desde el pelo hasta la punta de los pies | Revista Crisis
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desde el pelo hasta la punta de los pies
Los servicios destinados a la estética personal avanzan y se ramifican vertiginosamente en todas las clases sociales. La pandemia y la falta de perspectivas provocaron una costosa inversión en uñas, retoques en la cara, las piernas, entrepiernas y glúteos. Seis trabajadoras relatan las nuevas tendencias y analizan los vínculos intensos con sus pacientes.
09 de Marzo de 2023
crisis #56

 

Si ves a una mina impecable decís “dale, hija de puta, ¿nunca estás de entrecasa?”. Estás en el subte con las uñas hechas y la de al lado te mira y se mira ella y piensa “a mí también me gustaría”. Antes la mujer argentina quería todo natural, que no se note. Con la llegada de tanto extranjero centroamericano, cambia el concepto. Hasta la sirvienta, con todo respeto, tiene las uñas lindas. Por ahí los europeos tienen el sobaco con pelos, otra onda. Lo de las uñas arregladas viene más de Centroamérica, están impecables. Mis colegas venezolanos se tuvieron que acostumbrar a hacer todo más tranquilo. Van con todo, la ceja maquillada, gruesa, el labial rojo y la gente se va animando a un estilo más fuerte. Antes me pedían maquillaje para una fiesta. Ahora es cosa de todos los días. Creo que después de la pandemia, que no sabíamos si nos íbamos a morir, decimos “yo vivo la vida. ¿Me tengo que meter en un crédito? Bueno, no importa, yo las cejas me las hago igual”. [Sonríe]. Me dedico principalmente al maquillaje semipermanente, una especie de tatuaje, pero entre la primera y la segunda capa de la piel. Voy dibujando las cejas o labios. En los ojos también se lo hacen, te da una impresión porque no es igual la piel en todos lados. Yo no me lo hago porque qué se yo si quiero estar un año delineada. Pero hay gente que no se halla sin maquillaje, entonces le resuelve. A veces pienso “qué loco ganar plata cortándole la cara a la gente”. [Ríe fuerte]. Hay personas que tienen la expresión como hacia abajo, triste, o cuando vas siendo más vieja que se te cae todo. Entonces yo les hago un diseño de cejas que la tipa se vea visualmente así y se siente una diosa. Los primeros trabajos siempre los hice con miedo. No es una boludez. Le podés arruinar la cara a una persona. Y hoy apenas las recibo, les digo “te vas a ir feliz”. Por ahí entran con miedo pero después se gustan. Eso me encanta. A veces me queda la cabeza así [hace el gesto con las manos], soy un poco psicóloga. Mientras trabajo les doy una devolución de todos los quilombos que me cuentan. Tuve que aprender a manejarlo porque algunos cuentan cosas heavy. Después tengo que ir a limpiarme, me hago reiki. Antes trabajaba en mi casa, pero sentía que quedaba una energía muy de mierda.

 

Lo que más me gusta es lo que genero en la persona cuando se ve. Alguien que tuvo un accidente, gente que se hizo quimio, o gente que se separa y se ve espantosa. Yo le dibujo la cara y le cambio la expresión, que no es poco. Hay cejas que tienen expresión triste o algunos tienen muy poquito pelo y da aspecto como enfermo. Algunas tienen una asimetría en los labios o este huequito del medio [lo señala en su cara] no lo tienen muy marcado. Todo remarca la femineidad. Hace poco me tocó una persona que era peruana y morocha. Me decía que era rubia, que le haga las cejas claritas. ¡No te puedo hacer las cejas claritas, tus cardos negros van a crecer! No sos rubia, te teñís. A veces es difícil decirlo porque la gente es negra y se autopercibe rubia. [Ríe]. Todos tenemos un mambo con alguna parte de nuestro cuerpo o cara. Una mina con facciones preciosas puede tener un complejo o pensar que si no está maquillada es fea. Lo que hago es darle seguridad. Por ahí para otros sigue siendo un culo la vieja con las cejas así, pero para ella es hermosa. Eso es lo que me gusta. [Ríe]. Entre las que vienen hay mucha mina de clase laburante de treinti o cuarentilargos. Las cejas, por ejemplo, llevan dos sesiones y duran un año y salen 18.000 pesos. Algunas cobran 50.000 pesos. Todas dicen “me quiero hacer un mimo” y yo ya sé que una vez que le pongo las pestañas, listo. Yo ya sin pestañas me veo fea. Es como que te realza mucho. Te ves tan linda que cuando no las tenés… Es una falopa.

Estilista, 42 años, CABA.

