las pampas fértiles del cortoplacismo financiero | Revista Crisis
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las pampas fértiles del cortoplacismo financiero
El salto de tigre que Marcos Galperín hizo a través de Mercado Pago impacta sobre un sistema financiero cada vez más desregulado, en el que bancos y sindicatos reaccionan en defensa mutua. En un país donde la mitad de la población no está bancarizada ni puede acceder al sistema de crédito tradicional, las Big Tech que ofrecen productos financieros llegaron para quedarse, en la era del crecimiento de las economías informales. Breve radiografía de una “deuda interna” que se está tornando impagable.
Ilustraciones: El Sike
01 de Noviembre de 2019

 

La recurrencia del caos financiero en Argentina no sólo impacta sobre los indicadores económicos, también tiene un efecto “pedagógico” en el comportamiento de los ciudadanos. La necesidad de preservar aquello que fue tantas veces arrasado ordena la forma en que la gente ahorra, invierte, se endeuda, organiza sus gastos o paga. Defaults, pesificaciones, corralitos, corralones, cepos, bonex, reperfilamientos, inflación y devaluación son capas de memoria sedimentada que confluyen en el contexto actual.

Todo lo cual da forma a un mercado financiero y bancario muy pequeño: el Banco Mundial estimaba para 2017 que el 52% de los argentinos no estaba bancarizado, mientras la media global rondaba el 33% y era sólo del 26% y 30% en Chile y Brasil, respectivamente. En un mismo sentido, mientras un crédito promedio en Argentina es a menos de un año, el 80% de los plazos fijos es a 30 días. La contracara es una cada vez mas extendida preferencia por la liquidez en el acceso a los instrumentos de ahorro e inversión, que redunda en instrumentos de corto plazo con altas tasas de interés.

 

saladitas financieras

La voluntad de conferir un carácter “monetario” a los instrumentos de inversión, es decir, que estos puedan convertirse en dinero en cualquier momento sin perder valor, es una tendencia que crece a escala global y que está directamente relacionada con los detonantes de la crisis financiera internacional de 2008. Si bien es cierto que buena parte del colapso descansó en la masiva concesión de créditos hipotecarios, eran las mismas entidades financieras que concentraban el grueso de estos créditos quienes los vendían a otras instituciones (vía procesos de titularización) en forma de nuevos activos intercambiables en el corto plazo. De esta manera, la ingeniería financiera permitía (y permite) acortar los plazos incluso de las operaciones de largo plazo.

Estos canales de crédito, junto a los fondos de inversión, formalmente corren por fuera del sistema bancario pero poseen múltiples conexiones, en un esquema al que suele definirse como “Banca en las Sombras” (Shadow Banking). El crecimiento de tales circuitos no se detuvo, al igual que el de nuevas instituciones financieras como las FinTech y BigTech que combinan tecnología, nuevos modelos de negocios, aplicaciones y productos asociados y derivados. Entre sus ventajas, ambos formatos tienen a disposición herramientas informáticas y analíticas que les permiten detectar las preferencias de sus clientes de acuerdo a sus perfiles de usuario, poseen menores costos por su infraestructura virtual y, dependiendo del país en el que operan, la oportunidad de arbitrajes regulatorios preferenciales por no ser tratadas como bancos.

Las BigTech, particularmente, aprovechan su red de clientes, las toneladas de información que obtienen de ellos y una marca ya instalada para ofrecer productos financieros. En países donde el sistema bancario no está tan desarrollado, esas firmas explotan ese vacío y la falta de competencia, mientras buscan atraer especialmente a las pequeñas empresas. Muchas de estas no cumplen con los requisitos mínimos para acceder a un préstamo bancario tradicional, en especial las que no cuentan con un balance contable auditado.

el banco mundial estimaba para 2017 que el 52% de los argentinos no estaba bancarizado, mientras la media global rondaba el 33% y era sólo del 26% y 30% en chile y brasil, respectivamente.

