En octubre de 2019 Mariel Fernández, nacida y criada en un barrio periférico de uno de los partidos más empobrecidos del conurbano bonaerense, ganó la intendencia de Moreno por más de treinta puntos de diferencia contra el candidato de Juntos por el Cambio. “Soy la intendenta más votada de toda la historia de Moreno, nunca el peronismo había ganado en el centro y nosotros ganamos”, me dijo hace unos meses.
Busqué otros interlocutores para profundizar en las condiciones históricas de posibilidad de una acumulación social que resistió en las rutas piqueteras, se desarrolló con la organización comunitaria y cristalizó en el más ambicioso punto de llegada: 160.000 votos con los que ganó el principal cargo obtenido en elecciones generales por un referente de los movimientos populares. Para reconstruir el trayecto dialogué con dos curas que tuvieron sede en Cuartel V entre 1985 y 2017: Sergio Gómez Tey y Eduardo Farrell. También con referentas del mítico Centro Cultural La Chicharra que Mariel fundó en 2001. Y con Ana que fue manzanera, “por amor y desinteresadamente”, en el vecindario en el que Mariel creció, yendo a buscar la leche fresca que llegaba todos los días en los camiones del Plan Vida que organizó Chiche Duhalde antes de ser derrotada por Graciela Fernández Meijide, mucho antes de su segundo fracaso, ya aplastante, frente a Cristina Kirchner. En la misma provincia que conquistó por única vez María Eugenia Vidal, para ser vencida por Axel Kicillof quien en este momento enfrenta la derrota de la coalición oficialista en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que “unida” se proyectaba infalible.
Tras este desvío por las derrotas bonaerenses, me queda por mencionar que además hablé con Esteban Gringo Castro, compañero de la organización y marido de Mariel. Castro es secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). La organización gremial que el actual ministro de Trabajo, Claudio Moroni, legitimó con prerrogativas casi idénticas a las que obtienen los sindicatos más representativos. Cuando se elaboraba la nueva normativa durante los meses más álgidos del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), uno de los asesores de Moroni dijo algo más o menos así: “la economía popular es como un mar con ese oleaje desbordante, un caos monumental inclasificable para el Estado y ahora tiene la oportunidad de convertirse en un gran natatorio: con bañero, horarios de entrada y de salida, carnet y revisación médica”.
La analogía produce interrogantes: ¿cuál es finalmente el trueque entre la institucionalización y la fuerza que produce una conflictividad desplegada? ¿Qué se resigna cuando se desea el camino del modelo sindical argentino? ¿Y qué alternativa había? Porque, ¿por cuánto tiempo podía sostenerse la pura presencia para cada reivindicación, todas las veces volviendo a comenzar desde cero? La extenuación no es un destino y entonces nació la UTEP, que es también la búsqueda del derecho a ausentarse sin perderlo todo en cada retirada. Memorable discurso de Dina Sánchez en el acto de lanzamiento: “Hoy es un día de celebración. Acá estamos los pobres, los más humildes. ¡Aquí estamos las piqueteras carajo!”.
El momento político resulta provechoso para comprender un trayecto de organización de aquello que se conoce como economía popular y que hasta la derrota oficialista del 12 de septiembre había logrado una dirección más bien ascendente y acumulativa. Podemos aventurar que ahora ha sido transformada en un contrincante por una reacción política y sindical (desde algunos sectores internos de la coalición gobernante y de opositores) y por cierta bronca social más difusa y diseminada cuya lectura está pendiente. Pero antes de sacar otras conclusiones reconstruyamos la realidad de Moreno y de Mariel Fernández, la referenta del Movimiento Evita que gobierna el municipio y cuya base de sustentación es la experiencia territorial que se convirtió en el centro de muchos ataques.
laburo de abeja
Mariel Fernández nació en 1977 en Cuartel V. Hacia fines de los años setenta esta era una localidad semirrural con algunos barrios antiguos nacidos en los cincuenta como San Norberto, el barrio de Mariel. “Cuartel V estaba lejos y de algún modo olvidado. Más de 20 kilómetros del centro de Moreno y a unos 5 o 6 de José C. Paz y Derqui”, cuenta Farrell, uno de sus párrocos. Lejos de las vías del ferrocarril y de las autopistas, el aislamiento es un problema central.
