—Me dijo “conchuda” —protestó la periodista Silvia Mercado, al borde de las lágrimas, frente a las cámaras de Crónica TV—. Estoy avergonzada por tener que transmitir esta palabra en un canal de televisión. Pero además ha sido ofensivo con la comunidad judía, y por lo tanto ha sido ofensivo conmigo y con todos los argentinos.
Ocurrió en mayo de 2018. La periodista, entonces al frente de Sin pulgas, se refería a Santiago Cúneo, conductor de 1 + 1 = 3, el programa que la antecedía en el canal que siempre está junto al pueblo. La discusión se había iniciado a raíz de un furibundo editorial de Cúneo, quien suele definirse como antisionista, a propósito del aniversario de la creación del Estado de Israel. Pero todo derivó rápidamente al terreno personal en Twitter, donde Cúneo acusó a Mercado de ser la delegada del Jefe de Gabinete de Mauricio Macri, Marcos Peña, en Crónica TV.
El episodio finalizó con la expulsión del vehemente conductor a pesar de que, desde antes, muchos técnicos y empleados del canal le tenían miedo y no sabían cómo tratarlo. Con su estilo intimidatorio y compadrito, cuentan los trabajadores, Cúneo solía comportarse como si fuera uno de los dueños, lo cual era en cierta medida cierto gracias a las inversiones que hacía como conductor y productor. Además de su propio espacio televisivo de dos horas, Cúneo financiaba las dos horas del programa del mítico Samuel “Chiche” Gelblung, uno de los más vistos en Crónica Tv, por entonces una señal de cable sumida en una frágil situación económica a causa de la escasa publicidad estatal que recibía del gobierno cambiemita.
Con buenos reflejos mediáticos, Cúneo aprovechó la notoriedad de su despido para anunciar el lanzamiento de Canal 22, su propio medio digital, así como también su precandidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires junto al animador infantil y ex diputado kirchnerista Claudio Morgado como vicegobernador. La apuesta salió más o menos bien: Canal 22 (“el loco”, en la quiniela) todavía existe y no solo “Chiche” Gelblung y Claudio Morgado tienen sus programas, sino que hasta Silvia Mercado recibió una amable invitación para sumarse (que rechazó). El proyecto político de Santiago Cúneo, en cambio, naufragó más rápido.
el eterno camaleón
A comienzos del gobierno de Mauricio Macri, Cúneo aceleró un cambio de posición: pasó de apoyar al ingeniero durante su campaña presidencial en 2015 a convertirse en un opositor acérrimo. Esto lo llevó primero a cierta reconciliación con el kirchnerismo y, a partir de ahí, a una rápida deriva que hizo de su discurso algo cada vez más nacionalista y peronista. En el camino, se acercó al ex secretario de Comercio Guillermo Moreno y al ex ministro de Obras Públicas y diputado nacional Julio de Vido, dos figuras fuertes del kirchnerismo originario, con quienes compartió sin suerte la boleta en las últimas elecciones.
Para darse una idea rápida del zigzag ideológico de Cúneo, basta recordar que en el año 2018 hizo mucho ruido su publicación en Twitter de una imagen de Mauricio Macri decapitado por el prócer José de San Martín. La entonces ministra Patricia Bullrich lo denunció por atentar de manera violenta contra la investidura presidencial. Cúneo le contestó que era una “patética” y una “conchuda” más.
Un tiempo después, tras el derrumbe político del macrismo (“el dragón del neoliberalismo”, lo llamaba desde su programa) y un tibio apoyo inicial al gobierno de Alberto Fernández (hoy “Alverso” o “Pito duro”) y Cristina Fernández (ahora “Porota”), Cúneo volvió a denunciar a la nueva coalición que ocupa el poder nacional como una “estafa electoral” y una “traición al pueblo peronista”. A partir de este último giro circulan por las redes sociales sus videos enfurecidos, en los que le exige al gobierno, desde la pantalla diaria de 1 + 1 = 3 y con una retórica hipnótica y brutal, medidas económicas que no tienen otra vara de comparación posible que las de aquel vigoroso peronismo inaugural de 1946. “Resistir, insistir, persistir”, repite Cúneo frente a sus televidentes digitales para reavivar su mística peronista idealizada contra todas las debilidades de carácter e ineficiencia de la “socialdemocracia”.
