Rogelio Frigerio: un porteño por la conquista de Entre Ríos | Revista Crisis
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Rogelio Frigerio: un porteño por la conquista de Entre Ríos
El exministro del Interior de Mauricio Macri encontró en su biografía una hoja de ruta para justificar su desembarco en esta provincia. Paso a paso, desde 2013, viene levantando una estructura política para sostener su objetivo: llegar al anhelado sillón de Urquiza y poner fin a veinte años de peronismo.
Ilustraciones: Nicolás Daniluk
09 de Agosto de 2023

 

Rogelio Frigerio (RF) huele una naranja. La cámara lo registra de perfil. De fondo, en la foto, esfumados, se adivinan los árboles frutales, claves en la economía de la costa del Uruguay entrerriano. Huele una naranja, unas hojas la enaltecen. La ciñe en un puño. Hace tres años que busca asir del mismo modo a la provincia. Hace tres años sabe que su trayectoria política tiene que hacer base en Entre Ríos.

Llegó antes pero “es ahora”, tal como reza el lema de su campaña. Llegó ocasionalmente, de niño, siendo nieto del dirigente desarrollista protagonista de los libros de historia argentina, ese político de quien heredó el nombre y el casco de estancia que es hoy su propiedad, en Villa Paranacito, una localidad de 4.200 habitantes, a 182 kilómetros de Buenos Aires. 

Esa vivienda y establecimiento, dedicado ahora a la producción de nuez pecán, es el domicilio legal que lo habilita en el padrón entrerriano y su inobjetable candidatura. Entre Ríos es un paso previo, un paso obligado para dejar una marca, un viento de cola para lo que todos suponen que es un proyecto más grande: la presidencia.

Pero eso será después. Si el camino no tiene recovecos, será más cerca del fin de la década que nació marcada por la pandemia y el endeudamiento. Hoy el desafío para RF es el 13 de agosto, las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias en las que compite por la candidatura a gobernador de Juntos por Entre Ríos. Del otro lado, otra vez, como en las legislativas de 2021, está el diputado nacional Pedro Galimberti, exintendente de Chajarí, radical, nacido en estas tierras. 

el puente

 

Nació el 7 de enero de 1970 en un hogar con altas pretensiones políticas. Le pusieron el nombre que sirve para decir “desarrollismo” en Argentina. Se llamó como su abuelo, Rogelio Julio Frigerio, ese abuelo que sin saberlo le ha dejado en Entre Ríos un señuelo para rumbear su trayectoria política. 

Es hijo del ingeniero agrónomo Octavio Frigerio y de Sisí Adam, una mujer alemana dedicada a la expresión corporal. Fue el segundo de cuatro hermanos. Otra marca se le impuso de niño: le eligieron por padrino al expresidente Arturo Frondizi. 
 
Son sus primeros años de vida los que están atravesados por el entorno entrerriano, por ese establecimiento rural en la localidad del sur que fue siempre, un poco, más cercana a Buenos Aires que a Paraná, pese a que el puente Zárate-Brazo Largo no estuvo hasta 1977.  

Frigerio tiene experiencia en consultoría. Había fundado en 2002 “Economía y Regiones”, una de las firmas que jaquearon con estudios propios la información oficial del INDEC en tiempos de Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio. Vendió esa firma en 2015 cuando se convirtió en ministro del Interior.

La vida escolar lo alejó de Paranacito. Su madre eligió para sus hijos colegios que perpetúen la cultura de su país de origen. Frigerio hizo la escuela secundaria en el Colegio Goethe Schule. Más tarde, cursó en la Universidad de Buenos Aires (UBA) la licenciatura en Economía, título de grado que completó con una especialización en Planificación y Desarrollo Económico. También se dedicó a la formación. Entre 1996 y el año 2000 tuvo a su cargo el Posgrado de Política de Negocios de la Universidad del Salvador. 

La familia sostuvo el establecimiento rural. Y mientras tanto, para él, Entre Ríos pasó a ser, durante mucho tiempo, un punto en el mapa en el diseño de políticas públicas que tuvo a su cargo desde el Estado nacional. De la mano de Roque Fernández llegó al sector público, promediando la década menemista. El fundador del CEMA había reemplazado a Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía, en agosto de 1996, y le abrió la puerta del Estado y a la relación con las provincias: se convirtió en Subsecretario de Programación Regional; tuvo a su cargo el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial; fue luego Secretario y a partir del 1998 viceministro. 