Se recuerdan dos hitos de la organización comunitaria: el Consejo de la Comunidad y la mutual El Colmenar. El Consejo nació durante los primeros años de la democracia como una expresión organizativa autónoma de la política barrial, “a través del Consejo pudieron crearse escuelas, se consiguió una ambulancia para la salita”, recuerda Gómez Tey. Fueron años de mucha participación y se pudo articular una demanda fuerte hacia el municipio. Un momento de sintonía entre la comunidad y la política que después no recuerda que se haya repetido.
Una investigación muy documentada a cargo de Pablo Forni retuvo la experiencia impactante de El Colmenar: su actividad principal es el transporte de pasajeros, llegó a trasladar 12.000 personas por día. Unía a más de 40 barrios entre sí y a estos con el centro urbano del partido y la estación de trenes del Sarmiento. Gestionaba también un campo de deportes, comedores, guarderías y una radio. Operaba en 19 barrios de Cuartel V, y en otros 10 del resto de Moreno. Llegó a tener 80.000 socios. Otra nota merecería ser escrita para reconstruir el boicot a la mutual, historia que involucra a intendentes en connivencia con las empresas privadas de transporte público. Mariel integró la experiencia desde muy joven: “mi vecina me ofrece sumarme a la mutual en un proyecto de apoyo escolar. Como ya había sido catequista tenía experiencia con chicos y me gustaba. Me fascinó toda la experiencia de la mutual llevada adelante por vecinos. Después la mutual me contrata, fue mi primer trabajo a los 18 años, estaba en la recepción”.
la hora de los leños
Como en la vida, algunos acontecimientos son marcas determinantes en Cuartel V. La crisis de 1989 con las hiperinflaciones es uno de ellos, llegaron a tener 200 ollas; Cafiero era gobernador, bajaba mucha comida y eso permitió que la gente pudiera sobrevivir. “El otro momento difícil fue el 2000, 2001 y 2002, se sobrevivió con el tema del trueque. La situación era muy parecida al 89”. Ana, elegida manzanera en los tiempos del gobierno de Duhalde, comparte un indicador de la magnitud del hambre: la deforestación fulminante de una zona rural de Cuartel V. “Es que todas las ollas que hacíamos en ese tiempo eran a leña; cuando volví a esa parte del campo no quedaban árboles, me impactó”.
Mariel dice sobre su familia: “las crisis nos golpeaban mucho porque al no estar en blanco, mis viejos se quedaban sin trabajo y la pasábamos mal. Íbamos a los comedores y a ollas populares. La solución era comunitaria”. El padre de Mariel era correntino, migró a Buenos Aires para trabajar como albañil. A los 40 años tenía el físico arruinado. La mamá de Mariel trabajó como empleada doméstica, luego en un taller textil. Los dos laburaron siempre a la intemperie: sin salario, solo ingresos fluctuantes, sin derechos laborales ni seguridad social. Cuando quebró el taller su madre compró una máquina de tejer y vendió pulóveres hasta que ya no pudo competir con los que entraban desde Corea o China, explica Mariel, porque eran demasiado baratos. Cuando el daño en la espalda de su padre se volvió irreversible apostaron a un quiosco en la parte delantera de la casa. El tiempo que duró la experiencia del negocio fue para Mariel la etapa más feliz de su familia. Hasta que en diciembre de 1995, el padre queda en medio de un asalto; recibió varios balazos. Murió a los 47 años. En 1996 es asesinado su tío, que trabajaba como seguridad de un supermercado. Dos años después muere su primo hermano en otro hecho de violencia. Mariel se enoja ya siendo intendenta durante una entrevista en Crónica cuando un periodista intenta explicarle lo que significa la “inseguridad” en el conurbano.
