/videos
La destitución de Fernando Lugo puso en evidencia el profundo giro antidemocrático que admiten las instituciones republicanas, en el marco de un bloque regional perforado por ambiguas tramas de negocios.
A siete meses del próximo test electoral, un viaje al país del Mercosur en el que el nacionalismo es hoy un traje a medida de las élites y la política no habla en guaraní.
Cortometraje producido por Revista Crisis sobre el Hipódromo de Palermo
Un nuevo tipo de conflicto social perfora la actual bonanza latinoamericana. La renta extraordinaria surgida de las industrias extractivas derrama sobre las urbes, convencida de su rol como agente de progreso. El aluvión sojero-minero-petrolero se entremezcla con el dinero narco, adopta formato financiero y se vuelca a la especulación inmobiliaria. Rosario es un caso testigo.
En apenas once meses fueron asesinados dos jóvenes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero VC. La misma motivación, el mismo método: empresarios sedientos de tierras convencen a unos pocos pobladores, los convierten en sicarios, y los arrojan contra comunidades que resisten, ante la pasividad cómplice del Estado desarrollista. No hay errores, no hay excesos. Son los mojones de una matriz productiva que aniquila.
El monte santiagueño se ha convertido en un territorio encantado. En esas tierras otrora despreciadas, el agro-negocio posó su impronta modernizadora: hizo foco en el monte.
Sin embargo, muy pronto los empresarios hubieron de darse cuenta que no existía allí apenas un desierto de malezas. Miles de familias campesinas, muchas de ellas involucradas en un delicado proceso de organización política, reclaman para sí la posesión de aquellos inmensos campos. En pleno siglo XXI argumentan con motivos ancestrales, atizando la memoria india.
El conflicto no tardó en detonar. Y sigue recrudeciendo. Hacia finales del año 2014 tuvo lugar el juicio oral y público a los asesinos del joven agricultor Cristian Ferreyra, en la ciudad de Monte Quemado.
Pero no estamos, simplemente, ante un historia de terror y amarga desolación. El viaje a Monte Quemado funcionó como una puerta de ingreso hacia comarcas ignoradas, donde un mundo complejo transcurre, habitado por vitalidades desconocidas. Esas imágenes constituyen hoy un alimento de primera necesidad. Si queremos evitar la caída en la indigencia de nuestra imaginación colectiva.