Se ocupó de guiar la administración de las provincias en clave menemista. Por un lado, en un contexto general de privatización de los bancos estatales, hizo lo suyo con el entrerriano; por otra parte, asesoró en la refinanciación de las deudas en las jurisdicciones de todo el país. La reforma del Estado de los noventa, en clave provincial, lleva la marca de RF. En Entre Ríos esa gestión fue la de Jorge Busti. El líder peronista, tres veces gobernador (1987/1991; 1995/1999; 2003/2007), fue quien puso los pilotes del puente que traería a RF de retorno. 

 

minga

En 2013, el proyecto político de Mauricio Macri delegó en RF el armado entrerriano. Su estrategia debía enmarcarse en la planificada para la Región Centro que había quedado en manos de Emilio Monzó, funcionario del gobierno porteño, amigo y socio del hoy precandidato a gobernador.  

Tres figuras mediáticas debían potenciar la bandera amarilla en territorios marcados por el campo, las commodities y la agroindustria: el referí Héctor Baldassi en Córdoba; el cómico Miguel Del Sel en Santa Fe; y el protagonista del conflicto rural de 2008, Alfredo De Ángeli en Entre Ríos. Los tres se convirtieron en legisladores nacionales por el PRO en los comicios legislativos de ese año; los tres irían por los gobiernos provinciales en 2015. 

El hombre de Villa Paranacito anduvo desde entonces con un ojo en Entre Ríos, otro en su rol protagónico en el tablero nacional, cuyo mayor aporte era darle mayor diversidad a la construcción macrista. Primero, como referente del peronismo en su versión menemista. Segundo como heredero del escuálido Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el partido fundado por su abuelo y al que se sumó en la adolescencia transitada en la primavera democrática.  

Fue electo diputado de la ciudad de Buenos Aires por el PRO en 2011 y tuvo a su cargo la comisión de Presupuesto de la legislatura porteña. Después, en 2013, fue designado presidente del Banco Ciudad, puesto que ocupó hasta 2015. 

Su construcción entrerriana, en simultáneo, tuvo a Busti como aliado en lo que se llamó Unión PRO. El peronismo disidente fue la base para hacer de De Ángeli un candidato. El PRO tenía una organización mínima, una estructura que venía disputando un par de puntos, como expresión de la centro derecha y de “el campo” que desde la revuelta por las retenciones se proponía una traducción política en la provincia. 

 

Nació el 7 de enero de 1970 en un hogar con altas pretensiones políticas. Le pusieron el nombre que sirve para decir “desarrollismo” en Argentina. Se llamó como su abuelo, Rogelio Julio Frigerio, ese abuelo que sin saberlo le ha dejado en Entre Ríos un señuelo para rumbear su trayectoria política. 
 

La coalición contó con el aporte clave de expresiones del radicalismo que intuyeron mejores vientos en esa construcción. No les faltó razón. El bipartidismo se hizo añicos en 2013. Busti llevó a su esposa, Cristina Cremer, a la Cámara de Diputados de la Nación; De Ángeli se quedó con la banca del Senado desalojando del puesto a la UCR. La alianza fue bien efímera. Al otro día de jurar, Cremer se sumó a las filas parlamentarias de Sergio Massa y el dirigente agrario pasó a engrosar el bloque del PRO. El radicalismo, mirando la fiambrera.

Para 2015, RF asestó un golpe inédito para el radicalismo entrerriano: un porteño forzó las clavijas para dejar por primera vez al partido sin candidato a gobernador. Las siempre intangibles resoluciones de los órganos institucionales de la UCR, aparentemente innegociables, se desmoronaron sin demasiados costos, ante la mano implacable de RF y la creciente especulación de una dirigencia política que llevaba ya entonces doce años desalojada del poder. 

De Ángeli se constituyó en el candidato a gobernador de Cambiemos. La queja del radicalismo entrerriano fue inaudible, a pesar de que haber sido el gran anfitrión de la Convención Nacional partidaria que en marzo de 2015 selló la alianza con el PRO en Gualeguaychú. Aquel cónclave de los boinas blancas asfaltó el camino de Mauricio Macri a la Rosada con el desvencijado aparato radical como brea.  