plan minga
A partir de 2007 tuvo lugar un acelerado proceso de tomas de tierra y creación de nuevos asentamientos que continúa hasta hoy. “Cuando se haga el censo se va a conocer la dimensión de este fenómeno, seguramente hay más de cien mil nuevos habitantes”, dice Gómez Tey. Los asentamientos nuevos comienzan a conformarse en los alrededores de Stefani, una fábrica de ladrillos. Gómez Tey cuenta que “desde Stefani hacia el fondo, como unas treinta cuadras, eran todos hornos de ladrillo. Ahora hay como veinte asentamientos ahí. Casi la misma población antigua es la que hay ahora nueva. Más gente paraguaya y peruana y eventualmente argentinos. Los hornos desaparecieron”.
Farrell relata en detalle los procesos de tomas de tierra. Cuando llega a Cuartel V, en 2008, comienza a acompañar a miles de familias de trabajadores que buscan crear habitabilidad. Además se construyen capillas en las tierras tomadas. “Me encontré con mucha minga. La minga de los pueblos originarios: todos ayudamos a uno a hacerse la casa, después nos comemos un asado y nos ponemos en pedo”. Sigue Farrell: “A mí ese sentido de poblar vasta e intensamente con criterio popular me interesa mucho (…) A la larga los asentamientos terminan siendo un beneficio, un gran bien desde lo productivo. Los paraguayos, los peruanos son sumamente trabajadores. Y son una gran felicidad para los ferreteros y los corralones. La precariedad inicial de la vida finalmente se transforma. Es más, los habitantes de los asentamientos ya tienen casas de material, tienen agua, el tendido de luz ya se resolvió y están empezando a entrar medios de transporte. Obviamente que los inicios fueron terribles”.
del puntero a la organización
Las ciencias sociales discutieron el territorio a través de la noción de clientelismo. Las mediaciones entre los barrios y la política ocurren y son motivo de polémicas. Gómez Tey se planta de entrada frente a mi pregunta: “tengo una mirada en general respetuosa y favorable respecto de esto. Tanto de los punteros como de las manzaneras. Es el modo en que la gente del barrio se organiza. El puntero ha sido muy desprestigiado a veces con razón y muchas veces sin razón. Todas las mediaciones pueden ser buenas y necesarias en la medida en que el mismo pueblo las toma si les sirve. Es cierto que el puntero tiene más dificultad para organizar lo comunitario. Pero su presencia y su vínculo con los vecinos es una forma de organización en relación con el poder político, pero también para ir a hacer compras a un mercado central”.
Mariel dice que los punteros abandonaron Cuartel V en los noventa, “el puntero, si bien podía ser criticado por lo menos había un vínculo entre el barrio y el Estado, aunque eso no sea organización popular porque es el que te resuelve él individualmente. Lo que empezó a pasar es que ya ni siquiera estaba esa relación con el Estado, entonces ganó un rol muy protagónico la organización comunitaria y la politización a través de los movimientos sociales”. Sobre las manzaneras destaca el mismo límite aunque recuerda a las de su barrio con nombre propio y palabras de mucho cariño. Sin embargo, en línea de continuidad con el Consejo de la Comunidad y la mutual El Colmenar, Mariel se siente parte de otra cosa. Una organización que no es radial porque junta y produce mucha fuerza social. Los centros culturales son la experiencia más reconocida, en especial El Poyi y La Chicharra. La vocación de poder de una construcción de la periferia al centro. Un terciario para que no falten maestras para las escuelas de la zona. Las cooperativas de trabajo y construcción de vivienda. Uno de los proyectos gestionado por capatazas, arquitectas, albañilas, íntegramente realizado por mujeres.
la explosión
El salto a la política y la aspiración de masividad fueron construyéndose gradualmente como la contracara necesaria de este proceso de organización comunitaria. Y el salto es también subjetivo: sentirse capaces de cualquier cosa.
