Un nuevo tipo de conflicto social perfora la actual bonanza latinoamericana. La renta extraordinaria surgida de las industrias extractivas derrama sobre las urbes, convencida de su rol como agente de progreso. El aluvión sojero-minero-petrolero se entremezcla con el dinero narco, adopta formato financiero y se vuelca a la especulación inmobiliaria. Rosario es un caso testigo.