De ser el referente de Federación Agraria, se transformó en el adversario del peronismo. “Minga” –frase que inmortalizó en los piquetes rurales de 2008— pasó a ser en Entre Ríos la voz para contestarle al peronismo gobernante. Propios y extraños asumen que no fue un buen candidato, pero le faltaron solo 22 mil votos para arrebatarle la Casa Gris al peronismo que quedó en manos de otro concordiense, Gustavo Bordet.

pacto incumplido

 

RF siguió siendo el armador en las sombras. Juntos por el Cambio (JxC), en su versión entrerriana, nunca se consolidó institucionalmente como coalición, nunca sistematizó un cauce para las distintas voces, pese a la queja de radicales, referentes del GEN, de la Coalición Cívica y las pretensiones del Movimiento Social Entrerriano. 

Para 2019 hubo quienes insistieron con que era el turno del ministro del Interior para detener el intento reeleccionista de Bordet. Su principal valuarte era no haber desatendido a la provincia desde la Casa Rosada. Desde su cargo supo entablar buen diálogo con el peronismo entrerriano, que convirtió a sus legisladores nacionales en aliados del macrismo en el congreso de la nación. Si hubo un debate intenso fue el de la reforma previsional y allí estuvieron los votos de los legisladores entrerrianos, a cambio de un alivio en el déficit de la Casa de Jubilaciones de Entre Ríos, una espada de Damocles para las arcas públicas.

Dejó conformes a los intendentes peronistas para los que había respuestas, obras, teléfonos abiertos y, fundamentalmente, subsidios. RF venía seguido y solía tomarse fotos con referentes importantes del gobierno provincial. Muchas veces los radicales se enteraban por los medios. De allí el recelo aquí en Entre Ríos. Pero también en la Rosada. Es conocido el encono de Macri con el “ala política” a cargo de Frigerio y Emilio Monzó por ese vínculo con el peronismo y, a la vez, por no haber logrado los acuerdos que hacían falta al gobierno. El expresidente supo quejarse abiertamente una noche, ya fuera del poder, ante las cámaras de TN. Luego, en su libro Primer Tiempo, lo expresó con más mesura cuando recriminó al exministro y a Monzó no haber prosperado en las negociaciones con los gobernadores del PJ. “No los culpo a ellos”, escribió, pero dejó plasmada su mirada en boca de otros: “Algunos miembros de nuestra coalición piensan que en el fondo querían entregarnos a los brazos del peronismo”. 

Finalmente 2019 no fue el momento. El frente interno para RF era demasiado complejo y se insinuaba la derrota del intento reeleccionista de Macri. También se preveía la ventaja de Bordet que obtuvo una apabullante victoria sobre Cambiemos con una diferencia de 22 puntos. 
 
La relación de RF con el PJ entrerriano quedo bien aceitada. Referentes importantes del oficialismo conocen bien su casa en Belgrano, en donde han compartido cenas y sobremesas con el actual precandidato que hoy los pone en jaque. El vínculo fue bueno sobre todo con Bordet. No hay registros de críticas cruzadas. Hasta el día en que, según el exministro del Interior, el gobernador incumplió este 2023 un pacto cuando fijó elecciones simultáneas con las nacionales. Promediando el mes de julio, ante la consulta de Crisis, RF contó su última conversación con el mandatario: “Fue cuando me comunicó que el acuerdo que teníamos sobre la fecha electoral había cambiado”. 

Dicho acuerdo suponía el acompañamiento legislativo al último proyecto de ley de Presupuesto y el voto en favor de un retoque a la ley electoral que le daba a Bordet más tiempo para definir la fecha. Pero el último día, previo al vencimiento del plazo, el mandatario provincial falló a su palabra.

Para RF supuso dos desventajas: en primer lugar, verse obligado a fijar posición en la dura interna del PRO, tensando una estructura provincial que se organizó en torno a la abstención de su líder. Finalmente, el asunto se resolvió parcialmente al decidir la impresión de dos boletas con su nombre, en una pegado con Patricia Bullrich; en la otra con Horacio Rodríguez Larreta. Ninguno de los dos plantearon objeciones. Pero la simultaneidad pone a Javier Milei en una boleta sábana como candidato a presidente, dañando especialmente el caudal electoral de JxC.

Aun así, RF tiene serías chances de terminar con la hegemonía de veinte años ininterrumpidos del peronismo en el poder. 

 

novela familiar
 

El golpe más simple de sus adversarios fue señalarlo como porteño. Se apeló así a estimular la sensibilidad del interior, se recurrió a la historia, se intentó reavivar las disputas con la ciudad del puerto, remarcar con gesto folclórico quién manda en la política entrerriana. 