En 2005 deciden ingresar al MTD, que poco tiempo después se transformó en una de las organizaciones sociales más grandes del país: el Movimiento Evita. “Veníamos de distintas construcciones, el Evita venía más de una historia de montoneros, no de lo comunitario. Para Emilio (Pérsico) la militancia era el que iba al barrio, pero nosotros éramos del barrio. Yo sentía que nosotros, con nuestra concepción de identidad cultural, podíamos expresarnos y ser la conducción política de este trabajo. Nosotros siempre sentimos que podíamos hacer cualquier cosa, por eso soy intendenta, porque nos pusimos objetivos grandes”.
Sin embargo hubo que desanudar impedimentos, construir y desactivar “bombas de tiempo”. Enhebrar la fragmentación. Creo que el leitmotiv de las charlas con morenenses fue “el peronismo no pasó por Moreno”.
Hubo PASO en Moreno pese a que el intendente de entonces, Walter Festa, pertenecía al kirchnerismo. Pocas veces una gestión alcanza una clasificación tan unánime: “un desastre”. Gobernaban Vidal en la Provincia y Mauricio Macri en Nación. El hambre escalaba de nuevo y se produce una explosión en una escuela pública como símbolo dramático del deterioro social, mueren Sandra y Rubén. Los movimientos sociales lideran el proceso de lucha y de organización de ollas populares.
Juan Grabois armó el puente entre Mariel y Máximo Kirchner, quien realizó el gesto preciso: visitó Cuartel V. Mariel dice que fue la primera foto de unidad: Máximo, el Chino Navarro, Leo Grosso y ella inaugurando un espacio comunitario. Pero en las PASO la fragmentación en siete listas dejaba el triunfo más del lado “del aparato”. Un acuerdo feminista terminó siendo otro impulso para la victoria de Mariel. De forma transversal a diversas organizaciones las mujeres sellaron un pacto: la próxima será una intendenta. Está filmado cuando en la noche del 11 de agosto de 2019 una avalancha cantaba: “Las mujeres, ganamos las mujeres”.
Mariel asume la intendencia en diciembre de 2019. En algún sentido ocurre lo imposible. Para Gómez Tey y Farrell no es casual ni extraño que haya surgido Mariel. “Cuartel V podría haber puesto un intendente antes. Porque es una zona de mucha organización comunitaria”.
En medio de la pandemia, Mariel logra revertir dos rojos presupuestarios históricos: la recolección de basura y la recaudación de tasas municipales, eliminando las concesiones a empresas. En algún momento habla del empobrecimiento de Moreno y las grandes cajas de la política para comprar voluntades. En definitiva, el déficit desorbitante de los municipios es lisa y llanamente la declaración de culpabilidad de la política respecto de la fractura social en los territorios.
las últimas elecciones
Pasaron casi dos años y buscamos explicaciones sobre la última derrota. Recordemos la metáfora formulada por Emilio Pérsico sobre las tres realidades del mundo del trabajo: la crema, la leche y el agua. Habló Mayra Arena. Y cantó las cuarenta de la leche. ¿Dónde iba metiendo la sociedad la bronca que aparentemente se acumuló entre quienes pueden ausentarse de las calles siempre y cuando lleguen en estricto horario al trabajo? Los que no quieren nunca jamás ir a una olla popular, dice Mayra. Los que si cierran las escuelas ven clausurada la última esperanza. Desintegrada cualquier búsqueda para expresar una alianza social del siglo veintiuno, el frente electoral oficialista es el telón de fondo de una escena con suma cero entre empleados hiperexplotados o cuentapropistas que defienden culturas de trabajo tradicionales y millones de trabajadores considerados sobrantes gritando “somos lo que falta”.
¿Qué sentimientos nacen cuando se le otorga una residencia provisoria, esta personería cuasigremial, a los de la UTEP que hasta ayer eran declarados “extranjeros”? ¿La crema de la CGT abrirá puertas asegurando ciudadanía plena, voz y voto, para el sindicato de la economía popular? Por ahora colgó un cartel sin hospitalidad escrito en idioma poco inclusivo: Desarrollo Nacional, Producción y Empleo. A veces agregan industria. Otras usan “trabajo”, más abarcativo que “empleo”.
