“El peronismo fogoneó un monstruo y no le puede cortar la cabeza”. Así definió un dirigente barrial kirchnerista al “Colo” Carlos Mac Allister –el futbolista que se volvió líder político–, cuando hace dos años, por primera vez desde el regreso de la democracia, la hegemonía del PJ pampeano quedó en riesgo. Y este domingo el que lo puede frenar no es un peronista, sino un radical: Daniel Kroneberger, diputado nacional, lo enfrenta por la candidatura a la Gobernación en la interna de Cambiemos.
El “Colo” es la gran estrella de la elección y apuesta a consolidar su liderazgo en el PRO. Mac Allister había coqueteado con el peronismo a mediados de los dos mil, pero después se alejó para dedicarse a los negocios deportivos. Cuando en 2013 decidió jugar con Macri, cosechó adhesiones gracias a la pelea dentro del PJ: acaparó los votos peronistas que se fugaron para dañarse entre enemigos internos. Así la criatura se convirtió en diputado nacional, apropiándose de una banca que era justicialista. Y de ahí saltó a la Secretaría de Deportes de la Nación.
Al ser un engendro difícil de clasificar, el peronismo prefiere eludir sorpresas y anhela como rival a un radical de los tradicionales. El origen “outsider” todavía le da a Mac Allister plafón para renegar de “la clase política”, como si realmente fuera un recién llegado. Además, un triunfo del “Colo” en la interna de Cambiemos atraería jugosos recursos nacionales para su campaña, generando la idea de que hasta puede ganar la elección “imposible”. El candidato juega con eso: si siendo un marcador izquierdo ni siquiera mediocre pudo ser campeón con Boca y jugar en la selección con Maradona, ¿por qué no podría ser gobernador pese a la falta de experiencia y la ignorancia que se le reprochan? ¡Sí, se puede!, se entusiasman sus seguidores.
paso en falso
Por primera vez en La Pampa se desdobla el proceso de elección de autoridades provinciales de los comicios nacionales. La interna de este domingo no es una PASO (Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias): no hay “obligación” para los votantes; no aparecen en el cuarto oscuro las boletas de quienes no tienen competencia interna; y no se necesita un piso para participar de la general que tendrá lugar en mayo.
Como el peronismo no participa a nivel provincial, pueden ir a las urnas afiliados y afiliadas (Cambiemos tiene 15.385) y el padrón de independientes (hay 206.578), siempre que quieran moverse de su casa un domingo en que la temperatura puede llegar a los 40°. Esos detalles les dan peso a los aparatos. El gobernador Verna no fue inocente a la hora de elegir la fecha: el apuro “coincide” con el peor momento de la economía y la impresión lógica de que Mac Allister pagará costos políticos. El juego del peronismo estará en las sombras: cerró su pelea intestina de manera extraordinariamente prolija, pero dará una mano para que un correligionario haga el trabajo sucio. El PJ pampeano, que se jactaba de ser invencible, aprendió lo que es estar en riesgo en 2017, cuando ganó la legislativa nacional por apenas 76 votos. En la PASO previa los precandidatos de Cambiemos juntaron más adhesiones que los postulantes peronistas.
La remontada forzó enseñanzas: cuando un cáncer obligó a Verna a bajarse de la posibilidad de reelección apareció el fantasma de una carnicería interna, pero el PJ acomodó los tantos uniendo casi todas sus partes. Sergio Ziliotto, diputado nacional de alto perfil, es el candidato a gobernador por el dedo de Verna y de un espacio bautizado Frente Justicialista Pampeano, que reúne a todas las líneas internas y que sumó al Frente Renovador, a Nuevo Encuentro, al Humanismo, al Comunismo y a Patria Grande, una coalición que si gana en mayo será sindicada como un ejemplo de lo que podría construirse a nivel nacional. Hay algo de magia en esa amalgama, sobre todo cuando se tiene en cuenta que allá por el 2015 el slogan de campaña de Verna era “La Pampa o La Cámpora”, con una furia antikirchnerista en el discurso que se fue morigerando hasta el actual matrimonio.
El que quedó afuera de ese acuerdo general fue Juan Carlos Tierno, dirigente del manodurismo extremo, que flirteó políticamente con Patricia Bullrich y se alió a sectores evangélicos. Ahora será candidato a gobernador por una fuerza cuasi marginal (Comunidad Organizada) que puede “robarle” votos tanto al PJ como a Cambiemos. El peronismo sí define en internas su candidato a intendente de Santa Rosa, la capital provincial hoy gobernada por la UCR: son seis los postulantes, pero se espera un mano a mano entre Jorge Lezcano (diputado provincial y sindicalista) y Luciano Di Nápoli, exdiputado provincial que cuenta con el respaldo directo y explícito de Cristina Fernández de Kirchner. Los medios nacionales están a la expectativa: “Perdió el candidato de Cristina” o “Ganó el candidato de Cristina”, será sin dudas uno de los títulos el lunes 18.
el pez por la boca
El peronismo prefiere que su rival en la general de mayo sea Kroneberger porque los radicales están acostumbrados a perder el clásico provincial y casi que naturalizan la situación. La UCR ya cayó en una interna con el PRO en 2017, pero conserva una estructura distribuida por toda la provincia como para ilusionarse con una victoria, sobre todo si aparece un espaldarazo de los “peronistas independientes”.
El problema es que el radicalismo cometió graves torpezas: hizo una encuesta para averiguar cuál era su mejor candidato pero eligió al peor posicionado; dedicó más energía a sus enfrentamientos internos que a la pelea con Mac Allister; permite que sus intendentes más importantes no participen de la campaña por expreso pedido del PRO; mientras su hombre fuerte, el senador Juan Carlos Marino, desapareció de la escena después de que lo acusaran de abuso sexual. Sin embargo, Mac Allister no se queda atrás y soltó un par de afirmaciones de dudosa simpatía popular: se declaró a favor de la obra Portezuelo del Viento, a tono con el interés del gobierno nacional y de la provincia de Mendoza, en un contexto en que la defensa de los recursos hídricos está arraigada como nunca en La Pampa, y renegó de la participación cooperativa en el área comunicacional, cuando en la provincia el movimiento cooperativo es masivo y de demostrada eficiencia y ha logrado abaratar los costos de Internet y la TV por cable.
Se prevé un final palo y palo. Si el “Colo” gana habrá brindis en la Rosada: el macrismo presentará la victoria de su figurita como el primer triunfo de 2019 y como un castigo a los socios radicales que osaron desafiarlo. Si Mac Allister pierde el que ya se prueba el traje de líder local del PRO es el diputado nacional Martín Maquieyra, más joven, más prolijito, y quizá por eso uno de los prospectos de Marquitos Peña.