el diario de los Etchevehere | Revista Crisis
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el diario de los Etchevehere
La familia Etchevehere protagonizó un show en cadena nacional, luego del intento de Dolores de construir un proyecto agroecológico con militantes sociales en uno de sus campos. Al día siguiente del desalojo, la justicia de Entre Ríos citó al hermano Luis Miguel a prestar declaración indagatoria por el vaciamiento de El Diario, un periódico centenario que fundó su bisabuelo. Crónica sobre la turbia trama de negocios que rodea al clan más poderoso de la provincia mesopotámica.
Fotografía: Gastón Bejas
23 de Noviembre de 2020

 

El nombre de El Diario se oyó por primera vez el 15 de mayo de 1914. ¡Salió El Diario!, voceaban con fuerza los canillitas en las calles céntricas de Paraná, anunciando el nacimiento de un medio que con los años se convertiría en una de las más prósperas empresas entrerrianas. Nació por la iniciativa de un grupo de entusiastas, entre los que se encontraba Luis Lorenzo Etchevehere, quien tenía más vocación política e interés por ascender al poder de la mano del partido radical que espíritu empresario. Inicialmente fue un órgano partidario, luego se convirtió en un periódico para toda la sociedad, y entró en agonía cuando se volvió un medio al servicio de un gobierno. La historia fue contada en el reciente libro El imperio del Quijote, de Jorge Riani.

Para sus trabajadores, El Diario murió el 25 de agosto de 2010. Ese día Ivar Julio Etchevehere y Arturo Roosevelt Etchevehere, nietos de Luis Lorenzo (el fundador), vendieron sus acciones de la Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER) al empresario del préstamo santafesino Walter Grenón. Fue un hecho histórico: la familia cedía el control del matutino después de setenta años. Grenón, de estrechas vinculaciones con el ex gobernador Sergio Urribarri, es titular del Banco Voii SA. En 2019 realizó una donación personal de 1.814.000 pesos para la campaña presidencial del Frente de Todos y otros 3.628.000 a través de otras sociedades. Este empresario adquirió el 66% de las acciones utilizando una empresa llamada Nea Capital Creativa SA, cuya composición completa se desconoce hasta el día de hoy. El 33% restante quedó en manos de los herederos de Luis Félix Etchevehere, hermano de Ivar y Arturo, que aún lo conservan. Hablamos de Luis Miguel, expresidente de la Sociedad Rural y ex ministro de Agroindustria, sus hermanos y la enérgica madre Leonor María Magdalena Barbero Marcial, protagonista mediática durante el enfrentamiento que mantuvo con su hija Dolores hace pocas semanas.

El Diario, un medio históricamente pluralista aunque con una clara línea editorial que podría definirse como liberal-conservadora, supo influenciar en la política argentina: colaboró en el arribo al poder de ocho gobernadores en Entre Ríos, cuatro vicegobernadores, dos presidentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cinco ministros nacionales y una larga lista de etcéteras. Pero a partir de 2010 sus contenidos se transformaron brutalmente. El pluralismo desapareció y toda noticia contraria a los intereses del gobierno de aquel entonces, liderado por Urribarri, fue censurada por los comisarios políticos de turno. Mientras tanto, Grenón y la familia Etchevehere pusieron en marcha un complejo rompecabezas financiero para vaciar SAER y repartirse dieciocho propiedades a nombre de empresas que los tienen como socios.

Quien denunció esta maniobra fue Dolores Etchevehere, la hermana díscola que recientemente encabezó una explosiva confrontación por uno de los campos de la familia. El 15 de octubre pasado, Dolores pateó el tablero y llevó una disputa de once años al Poder Judicial, el terreno en donde más le duele a su familia, siempre acostumbrada a resolver los entuertos apelando a su infinita agenda de contactos. Acusó a su madre y hermanos por “administración fraudulenta, evasión fiscal, lavado de dinero, explotación laboral y violencia económica a partir del despojo de mis derechos hereditarios”. Una de las denuncias es por el vaciamiento de El Diario. La Justicia –sorda, ciega y muda durante años– esperó hasta el día siguiente a que se concretara el desalojo del campo al que había ingresado con los militantes para citar a declaración indagatoria a los hermanos y a la madre Leonor; también, a su turno, lo harán el empresario Walter Grenón, su hermana Viviana Grenón, quienes detentaban la mayoría accionaria en la empresa editora de El Diario, y Germán Esteban Buffa y Luis Alberto Guevara, integrantes del directorio una vez que Grenón se alejó del periódico.