La sola enumeración de los títulos de algunos de sus videos alcanza para delinear una trayectoria: “Santiago Cúneo en 2015 llama a votar a Macri y a Vidal”; “Cúneo le contesta a Macri con un rosario de puteadas en su editorial”; “Más sacado que nunca, Cúneo destrozó a Macri: sos el hijo de puta más grande de la historia argentina”; “La editorial de Cúneo más violenta de la historia” (cuando Macri anunció, en 2018, el acuerdo con el FMI), “Cristina conducción”; “Cristina nos representó a todos en un gesto”; “Los ataques ováricos de Cristina no permiten la democracia interna del PJ”; “El testamento de Cristina”. Durante una entrevista que le realizó Viviana Canosa en su programa nocturno, Cúneo también declaró que “Horacio Rodríguez Larreta es el autor del suicidio de René Favaloro” y que “el plan es que el COVID-19 lo pague la clase media”. Dos de sus más recientes éxitos en materia de audiencia son “Ponete a solucionar los problemas del pueblo argentino” y “Dólar a $200”. El primero, con 169 mil reproducciones. El segundo, más reciente, con 47 mil.
A pesar de que Canal 22 cuenta con propios estudios en un elegante edificio de oficinas en la calle Darwin, en el barrio porteño de Villa Crespo, durante la pandemia Cúneo eligió ambientar sus editoriales en bares de la ciudad. Tal es el caso de “El último café”, publicado el 20 de octubre de este año. Son cincuenta y tres minutos del conductor sentado en un bar vacío y con un micrófono en la mano, durante los cuales anuncia la defunción del gobierno. El tema no es nuevo en el repertorio, pero convoca. Durante la transmisión en vivo lo vieron alrededor de dos mil personas, que después se multiplicaron. ¿Pero quiénes lo miran y lo escuchan? En la sección de comentarios de YouTube pueden leerse —entre muchas otras— las siguientes reflexiones: “Soros es el que alimenta la serpiente bicéfala, la matas y alimentará otra”, “Nos quieren llevar a la guerra civil y a la balcanización… plan Andinia” y “Te banco a muerte, pelado”.
carapintada con petrolero
El itinerario público de Santiago Cúneo empezó antes de internet, durante los años noventa, cuando su cara empapeló el microcentro porteño junto al entonces presidente de la Nación bajo la consigna “Menem 99”, unos meses después de que el riojano renunciara públicamente a una tercera postulación. Ese afiche estaba firmado por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI). El partido, fundado por Arturo Frondizi, era presidido en aquellos años por el propio Cúneo, aunque las malas lenguas comentaban que él nunca había militado ahí. En el entorno del anciano ex presidente radical, de hecho, aseguraban que Cúneo solo se había presentado un día y le había solicitado a “don Arturo” que fuera el padrino de su casamiento. Junto con el padrinazgo, se hizo del sello partidario, cuyo domicilio quedó establecido en la sede del MODIN (Movimiento por la Dignidad y la Independencia), el partido del militar carapintada Aldo Rico. Esta era su curiosa manera de volver al radicalismo, de donde había sido expulsado después del alzamiento carapintada de 1987, cuando condujo la toma de un comité. Tenía, entonces, 17 años. Según recuerda un histórico dirigente de la Unión Cívica Radical –hoy diputado–, el hecho “no fue violento en sí mismo, pero fue contrario a las tradiciones del partido. Entraron en el comité, echaron a los que estaban adentro, llamaron a periodistas para hacer declaraciones y después se fueron. Pedían que el alfonsinismo abandonase la conducción del partido. Salieron, incluso, en la revista Gente. Fue algo para hacer ruido enfrente de las cámaras, nada más que eso”.