Hubo resistencias en el radicalismo, en sectores que, una y otra vez, han disputado internamente y quedaron en minoría frente a una dirigencia que fue trepándose de a poco al tren del porteño que promete desalojar al peronismo del poder. Ese sector mayoritario se ha dado en llamar “Radicales para gobernar”. De esa manera explican la adhesión a un candidato del PRO y su alejamiento de lo que consideran una propuesta testimonial encabezada por Pedro Galimberti, su rival interno.

La puerta del acuerdo con la mayoría de las dirigencia la abrió el legislador nacional y empresario Atilio Benedetti, a pesar de en 2013 se quedó sin la banca de senador nacional por la minoría y 2015 debió renunciar a la candidatura a gobernador para dejarle el lugar a De Angeli. El arquitecto de sus desventuras, poniéndole todos los escollos habidos y por haber, fue RF. 

Hoy Benedetti lo secunda como vicepresidente de una fundación que se ocupa de institucionalizar a los equipos técnicos. Intenta aportar referencias entrerrianas en distintos aspectos de la administración del Estado y lo acompaña junto a un puñado de referentes que se han convertido en figuras claves en la campaña: Mauricio Colello, mano derecha del candidato cuando fue ministro y hoy funcionario, con rango de subsecretario, del gobierno de Rodríguez Larreta; el comisario retirado Néstor Roncaglia, exjefe de la Policía Federal Argentina en tiempos de Mauricio Macri, entrerriano, nacido en Chajarí; el diputado nacional del PRO, Gustavo Hein; el exfuncionario de la Secretaría de Agricultura de Macri, Guillermo Bernaudo, armador de Bullrich en Entre Ríos desde la creación de partido Unión por la Libertad.

¿Por qué un porteño, protagonista de la escena política nacional, elige disputar la gobernación de una provincia del interior? Propios y extraños marcan que la meta está más lejos, en la Casa Rosada. Pero Entre Ríos aparece hoy como un paso ineludible

El candidato aporta lo que tiene para defender su apego a estas tierras y evoca en cada discurso a Justo José de Urquiza. En pos de reivindicar su vínculo con Entre Ríos menciona a su abuelo, quien supo elegir Villa Paranacito para instalar su establecimiento rural. Según cuenta el nieto, el fundador del desarrollismo conoció ese sitio rodeado de agua en viaje hacia su exilio en la República Oriental del Uruguay, tras el derrocamiento del gobierno de Frondizi.

En su novela personal destaca que planea radicarse con familia en Entre Ríos, integrada por su esposa, Victoria, su hijo de 15 años al que le puso su mismo nombre, su hija de 13, cuyo nombre es Delfina, un nombre caro a la historia entrerriana. Él asegura que no hay casualidades y que el nombre de la niña fue impuesto en homenaje a Delfina Menchaca, pareja de Francisco Ramírez. Delfina era combatiente en el ejército del caudillo y Ramírez muere asesinado cuando acude en rescate de su mujer, cercada por los enemigos de Estanislao López.

¿Por qué un porteño, protagonista de la escena política nacional, elige disputar la gobernación de una provincia del interior? 

Propios y extraños marcan que la meta está más lejos, en la Casa Rosada. Pero Entre Ríos aparece hoy como un paso ineludible y el candidato asegura que en esta disputa no hay plan B. Hasta renunció a su banca en el Congreso de la Nación para encarar este objetivo. 
 

tiempo nuevo
 

Aparte del establecimiento heredado, cuyo rubro principal es la producción de nuez pecán,  cuando además con un vivero en copropiedad con un hermano. Se suman proyectos inmobiliarios en Paranacito, zona que algunos asocian con otras inversiones del candidato. Pero en su actividad privada, la centralidad está puesta en el trabajo de consultoría que realiza con la empresa Symfonia S.A. junto a los otros dos dirigentes que expresaron el “ala política” de la era Macri: Emilio Monzó y Nicolás Massot. La empresa se constituyó nueve días después de la salida del poder macrista, con el objeto declarado de dedicarse “al diseño, planificación, implementación, consultoría y asesoramiento en políticas públicas y planes públicos y/o privados de inversión y desarrollo social y económico”. 

Frigerio ya tenía experiencia en consultoría. Había fundado en 2002 “Economía y Regiones”, una de las firmas que jaquearon con estudios propios la información oficial del INDEC en tiempos de Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio. Vendió esa firma en 2015 cuando se convirtió en ministro del Interior.

