneciente a Sheldon Adelson, financista de Donald Trump. Morales tenía planes de envenenar o intoxicar a Julian para que salga a un hospital, es decir, dejar una puerta abierta para que lo secuestren.
¿Y qué pasó con el sistema de vigilancia digital?
—El servidor de almacenamiento instalado en la embajada tenía dos entradas, una para la SENAIN (el organismo de inteligencia ecuatoriana), quienes ignoraban que la inteligencia norteamericana poseía otra entrada, además del control total de las cámaras. UC Global falseó y sobredimensionó todos los asuntos de Assange para obtener nuevos contratos en los Estados Unidos. En el juicio en España se demostrará que fue la CIA quien utilizó a UC Global para el espionaje. No sé si lograron ingresar a mi computadora, pero ya hay evidencia de que sí ingresaron a las de mis colegas.
indignados tus hijos del yugo
“Ese 11 de abril me llamó de madrugada Stella Morris, la pareja de Assange”, relata el abogado Poveda. “Fue una situación desesperante. Cuando un compatriota es detenido en el exterior, tiene derecho a la asistencia consular de su embajada. Se le pidió al embajador que indique los papeles de la expulsión, nunca lo hizo. Se escuchaban gritos, luego sucedió lo que todo el mundo vio”. Poveda asistió a Assange durante su declaración ante la justicia sueca por la investigación sobre un supuesto delito de violación, desestimada por tercera vez.
Según el informe del Relator Especial para la Tortura, el objetivo era instalar sobre Assange el prejuicio de “narcisista y violador”.
—La versión que rindió en noviembre de 2016 ante la Fiscalía ecuatoriana, y que también se remitió a la Fiscalía sueca, es un documento histórico. Julian describió lo que estaba pasando: la invención de los delitos de violación, la persecución de la justicia norteamericana, las compañías de seguridad espiándolo sin cesar, cómo los gobiernos de los Estados Unidos, Ecuador y Suecia planificaron su captura. Prácticamente tres años antes ya sabía cuál era la hoja de ruta, y la denunció previamente, pero nadie escuchó. Es la primera vez que cuento esta anécdota: estábamos en el salón del Embajador y Julian estaba a espaldas de la ventana. Cuando estábamos sentados todos durante la versión, hubo destellos de luz en la ventana, como flashes, e inesperadamente Julian se tiró al suelo. Los fiscales suecos y ecuatorianos, todos en la sala, nos quedamos perplejos, no entendíamos qué había pasado. Luego Julian se levantó y dijo que creyó que era un rayo láser que lo atacaba.
¿Son los efectos de la tortura psicológica?
Recuerde que Hillary Clinton lo amenazó con ejecutarlo utilizando un drone. Su nivel de angustia era impresionante. Tuvimos que cerrar las cortinas, tapar las ventanas con cartones, Julian no se sentía seguro. Solo ahí me di cuenta del nivel de atosigamiento y hostilidad, del daño sistemático a su integridad física y psicológica. Cuando entré a la embajada noté algo raro: los miembros de la seguridad me pidieron dejar mi celular y mi pasaporte en la entrada. Luego mi pasaporte apareció en el canal de noticias CNN. A pesar de esto a mí me parecía normal ver a los periodistas afuera, gente tomándose fotos, pero a él no. Los agentes de inteligencia deambulaban afuera de la embajada como turistas, inclusive alquilaban departamentos cerca. Esos son los famosos gastos por los que culpan a Assange, pero eran para los agentes irregulares que lo vigilaban.
El fiscal William Barr viene de reformular la acusación contra Assange por tercera vez ¿Cómo lleva adelante una defensa cuando se ha roto el privilegio entre abogado y cliente y la fiscalía conoce la estrategia de los defensores?
—La reformulación de cargos se produce porque el Departamento de Justicia de los Estados Unidos no tiene elementos probatorios para justificar la extradición. La acusación anterior era muy débil, no iba a progresar técnicamente, por eso apelan al hackeo otra vez. Los argumentos del Departamento de Justicia provienen del espionaje y de la venta ilegal de información que realizaron empresas de seguridad como UC Global en la embajada ecuatoriana. Están viciados, son pruebas ilícitas, pues afectan a la intimidad del acusado. Si la sentencia es negativa, apelaremos, el caso irá a una instancia superior, donde esperamos un juez menos manipulable.
“Este tiempo me he dedicado a solicitar información sobre Assange a la Presidencia, a todos los ministerios”, cuenta Poveda. “En la Inteligencia dicen que no hay y de existir ya pasó a Contraloría, donde luego de cierto tiempo la destruyen. Pedí a Cancillería los videos de la embajada. ¿Sabe qué me dijeron? Que los borraron el día de la expulsión. Es inaudito, todos dicen que no tienen información de Julian. Esos documentos seguramente se utilizarán en la extradición. Al contrario: en España, durante las audiencias, aparecieron las bitácoras de espionaje que UC Global y Promsecurity le enviaban al gobierno ecuatoriano. El gobierno de Lenín Moreno quedará como hipócrita otra vez, pues en un proceso de extradición juegan un papel importantísimo las omisiones y las versiones del Estado ecuatoriano. Como abogado siempre lo dije: esto lo recordarán tanto el ex canciller José Valencia como el procurador Íñigo Salvador. Distinguidos colegas, si hacen esto mal, nuestros hijos van a tener que pagar las consecuencias, que no serán solo económicas. Esto va a ir a la Corte Interamericana y a otras cortes internacionales. Fueron tan irresponsables al cumplir órdenes, que nunca pensaron que esto manchará a las próximas tres generaciones de ecuatorianos”.