El debut de Cúneo en el espectáculo de la política no modificó la historia del radicalismo, pero precipitó su acercamiento al MODIN. Su llegada al partido carapintada, cuentan en San Miguel, fue una cuestión de negocios antes que principios. Fue la primera esposa de Aldo Rico, Noemí Crocco, quien le abrió a Cúneo una puerta en la política después de ofrecerle una sociedad comercial que terminaría en 1999 con la acusación de vender combustible adulterado (conocido como “sopa” en el ambiente de los hidrocarburos), cuando Menem emitió el Decreto 1305 para facilitar la importación de naftas a la empresa Cop Petrol, entre cuyos accionistas se encontraban Aldo Rico y su esposa. Por entonces, el ahora famoso YouTuber era director de Cop Petrol y presidente de Cebra, una entidad que agrupaba a las estaciones de servicio que vendían combustible sin marca.
Según la crónica de aquellos años, los representantes de las grandes empresas petroleras (Shell, Esso, YPF) se mostraban “sorprendidos” por la capacidad de lobby del misterioso emprendimiento carapintada. La vinculación con el ex presidente llegaba a tal punto que el caso motivó una agria discusión entre Menem y los funcionarios Roque Fernández, Ministro de Economía, Carlos Silvani, titular de la AFIP y César Mac Karthy, entonces Secretario de Energía. La disputa fue zanjada por la firma del decreto, lo cual alimentó las especulaciones acerca de una nunca comprobada relación comercial entre Rico y el ex presidente. En todo caso, los afiches de “Menem 99” se revelaban como una pintoresca muestra de agradecimiento.
“El que diga que los negocios no tienen que ver con la política es un hipócrita”, se sinceró Cúneo ante el diario Página/12. Según los periodistas Raúl Kollmann y Laura Vales, durante la entrevista se produjo la siguiente conversación:
–¿Por qué se hizo radical?
–Por tradición familiar.
–¿Y cómo un radical monta una campaña de afiches por la reelección de Menem?
–Porque Menem es el más hábil. Es el mejor para gobernar los próximos cuatro años. No hay quien pueda suplantarlo.
Hasta el día de hoy, esta confusa nube de sentido político persiste entre casi todos los colaboradores de Canal 22 a la hora de explicar cómo Cúneo lleva adelante, con relativo éxito, su proyecto de constante promoción personal en televisión, internet y hasta en el teatro de revista, otro rubro donde ha sido productor y actor de distintas obras en el Maipo junto figuras como Carlos Perciavalle y Nito Artaza. ¿Dinero de las estaciones de servicio como las que tiene todavía en Santa Fe y Mendoza? ¿Alianzas estratégicas con Hugo Moyano, cuya estatua en tamaño real lo acompañó durante el año pasado en el estudio de 1 + 1 = 3?
¿mediático o político?
En su versión 2020, la coraza discursiva de Cúneo, acelerada por las suspicacias acerca del origen del COVID-19 como parte de la batalla geopolítica entre los Estados Unidos y China, avanza sobre los pilares inexpugnables de José de San Martín, Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón, tres alfiles infaltables a la hora de construir cualquier representación de lo popular-nacional-antiliberal-tradicional (con una mención honoraria para la Unión Cívica de Leandro N. Alem, a la que Cúneo todavía reivindica). Esta es, también, la clase de “sopa ideológica” que al conductor televisivo y eterno aspirante a dirigente político, ahora como “refundador del nacionalismo”, le permite deshacer a casi cualquier contrincante imaginario bajo la sospecha de ser parte de la “antipatria”, el “enemigo” o “el imperialismo saqueador”, adversarios siempre dispuestos a dañar a “la verdadera patria que se desangra en una república podrida”.
Sin embargo, la figura imponente y la retórica marcial de Cúneo tuvieron un pico real de éxito más allá de las pantallas durante el macrismo, cuando era cierto que buena parte del periodismo mainstream se hacía la distraída ante la destrucción del aparato productivo argentino. El mismo Cúneo que ahora, desde Canal 22, suele hablar junto a una figura de la Virgen de Luján, el retrato del general Perón, un mate y las intrigantes estatuillas del Martín Fierro de Oro a los Medios Digitales y al Mejor Canal Nativo Digital, se entusiasmó por aquellos años al organizar desde Crónica TV una nutrida convocatoria “en defensa de la patria” en pleno centro porteño. En ese distrito, por otro lado, ya se había presentado como candidato a legislador en 2007, en la boleta que llevaba como Jefe de Gobierno a otra exótica figura del periodismo y la política, con antecedente laboral en la SIDE: Guillermo Cherashny.