La convocatoria a indagatoria fue tan burda que hasta el presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Martín Carbonell, resaltó en una entrevista en FM Litoral que le llamó la atención el momento escogido por el juez Carlos Ríos: “Debo admitir que había acá en Paraná una denuncia que creo que era de los años 2011 o 2013, que por el cambio en el sistema de enjuiciamiento penal cayó en un juzgado de transición y desarrolló toda su labor bajo el anterior código de procedimiento penal mixto; y estaba un poco demorada, sí; eso hay que admitirlo. Pero a raíz de que sale a la luz este nuevo problema con los mismos actores evidentemente ha provocado una reactivación de aquella denuncia e investigación”.

En el horizonte judicial de los Etchevehere asoman otras causas por la existencia de operaciones bancarias y cuentas secretas en la República Oriental del Uruguay y Estados Unidos, denuncias por trabajo esclavo en uno de sus campos y la aludida disputa por la herencia que tendrá nuevos rounds.

El Diario, un medio históricamente pluralista aunque con una clara línea editorial liberal-conservadora, supo influenciar en la política argentina. Pero a partir de 2010 sus contenidos se transformaron brutalmente. El pluralismo desapareció y toda noticia contraria a los intereses del gobierno de Sergio Urribarri fue censurada por los comisarios políticos de turno.

 

la lavandería

Recapitulemos: en 2010 los Etchevehere vendieron el 66% de sus acciones de la Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), propietaria del El Diario, al empresario Walter Grenón. Dos años más tarde, en abril de 2012, Grenón y los Etchevehere acordaron que cada parte retiraría inmuebles de SAER por un valor equivalente a su participación accionaria. Así lo dejaron asentado en las actas del directorio fechadas los días 16 y 20 de marzo. La maniobra estuvo precedida de tensas negociaciones en las cuales Grenón reclamaba a los Etchevehere un tercio del dinero que había aportado para sostener el funcionamiento de El Diario y que no habían acompañado en forma equitativa.

Para salvar esa contingencia, los Etchevehere desplegaron una ingeniería financiera que consistió en utilizar a Las Margaritas SA, el conglomerado agroproductivo de la familia, para obtener un crédito de 250.000 dólares del Banco Itaú, que la entidad tenía disponible para empresas exportadoras. El 29 de julio de 2011 ingresaron 200.000 dólares a cuentas de Las Margaritas SA y el 12 de agosto se acreditaron los restantes 50.000. El proyecto productivo para el cual habían recibido el crédito no se concretó y el dinero fue desviado a las cuentas personales de los Etchevehere y luego a dos cuentas de SAER, que lo utilizó para el pago de sueldos y otros gastos. De esa manera compensaron la capitalización que reclamaba Grenón. La entrega de ese capital fue una condición que impuso el prestamista para proceder al reparto de los inmuebles.

Recién entonces acordaron vaciar SAER repartiéndose las propiedades en forma proporcional a la composición accionaria de cada grupo y lo justificaron en la necesidad de pagar deudas que tenía la empresa. Para ello decidieron transferir todos los inmuebles de SAER a las sociedades Nexfin SA y Arroyo Ubajay SA, que integraba Grenón, y a Construcciones del Paraná SA, cuyos únicos accionistas eran los Etchevehere. A esta última sociedad la familia la constituyó solo a efectos de que le fueran transferidos los inmuebles de El Diario y como parte de una maniobra que incluyó amenazas y mecanismos extorsivos para desapoderar a Dolores de sus derechos hereditarios. Ella denuncia en la justicia que mientras su padre estaba internado e intubado en Buenos Aires, exactamente dos días antes de su muerte, falsificaron su firma y la de la propia Dolores en un acta de directorio de Las Margaritas SA para hacerlo participar de una falsa reunión en Paraná en la que delegaba la presidencia a Leonor Barbero Marcial. Esto permitió “tomar de facto la administración de los bienes heredados”. Así vaciaron una cuenta que el patriarca de la familia tenía en el BBVA de Montevideo y transfirieron 250.000 dólares a otra cuenta cuya titular es la madre de Dolores.

