La magnitud de la crisis desatada ayer sábado a las 5 y 47 de la tarde, momento en el que fue publicado el tuit de renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, nos persuadió de reemplazar el habitual newsletter de política internacional que enviamos cada domingo, por este texto de urgencia.
La pregunta que vamos a intentar responder aquí, a la espera de las nuevas designaciones (“los trascendidos son como la falopa”, dijo un integrante del colectivo editorial ante las intensas especulaciones que circularon durante las últimas horas), es la siguiente: ¿qué significa la renuncia del principal ministro del Gabinete?
uno
Para una reconstrucción de la secuencia corta que determinó la salida de Guzmán te recomendamos especialmente nuestro podcast sabatino, Crisis en el Aire, publicado ayer al mediodía. El primer bloque se titula “los cinco dilemas de la macro” y contiene un resumen de las inclemencias que se confabularon durante los últimos días.
Por un lado, las medidas adoptadas por el Banco Central el lunes con el objetivo de acumular reservas, afectarán el crecimiento económico al limitar las importaciones.
En segundo lugar, la corrida cambiaria y financiera que puso en jaque a la principal fuente de financiamiento estatal, el mercado de bonos en pesos, presiona sobre una inminente devaluación.
Una tercera disputa, en la que el ministro de Economía perdió sin atenuantes, es la carrera entre precios y salarios donde se define la puja distributiva: las cifras publicadas el jueves por el INDEC muestran que el ingreso de quienes trabajan sigue perdiendo en términos reales y ya se ubica, como develó el investigador Luis Campos, por debajo del nivel que tenían en diciembre de 2019, punto de partida del gobierno del Frente de Todos.
El cuarto argumento fue introducido por el Fondo Monetario Internacional, en un informe de 107 páginas publicado la semana pasada, que nuestro compañero Alejandro Bercovich leyó con lupa para develar su sentido: durante el segundo semestre está pautado un fenomenal ajuste presupuestario.
El quinto elemento de estrés fue decisivo y tiene que ver con la pérdida del apoyo político al interior de la coalición oficialista. Y de las estrategias de desestabilización desplegadas por el principal referente de la oposición.
dos
En las siete carillas que escribió Martín Guzmán a la hora de decir adiós no hay un solo atisbo de autocrítica. Y el único pasaje donde puede adivinarse el porqué de su alejamiento es el siguiente:
“La hora necesita que quien usted disponga tome las riendas del Ministerio que hasta hoy tuve el honor de conducir. Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante”.
Una versión que recibimos de alguien muy cercano al ahora ex ministro, confirma que el motivo particular que desencadenó su renuncia fue una solicitud específica realizada el jueves en persona al presidente Alberto Fernández: “le explicó la complejidad del escenario, y le dijo que necesitaba más manejo y coordinación de áreas claves para evitar las próximas corridas y corregir el rumbo”. La respuesta no fue positiva.
Con la eyección hace un mes de Matías Kulfas, y el abandono imprevisto de Martín Guzmán ahora, ha llegado a su fin el gobierno de Alberto Fernández. Es difícil imaginar, en semejante escenario de debilidad, algo parecido a un relanzamiento. Comienza un período de sobrevida.
tres
Detrás de estos sucesos que emergen de la convulsa coyuntura, hay otras líneas causales de más largo aliento, que explican el final abrupto de la gestión del profesor de Columbia.
Es muy posible que su hipótesis general de trabajo haya sido, desde el momento mismo de largada, un error de cálculo político. En el perfil que publicamos cuando se cumplió el primer año de su asunción, entonces disfrutaba del estrellato, el mismo título insinuaba nuestra sospecha: “un superministro para la tranquilidad”.
En otro fragmento intrigante de su carta de despedida aparecida ayer, Guzmán reconoce la paradoja: “Puede que a varios ese concepto no les genera demasiado entusiasmo, pero a mi siempre me pareció (y me parece) que tranquilizar la economía constituiría una verdadera épica”. La épica de la moderación quizás sea, en la Argentina realmente existente, la elección menos realista. O la más naif de las utopías.
Cuando lo entrevistamos hace exactamente un año, las principales polémicas que hoy hicieron eclosión ya estaban sobre la mesa. Y nuestra inquietud se plasmaba en frases como estas: “A Martín Guzmán le tocó gestionar el peronismo de la escasez. Y gobierna la economía del país punk, con la templanza de un corredor de fondo zen”. O en preguntas como esta otra: “Tu idea de tranquilizar la economía, ¿no está impidiendo transformarla?”.
La última página del texto de renuncia de Martín Guzmán está íntegramente dedicada a los agradecimientos, que se centran en la figura del presidente Alberto Fernández y se extienden a su gabinete de ministros, a “las y los legisladores nacionales”, a “las y los gobernadores”, a “las y los intendentes”, a los sindicatos y movimientos sociales, a “las dirigencias de las universidades públicas nacionales”, a líderes religiosos, empresarias y empresarios, a las y los embajadores. La vicepresidenta Cristina Fernández, principal expresión de un peronismo que cada vez se muestra más intranquilo, no fue alcanzada por la gratitud del exministro.
cuatro
Quizás el programa ideado por Guzmán esté a punto de fracasar también por otro error de cálculo, en este caso estratégico.
Es obvio que nadie podía prever la aparición de eventos fatales como la pandemia de 2020 y la guerra europea en 2022. Pero la apuesta por una locomotora capitalista capaz de surfear la crisis a través de políticas expansivas, como su maestro Joseph Stiglitz propugnaba, se reveló un automatismo ideológico sin asidero histórico.
En un esclarecedor artículo publicado el miércoles por el destacado economista Nouriel Roubini, se describe el momento que atraviesa la economía global y se anuncia “una crisis de deuda estanflacionaria al acecho”. En este contexto, el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional, organismo especializado en aplicar los dictados de austeridad que bajan del norte, es un molesto grillete que el ministro Guzmán nos deja como legado.
cinco
Volvamos al ardiente aquí y ahora, porque fuentes calificadas nos avisan que “si Fernández no logra armar un equipo sólido que se haga cargo hoy, mañana lunes tenemos una corrida bestial”.
¿Qué sería un equipo sólido, en estas circunstancias?
“Alguien que tenga peso para el mercado”, sentencian.
Mientras en la quinta de Olivos comienza una jornada de rosca que se prevé angustiante, te proponemos leer un perfil publicado en nuestro último número impreso sobre el candidato que sobresale entre la febril danza de nombres: Emmanuel Álvarez Agis.
Titulado un consultor en todos los frentes, es un potente fresco sobre ese reducido estanque de economistas influyentes, donde hoy el presidente intentará pescar algún improbable salvador para la ocasión.