El presentador de ese evento (y de muchos de los venideros) fue el periodista Jorge Dorio, exconductor del ciclo televisivo 6,7,8 y uno de los columnistas más reconocibles de 1 +1 = 3. “Yo mismo estuve entre el público y la verdad es que había mucha gente. Cúneo se alegró mucho, sintió que volvía a tener posibilidades de presentarse como político contra el macrismo. Aunque en realidad nunca lo vi como un político, siempre me pareció más bien un personaje mediático”, cuenta otro de los columnistas filokirchneristas que abandonó 1 + 1 = 3 poco después del nuevo giro opositor de Cúneo, quien hasta hacía pocas semanas se jactaba de su foto junto a Máximo Kirchner, por entonces perseguido por el “lawfare” macrista.
Como todos los panelistas y colaboradores consultados, también este prefirió que no se revelara su nombre. En esencia, por miedo físico. Por supuesto que la precaución es entendible: vestido para las cámaras con prendas camufladas como si la guerra urbana estuviera a la vuelta de la esquina (y como si los trajes que lucía en Canal 26 y Crónica TV, al estilo del comunicador estadounidense Alex Jones, ya no fueran tan compatibles con la verba enardecida nacionalista), las menciones recurrentes a la disciplina militar y a la gestión de la violencia pueden intimidar a cualquiera. Todavía anda por YouTube el programa en que Diego Lagomarsino, el singular asistente del fiscal Alberto Nisman, se puso pálido cuando Cúneo, durante un reportaje, sacó su propia pistola Bersa Thunder .22 y le pidió que le mostrara cómo se usaba “si sabía hacerlo”.
“Cúneo es buen tipo y hace poco lo saludé por su cumpleaños, nunca tuve problemas con él”, asegura, por las dudas, uno de sus últimos panelistas en Canal 22. “Pero cuando empezó a putear al gobierno de Alberto quedó claro que ni yo ni otros íbamos a poder seguir apareciendo en su programa”, agrega. “Él es un buen animador de televisión, pero le falta formación política y sobre todo económica para hacer las afirmaciones que hace sobre la gestión del Estado”. Algunas de esas afirmaciones son reclamos para que el gobierno expropie y nacionalice las empresas de servicios públicos o afiance los vínculos con Venezuela, país que Cúneo visitó junto a Pablo Moyano antes de la pandemia, y donde tuvo oportunidad de reunirse con Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores para hablar sobre la común batalla presentada “a la derecha”.
los reventados
Se trate de sus versiones en Canal 26, Crónica TV o Canal 22, por los programas de Santiago Cúneo han pasado como invitados desde políticos como Alberto Fernández hasta periodistas como Luis Novaresio, sin olvidar a economistas ultraliberales como Diego Giacomini y artistas del chimento como Luis Ventura. Este eclecticismo es la única constante: empresario de estaciones de servicio, político todoterreno y animador mediático, en la figura de Cúneo toda esta ensalada parece combinarse en las mismas proporciones de oportunismo fallido y voraz. Es por eso que si en 2011 salió segundo como precandidato a intendente del Partido de San Miguel bajo el amparo del entonces candidato a gobernador de la provincia Francisco De Narváez y el candidato a presidente Ricardo Alfonsín bajo la alianza de UDESO (Unión para el Desarrollo), en 2015 volvió a participar como jefe de campaña del también derrotado candidato a intendente Octavio Frigerio (padre del ministro macrista Rogelio Frigerio) bajo el proyecto Cambiemos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Lo curioso es que, sin que importara el cambio de bando, en esas dos elecciones Cúneo fue acusado de quedarse con el dinero de los fiscales. “Un par de años después empezó a hablar como periodista como si fuera Roberto Navarro, aunque acababa de ser el jefe de campaña del armado electoral del macrismo”, cuentan en San Miguel. Más tarde, Cúneo tampoco dudó en saltar a un kirchnerismo acérrimo que volvió a transformarse, durante la actual versión de 1 +1 = 3, en un inclaudicable nacionalismo encolumnado bajo los principios románticos del “peronismo de Perón”.