La transferencia de los inmuebles de SAER se concretó recién entre agosto y septiembre de 2012, porque antes hubo que salvar el problema que significaba la falta de capacidad económica de Construcciones del Paraná (la sociedad fantasma de los Etchevehere) y lo hicieron a través de la Asociación Mutual Unión Solidaria (AMUS), una financiera perteneciente a Grenón que ya venía financiando a El Diario. Entre enero y septiembre de 2012 esta financiera le concedió once préstamos a Construcciones del Paraná por un monto total de $5.093.179,14, por los cuales debería pagar intereses por $1.532.132,14. En cada contrato de mutuo –es decir, cuando un prestamista entrega a otra persona dinero u otro bien para que se sirva de ello y devuelva después lo mismo– se consignó que se trataba de ayudas para “formación de capital de trabajo”.

En la imputación que hicieron los fiscales al momento de solicitar la indagatoria de Grenón y los Etchevehere se explica que “la maniobra de vaciamiento consistía en que por cada escritura se confeccionó un contrato de mutuo, emitido por AMUS o la Asociación Mutual 10 de Abril, que hacían de prestamistas, y un cheque a nombre de Construcciones del Paraná SA; esta sociedad endosaba los cheques a favor de SAER por la escritura de cada inmueble y luego SAER derivaba los cheques a las mutuales en cancelación de cada uno de los mutuos. De esa forma, el dinero tenía un movimiento circular por el cual volvía al prestamista original, mientras que los bienes involucrados en tales operaciones cambiaban de titular, que a la postre eran las mismas personas físicas que administraban SAER, despojando a esta última de tales bienes”.

La operación para los Etchevehere se completó el 7 de septiembre de 2016, durante el inicio del gobierno de Mauricio Macri (del cual participaba Luis Miguel) cuando el Banco Nación le otorgó a Las Margaritas SA un nuevo crédito por 900.000 pesos a tasas subsidiadas, esta vez para productores que habían sido afectados por inundaciones, a pesar de que los campos de la familia no están ubicados en zonas que habían sido declaradas en estado de emergencia agropecuaria. Ese dinero habría sido utilizado para cancelar las últimas cuotas del crédito del Banco Itaú.

Para entonces, la única vinculación del apellido Etchevehere con El Diario era el 33% de las acciones que mantenían como socios minoritarios. En una crónica de 2013 sobre una protesta de entidades ruralistas frente a la Casa de Gobierno de Entre Ríos, quedó en claro quién definía los contenidos. En aquella ocasión un grupo de productores golpeó a cuatro policías que custodiaban la sede gubernamental y al otro día El Diario sentenció: “En el grupo de violentos pudo verse a Alfredo De Angeli y Alfredo Bel, de Federación Agraria Argentina; Edelmiro Oertlin, de Fedeco; y Luis Miguel Etchevehere, de la Sociedad Rural, entre otros dirigentes”.

 

víctimas del vaciamiento

El desmadre de El Diario empezó a notarse en 2015, cuando Sergio Urribarri dejó el gobierno provincial y el matutino perdió buena parte de la pauta de publicidad oficial. Ya para esa época, luego de las oscuras operaciones inmobiliarias, Grenón desapareció de el diario y apareció en escena Ramiro Nieto, un reconocido empresario de medios rosarino, también ligado a Urribari, que supo tener a cargo las transmisiones de Fútbol para Todos. Para el año 2018, Nieto quiso abandonar su participación en El Diario y llegó a un acuerdo con los dueños de El Litoral, un periódico de Santa Fe, que a su vez es socio de Clarín. Entre mayo y junio se produjo el despido de ochenta trabajadores de prensa, gráficos y administrativos; y unos meses después El Diario se presentó en concurso preventivo con una deuda reconocida de 178 millones de pesos.

El Litoral lo administró durante más de un año con una opción de compra que finalmente no utilizó. Por estos días, la administración corre por cuenta de un holding liderado por Gustavo Scaglione, titular del Grupo Televisión Litoral de Rosario, que es dueño de los diarios La Capital y Uno de Santa Fe y Entre Ríos, entre otros medios. Mientras tanto, el concurso de acreedores sigue abierto y los trabajadores despedidos no han cobrado un solo peso de las indemnizaciones.