 

el lobo de olivos

En Latinoamérica, Mercado Libre es una de las BigTech más dinámicas. El volumen anual de pagos canalizados con Mercado Pago superó los 6,5 mil millones de dólares, invirtiendo en Mercado Fondo (un Fondo Común de Inversión con el que está asociado) más del 50% de estas transacciones. Mercado Crédito por su parte otorgó más 127 millones de dólares en préstamos en Brasil, Argentina y México. Al mismo tiempo, las FinTechs más tradicionales como Ualá, o bancos digitales como Wilobank y Brubank (que sí son regulados por el BCRA), crecen aceleradamente, mientras se espera el lanzamiento de ramas FinTech de otros bancos tradicionales y la llegada de la brasileña Nubank, que impulsarían aún más el crecimiento del sector. Estas entidades explotan su popularidad entre jóvenes y extranjeros residentes o turistas, por su facilidad de acceso que contrasta con la estructura burocrática de los bancos tradicionales.

Las Fin/BigTech utilizan intensivamente el llamado machine learning para realizar calificaciones de riesgo y conceder créditos, llegando a utilizar más de 1000 registros de información por prestatario, muy por encima del caudal de información del que disponen la mayoría de los bancos. Como ejemplo, y según cálculos del Banco de Pagos Internacionales (BIS), Mercado Crédito logró en 2017 colocar 30% de sus préstamos en Argentina, los que serían catalogados como de Alto Riesgo en el universo bancario, con un ratio de pérdida que sin embargo no superaba el 2,8%, alcanzando firmas que el sistema bancario tradicional no capta.

Mientras algunas de ellas usan la infraestructura bancaria ya disponible, otras implementan la propia. En el primer grupo se encuentra Apple, que en los Estados Unidos lanzó una nueva tarjeta en conjunto con Goldman Sachs, mientras que las BigTech chinas o Mercado Libre, a escala nacional, desarrollaron su propia plataforma en lo que respecta a medios de pago (el “unicornio” argentino también lanzó una tarjeta en conjunto con el Banco Patagonia). Sus plataformas ofrecen además Fondos Comunes de Inversión administrados por compañías afiliadas o por terceros, como los que ofrecen Mercado Pago y recientemente Ualá. Analizando las inversiones y los movimientos, ejercen un fuerte control sobre la liquidez al ofrecer retiros inmediatos, alineándose con las demandas del cortoplacismo financiero.

mercado libre es una de las bigtech más dinámicas. el volumen anual de pagos canalizados con mercado pago superó los 6,5 mil millones de dólares, invirtiendo en mercado fondo (un fondo común de inversión con el que está asociado) más del 50% de estas transacciones.

 

llegó la bancaria y mandó a parar

La fragilidad del sistema financiero en Argentina contrasta con el peso del sindicalismo en este sector. Eduardo Berroz, secretario de prensa de la Asociación Bancaria, calificó a Mercado Libre como una “plataforma de precarización” que “compromete tanto a trabajadores como a usuarios”, producto de la desregulación. Sergio Palazzo, Secretario General del sindicato, expresó en un mismo sentido la voluntad de que “todos los trabajadores de las fintech se encuadren como trabajadores bancarios. Si están prestando servicios financieros, tienen que estar dentro de La Bancaria, y de nuestro convenio colectivo de trabajo”. A esta posición abonó Hugo Moyano cuando impugnó en julio de este año el convenio 1591/2019 entre Mercado Libre y la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga por el encuadre sindical de 80 operarios.

Regulaciones, servicios e información son terrenos en los que fuerzas opuestas disputan el sentido mismo de la economía. Mercado Libre emitió un comunicado donde expresa que “los servicios financieros son de apoyo al ecosistema de comercio electrónico”, mientras que “la Asociación Bancaria es un sindicato de actividad y no de oficio/profesión, y como la actividad principal de Mercado Libre es el comercio, cualquier reclamo de encuadre queda sin base legal”.

Pero los reportes de Mercado Libre a la Bolsa de Nueva York parecieran validar la posición sindical, ya que el 55% de las ganancias de la compañía corresponden al sector no comercial, de acuerdo al análisis de la economista Mara Ruiz Malec.