RF considera que las dudas sobre su decisión de guarecerse en el escenario provincial, se sustentan en que se minimiza el poder de transformación de un gobernador en materia de educación, salud, seguridad, infraestructura. “Por eso me entusiasma este proyecto de transformar mi provincia”, argumenta. 

En su construcción, Frigerio suma todo: evangélicos, socialistas, peronismo disidente, la mayoría del radicalismo, los del PRO que militan para Bullrich, los que están con Larreta. Su fórmula se basa en un extremo pragmatismo, evitando ganarse enemigos en batallas que no lo ameriten.

En pos de ese proyecto, llega al próximo domingo con una campaña sin descanso. Arrancó en 2021 cuando se alzó con una ventaja de 23 puntos sobre el peronismo, encabezando la boleta de Juntos por Entre Ríos para la Cámara de Diputados de la Nación. 

Hasta aquí el peronismo lo ha visto andar, confiado en su “saber hacer” en el control del Estado, en esa verdad instalada en los últimos veinte años según la cual cuando la estructura del peronismo arranca es imbatible. Allí radica el desafío. Son 32 años de las cuatro décadas que lleva la democracia. “Han colonizado el Estado”, suele repetir Frigerio.

En su construcción, RF suma todo: evangélicos, socialistas, peronismo disidente, la mayoría del radicalismo, los del PRO que militan para Bullrich, los que están con Larreta. Su fórmula se basa en un extremo pragmatismo, evitando ganarse enemigos en batallas que no lo ameriten. Un ejemplo sobra de muestra. La voz más crítica en su contra en los últimos dos años ha sido la de Lucía Varisco, diputada provincial, hija del “intendente narco”, Sergio Varisco, muerto en 2021, que ganó la primera plana de los diarios porteños cuando fue condenado por la Justicia Federal por su participación en el comercio de drogas en Paraná. Ella lo acusa de persecusión judicial, de lawfare y de acoso mediático. Está convencida que es el responsable de los males padecidos por su padre. Lucía decidió ser candidata a la intendencia de Paraná, en las filas de Galimberti, y enfrentó a RF con un discurso encendido, crítico, que nadie había tenido desde el peronismo. Pero su aliado (Galimberti) quedó en clara desventaja para estos comicios: los precandidatos a presidente, Bullrich y Rodríguez Larreta, le negaron el pegado de la boleta el mismo día del vencimiento del plazo para presentar las listas.  Ante este escenario, Varisco no anduvo con vueltas y acordó contrarreloj con RF y pegó su boleta con el exministro de Macri, con el que ya ha encabezado caminatas en los barrios de Paraná.

Frigerio no desatiende el escenario nacional. Suele repetir que se vota en contra del “kirchnerismo”, aunque sabe bien que Entre Ríos no es kirchnerista. 

Sin internas a nivel provincial, el peronismo va a las PASO con la fórmula única de Adán Bahl, actual intendente de Paraná, junto a la intendenta de Villaguay, Claudia Monjo. 

En Juntos por Entre Ríos, la contienda se refleja en dos boletas. La de RF lleva a Alicia Aluani, una médica pediatra de Nogoyá, sin historia política. Enfrente, dos radicales integran el binomio: Pedro Galimberti lleva como compañera a Ana D'Angelo, exdiputada radical de Paraná. 

La propuesta de Javier Milei se traduce en la candidatura a gobernador de Sebastián Etchevehere, hermano Luis Miguel, el exministro de Agricultura de Mauricio Macri. 

La izquierda trotskista, sostenida por el MST, integrante del FIT- Unidad, postula a la sindicalista docente universitaria Sofía Cáceres Sforza. 

La Región Centro que integra la provincia ya tuvo sus elecciones. En Córdoba, hubo una derrota para el PRO y una victoria para el pejotismo de Juan Schiaretti; Santa Fe se pintó de amarillo con Maximiliano Pullaro que pasará a ser otro gobernador radical. Ahora es el turno de Entre Ríos. RF optó por desensillar en su pago de la infancia, a donde lo convocó Busti insistentemente desde 2009. El caudillo peronista murió en diciembre del 2020 pero alcanzó a verlo venir. “El tiempo dirá si lo que hicimos fue correcto o incorrecto”, dijo alguna vez. 

El tiempo dirá. 

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