Quienes conocen sus pasos en San Miguel aclaran que ese territorio, en el que Aldo Rico fue intendente, Cúneo tampoco logró trascender en términos políticos ni mediáticos más que como “el pelado de Crónica”. Hasta hace poco residente de uno de los barrios cerrados más exclusivos de la zona oeste, el San Miguel de Ghiso en Bella Vista, incluso supo ganarse fama de tacaño a la hora de pagarles hasta a los jardineros. Entre los empleados del country todavía se comenta la historia de cómo, de mala gana y después de duras negociaciones, aceptó pagar por un camión de tierra para su propio jardín luego de que ninguno de sus trabajadores aceptara hacerlo en su lugar bajo la promesa de que “después les devolvería el dinero”.
Desde ya, Cúneo no es el único ni el peor de los buscadores de trascendencia personal a través de la política, pero sí es uno de los que, en el camino, como si se tratara de un personaje literario de Jorge Asís, ofrece un gran espectáculo de contradicciones. “No es un político con formación, es un psicópata agresivo, la clase de personaje marginal que resulta llamativo en momentos de disolución”, dice Silvia Mercado. “Es un narcisista, trabaja para él mismo”, asegura un dirigente muy cercano a la Casa Rosada, antiguo invitado a sus paneles de debate, que también prefiere mantener su nombre en reserva. “Cúneo es completamente camaleónico”, insisten en San Miguel. “Parece dos, tres o cuatro personas distintas, como si hubiera una acumulación de fracasos combinada con las ganas de perdurar en la política. Pero no se trata de que un político cambie sino de que sean cambios tan radicales. ¿Cómo defiende la candidatura de Vidal y Macri y al año siguiente dice que quiere pegarle una trompada a Nicolás Dujovne?”
Las afinidades actuales del irritable conductor están a la vista y no se modificaron desde las elecciones del año pasado. Alessandra Minniccelli, esposa de Julio De Vido, también tiene un programa en Canal 22 y es una visitante frecuente de 1 + 1 = 3, igual que Guillermo Moreno. El propio Cúneo, en sus editoriales, suele destacar la figura del ex ministro de Planificación Federal de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, al tiempo que denuncia la supuesta inacción del gobierno frente a los presos políticos del kirchnerismo. “Es una parte del peronismo que quedó afuera del Frente de Todos”, explican en el entorno de Cúneo, cuyas opiniones sobre el gobierno nacional apenas se diferencian en el tono de las de De Vido. “Es claro que juega para él”, asegura esta misma fuente. “Es difícil saber hasta qué punto están vinculados, si existe un acuerdo comercial o es solamente una relación de afinidad política. Conociendo a los personajes, cualquier cosa es posible”.
El espectáculo, mientras tanto, sigue en marcha. “¿Te preguntaste por qué en ningún puto lugar del mundo hay un presidente que esté haciendo campaña con la vacunación por el COVID-19 salvo el hijo de puta nuestro?”, presentó Cúneo uno de sus editoriales de noviembre cuando la noticia era la nueva llegada del FMI a la Argentina. “Mientras tanto, Marcelo Bonelli, el vocero presidencial en Clarín, ya te anuncia que el FMI solo va a colaborar con la Argentina con un brutal ajuste fiscal. Y eso significa que este gobierno, que iba a ser nacional y popular, es un hijo de puta ajustador y represor, que viene a romperte el orto. Más impuestos, más presión, más pobreza, más miseria, más cierre de comercios. Ese es el plan de este gobierno nacional y popular. La clase media va a ser saqueada, robada y aniquilada, este el plan de este gobierno pedorro en el que estamos metidos”.