Al margen de que pueden complementarse en algunos tramos de la cadena, las Big/FinTech están ganando territorio en segmentos que regularmente estaban restringidos al mercado bancario. Según un reporte del banco de inversión USB, si bien los bancos gastan millones en herramientas tecnológicas es poco lo que destinan a innovación y desarrollos, quedando en desventaja ante esta nueva ola de firmas.

El fuerte crecimiento y el impulso a las FinTech en Argentina se dio con la gestión Sturzenegger–Llach al frente del Banco Central de la República Argentina (2015-2018), período en que la máxima fue: si no toman depósitos, no se regulan. Incluso llegaron a ser promovidas mediante Hubs del propio BCRA, instancias donde la autoridad monetaria y las firmas trabajan en conjunto promoviendo innovaciones para el sector. El objetivo era que la competencia redujera las tasas de interés ofrecidas por los bancos. Evidentemente, el resultado no fue el esperado.

El presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), Javier Bolzico criticó la existencia de “asimetrías regulatorias e impositivas entre prestadores de servicios financieros regulados y no regulados”. La misma entidad publicó además un informe con la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) donde advierte acerca de los riesgos derivados en la omisión de las Big/FinTech en la carga de información a la Central de Deudores del BCRA. En el mismo sentido, un informe del OCEPP indica que Mercado Libre ya estaría abusando de su posición dominante al imponer comisiones excesivas, acciones por las cuales la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia penalizó en su momento a la empresa de medios de pagos Prisma.

mercado pago se inserta en un universo de tarjetas no bancarias, agencias financieras, mutuales y cooperativas, comercios minoristas y cadenas de electrodomésticos o de indumentaria e hipermercados que ya operan como fuentes alternativas de crédito.

 

plásticos para todxs

Si bien algunas características (compatibilidad con dispositivos móviles, rapidez en el acceso a los servicios, falta de intermediarios) pueden explicar la adhesión de los segmentos más jóvenes de la población a estas herramientas financieras, hay otros indicadores que complican el panorama. La bancarización de los segmentos de ingresos más bajos se robusteció durante los gobiernos kirchneristas, donde en términos de las investigadoras Luci Cavallero y Verónica Gago, bajo la consigna de inclusión financiera los beneficios de la seguridad social se canalizaron a través de entidades bancarias que crearon nuevos “sujetos de crédito”. Esos patrones de consumo y endeudamiento se mantuvieron, incluso a medida que se deterioraba el contexto económico, favoreciendo la proliferación de ventanillas “B” donde el Costo Financiero Total duplica o triplica el bancario.

Mercado Pago se inserta en un universo de tarjetas no bancarias, agencias financieras, mutuales y cooperativas, comercios minoristas y cadenas de electrodomésticos o de indumentaria e hipermercados, que ya operan como fuentes alternativas de crédito.

De acuerdo a los datos de Anses para el segundo trimestre de 2019 este organismo tiene otorgados 157.706 millones de pesos en créditos, donde el 62% de los destinatarios son Jubilados y Pensionados, y casi el 20% son receptores de la Asignación Universal por Hijo. Esto se combina con el creciente endeudamiento de los hogares que, de acuerdo al BCRA, pasó en diciembre de 2018 a representar la cuarta parte (25,7%) de todos sus ingresos anuales, lo cual contrasta con el 20,1% que representaba en junio de 2016.

En Argentina la falta de confianza, los altos niveles de precarización laboral y las barreras de acceso al mercado financiero y bancario formal presentan un terreno especialmente fértil para la proliferación de estos mecanismos de descentralización de las acciones tradicionalmente asociadas a los bancos. Por eso es que su crecimiento no puede ser desatendido por las agendas de intervención pública, sin que esto implique una automática condena ni una promoción indiscriminada. En términos del economista norteamericano Hyman Minsky, la regulación debe lidiar con la naturaleza dinámica del sistema financiero, el cual evoluciona todo el tiempo innovando en su búsqueda de ganancias, con productos o procesos que puedan escapar de las regulaciones existentes. Estas nuevas entidades no convencionales pueden ser la clave para la reconstrucción de un sistema percibido como estable y confiable en el mediano o largo plazo, o una nueva expresión de la vulnerabilidad de las poblaciones frente a una nueva forma de transferencia de ingresos por parte de las empresas.

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