En la redacción desapareció hace años el bullicio de la tarde con una sala colmada de periodistas; ya no más reuniones de blanco ni el ir y venir presuroso de los reporteros gráficos detrás de la foto del día, ni el repiquetear de los teclados a última hora. Ahora todo llega hecho, se copia, se pega y se imprime. Pura inercia. “Se despidió a todos los empleados, con la excepción de los colaboradores con el régimen del diario oficialista”, señaló Riani, uno de los periodistas que se quedó sin trabajo. “El último tiempo fue muy desgastante porque no había de parte de la empresa un interés por resolver la situación; a los dueños ya no les interesaba el producto y había intereses complejos y contrapuestos que llevaron a que las cosas se fueran degradando hasta llegar a un límite en el que se despidió a una gran cantidad de gente”, repasó el periodista Silvio Méndez, otro de los despedidos.

Danilo Lima se vio en la calle después de haber transitado treinta años como redactor: “Hubo dos cuestiones que agravaron todo: la primera es que no cobramos indemnización, de manera que no tuvimos esa herramienta que le permite a un trabajador que ha sido despedido transitar el camino hasta encontrar un nuevo empleo; y segundo que al momento del despido veníamos con seis meses sin cobrar los sueldos”.

El desmadre de El Diario empezó a notarse en 2015, cuando Sergio Urribarri dejó el gobierno provincial y el matutino perdió buena parte de la pauta de publicidad oficial. Entre mayo y junio se produjo el despido de ochenta trabajadores de prensa, gráficos y administrativos; y unos meses después El Diario se presentó en concurso preventivo con una deuda reconocida de 178 millones de pesos.

 

dedos pintados

La causa por el vaciamiento, que llevaba años sin novedades, fue noticia apenas un día después de que se dispusiera el desalojo de Dolores Etchevehere de la estancia familiar, con el llamado a indagatoria de los empresarios que fugaron los inmuebles de El Diario.

Luis Miguel Etchevehere abrió el desfile en los tribunales de Paraná el pasado martes 17 de noviembre. Entró sigiloso por una puerta lateral del edificio, normalmente reservada a los magistrados, junto a su abogado Rubén Pagliotto, esquivando a un grupo de despedidos de El Diario y a su hermana Dolores que lo esperaban en la puerta principal bajo el sol del mediodía. Antes de sentarse ante el juez, pasó por el médico y luego se pintó los dedos en la división de antecedentes personales; acto seguido escuchó la imputación y las prerrogativas sobre declarar o abstenerse. Estaba tan ansioso el ex ministro de Agroindustria que empezó a escupir palabras a borbotones. Habló durante una hora y media y respondió a todas las preguntas.

En principio rechazó las acusaciones y dijo que las denuncias tenían como objetivo perjudicarlo en su carrera política. Negó también que El Diario estuviera descapitalizado e intentó explicar que el traspaso de inmuebles a otras sociedades que conformaban los socios de SAER fue en realidad una estrategia para salvar al matutino; sobre los créditos bancarios aseguró que se tomaron para un proyecto productivo que no pudo concretarse por una sequía que hubo en esos años y que fue reconocida por un decreto que declaró el desastre agropecuario en gran parte de la provincia. Las resoluciones administrativas, sin embargo, nunca incluyeron a las zonas en donde están ubicados los campos familiares. Finalmente admitió que el dinero fue a parar a manos de los socios –menos a Dolores–, algo que, según dijo, estaba permitido por el estatuto de Las Margaritas SA. “En definitiva, dice que no hubo un perjuicio económico para SAER, pero termina reconociendo los hechos”, consideró el abogado Patricio Cozzi, que representa a Dolores Etchevehere en la causa.

La sensación es que se trató de una jornada histórica. El Poder Judicial recogió el guante de aquella temeraria acusación lanzada por Dolores Etchevehere en la que señalaba que la mitad de los jueces entrerrianos están comprados y la otra mitad tiene miedo. El tiempo tal vez ayude a responder la pregunta de si efectivamente las relaciones de poder que cimentaron por años la impunidad de los Etchevehere empezaron a moverse en otra dirección. Como sea, por primera vez un Etchevehere tuvo que sentarse frente a un magistrado para dar explicaciones.

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