Pero regresemos a Moreno para encontrar pistas. ¿Qué ocurrió? El Frente de Todos ganó las elecciones, a contramano de la derrota del oficialismo en la provincia, pero es innegable la sangría de votos ya que la diferencia se redujo a ocho puntos. Y el sistema político peronista morenense no sale a exacerbar la unidad sino las partes que no encajan. La diáspora peronista. ¿Qué dicen?
Dentro de la coalición: Ricardo ‘Lolo’ Gómez, secretario del PJ de Moreno, señala “la distancia que existe entre dos modelos que entrarán en sólida discusión después de las elecciones de noviembre: trabajo o economía popular”. “Los peronistas siempre hemos considerado que una cosa es la ayuda social y otra cosa es el trabajo. (…) No consideramos que un compañero que limpia vidrios es un trabajador”. “La economía popular es un error conceptual que emparenta casi con la concepción neoliberal”. “Se quiere sindicalizar a los compañeros. Este es un error ideológico porque estoy naturalizando algo que tengo que combatir”. Patricia Rosemberg de Pueblo Libre, primera en la línea de sucesión de Moreno: “Mariel eligió un proyecto único con los movimientos sociales. Y se ve en muchas cosas, lo vimos en los comités de crisis. (…) hablan de organización popular y solidaridad, pero no alcanza solo con una olla popular. Este es un gobierno de los movimientos y no para todo el pueblo de Moreno”.
Desde la oposición, Joaquín Nogueira, presidente de la Unión Cívica Radical: “en el centro de Moreno hay un montón de tipos menesterosos diría yo, con unos chalecos amarillos que están ahí haciendo que cuidan el estacionamiento, te indican dónde estacionar en la calle, no hacen nada y piden limosna, todas esas personas están autorizadas por la municipalidad”. Mirko García, un peronista que integró la lista de Juntos por el Cambio en 2019, había dicho: “Un sector importante de la militancia peronista de Moreno y un sector importantísimo de votantes no quieren un Moreno piquetero, no quieren un Moreno africanizado”.
La reacción desembozada en Moreno tiene mayor solapamiento en otros niveles y espacios políticos donde la organización comunitaria no llegó “tan lejos”.
Hace más de medio siglo que tenemos ante nuestros ojos las señales de agotamiento del modelo generador de empleo o de trabajo “genuino”. Si las estadísticas oficiales están rezagadas, la investigación empírica basada en estudios de casos y en la reconstrucción de cadenas productivas permite comprender la naturaleza de las relaciones entre el sector formal e informal de la economía. Sabemos que la desvalorización y la subremuneración del sector informal explican el empobrecimiento generalizado de millones de trabajadores. El Renatep, entre otros registros, está sistematizando este saber que resulta ser una novedad para el campo estatal. Las propuestas de Salario Básico o Complementario tienen también esta sabiduría: formas restitutivas de valores y derechos no reconocidos a millones. Cristina Kirchner estableció la AUH y la ampliación de la cobertura jubilatoria en base a estos mismos fundamentos.
Como sigue pendiente una caracterización honesta y una planificación participativa con pautas claras de transformación de la estructura social y económica vigente, entonces retornamos una y otra vez a sobreactuaciones de inesperadas amistades políticas con figuras que no podrían expresar, por sus compromisos y terminales, los intereses de los trabajadores.
Por su parte, la UTEP, internamente tensionada por la caracterización del momento, ha ralentizado su proceso de afiliación masiva al sindicato, así como la presión sobre la CGT para una incorporación plena. Mientras, en Azopardo, vuelven a discutir si los trabajadores de la economía popular son trabajadores. ¿Ser la base de sustentación de cualquiera que llegue al poder nos permitirá acumular las fuerzas que hagan posible esta transformación social?