 

hifu 7d

Cuando empecé, ofrecía mis servicios a domicilio porque no tenía gabinete ni dónde alquilar. Al tener una beba, se me hacía difícil tener horario fijo. De a poco fui armando el gabinete en una habitación libre que tengo en casa. Hacía masajes y las clientes preguntaban “¿hacés pestañas, uñas, pies?”. Ahí empecé a sumar servicios. Soy masajista, esteticista, pedicura, manicura, lashista, cosmetóloga. Hago tratamientos corporales, depilación definitiva. Todo el rubro. [Ríe]. Están pidiendo mucho relleno de labios. Microblading, que es el semipermanente de cejas, o pestañas también. Depende de lo que consuman en la tele o en la compu. A veces se quieren hacer tantas cosas que pensás “¿qué te pasa? ¡Si sos linda!”. Te dicen “me hice todo esto y no veo el cambio”. O “no sé qué hacerme, siento que me falta más”. ¿A qué punto querés llegar? Hay gente que llega al gabinete con tatuaje de cejas, bótox y ¡son un desastre! A veces llegan y dicen “estoy acá, haceme toda”. [Ríe]. Creo que la importancia de la estética está en sentirse bien uno. Es un mimo. Y la verdad que hoy el mimo está caro. Tengo pacientes que dicen “mi sesión de hoy es un lujo”. Si alguien dice “me quiero hacer manos, pies, un masaje y una limpieza de cutis” serán 20 lucas. Las manos te las tenés que hacer cada 15 días, los pies una vez al mes, el tratamiento facial cada 10 días. Hay tratamientos costosos. Por ejemplo, la Hifu 7D [ultrasonido antiarrugas y flacidez] está 60 lucas la sesión en todo el cuerpo, dura 3 horas y te lo tienen que hacer cada 6 u 8 meses. Muchas re valoran ese tiempo porque saben lo que les cuesta y otras lo hacen porque están al pepe, no saben adónde ir y vienen y te taladran la cabeza. Muy pocas no hablan. Y vos escuchás. A veces no necesitan que les des una opinión. Es como el psicólogo. Simplemente prestar el oído. No te quieren escuchar, no les importa si tuviste algún acontecimiento parecido. “Lo descargué. No me hace más mal”. [Ríe]. A veces cuesta eso, pero cuando te apasiona lo que hacés, seguís para adelante. Yo trabajé en un spa y me dijeron “vos que sabés, ¿por qué no le enseñás a esta chica que es nueva?” y le digo “no, disculpame, yo sé, pero no capacito a nadie. Porque el día de mañana la chica hace mal algo y la culpa es mía”. Por ejemplo, una chica vino con quemaduras de tercer grado por electrodos mal colocados. La mandé al [Instituto del] Quemado hace 7 meses. Hoy está yendo a la estética a sacarse las marcas. Y era delgada. Era solo para tonificar. Hay máquinas que no solo estimulan el músculo sino que ayudan a eliminar todo lo que sería el tejido adiposo, la celulitis. Yo necesito que tengas la constancia de venir pero que también tomes líquido, que tengas un régimen, que salgas a caminar aunque sea. Cuando le pones esas pautas, no te van a venir. Quieren verse delgadas sin hacer ese sacrificio. Hay gente que no le puede dar tiempo al gimnasio y se cree que va a quedar súper fitness con un tratamiento estético. Tengo una paciente que viene hace tres años. Tiene 50 años y pesaba 110kg. Es un cuerpo muy difícil de trabajar. Tuvo fibromialgia, varias operaciones y no quedó bien. No toma agua, toma diuréticos y no hace pis. Se viene haciendo un tratamiento y logró bajar 21 kg pero se mantuvo ahí. Hay gente que lo que busca es verse joven, sin arrugas. Una mujer de 87, que se había operado el cuello para tenerlo estilizado, ahora se hace tratamientos faciales. Tengo clientas desde 14 años. Pero lo que más me gusta es ver el resultado en las personas grandes. Marcás facciones que extrañan de cuando eran jóvenes. También vienen hombres, por depilación definitiva completa vienen mucho. Se hacen hasta cavado y tira de cola. Lo ven más desde el lado higiénico. Hacen natación o jugadores de fútbol. Otros se sacan la barba. Algunos se hacen los perfilados de cejas. [Hace una pausa]. Yo cuando depilo no pienso en nada. Tengo que mirar el cuerpo, pero no estoy en la mirada del detalle. Una vez me dio cosa el cavado profundo, la vagina completa. Porque yo les doy una toalla para que se tapen las partes y les indico cómo se la tienen que ir corriendo. Una chica no se tapó. Me hubiese gustado darme vuelta y encontrar aunque sea la toalla. Pensé “¡ay, estoy viendo a otra persona!”. Era muy fuerte, porque los cuerpos son diferentes, el color, la textura, todo. Y de repente encontrarte con algo íntimo que nada que ver a lo tuyo. 

Cosmiatra y esteticista, 36 años, San Justo, Buenos Aires.

 

el futuro llegó

Soy médico, mi última especialidad fue en medicina estética. Pero mi principal actividad es como médico de emergencias. Algunos días estoy en ambulancia atendiendo urgencias y otros días estoy aplicando bótox en mi consultorio. Son mundos completamente distintos. Pacientes distintos. En el consultorio están en su momento de relax, para sentirse mejor. Empiezan a descargarse y finalmente no trabajás solo en la piel sino también en el ánimo. Ahí es mi mano interviniendo en un rostro para mejorarlo, para modificarlo, para generar cambios. Hago la parte no quirúrgica. De todos modos hay tratamientos con agujas, invasivos, que si no los hacés con conocimiento, puede ser muy desastroso. Incluso un peeling, si aplicás mal un ácido, no sabés cómo neutralizarlo, podés quemar una cara. Yo aplico bótox, rellenos, hilos de sustentación, láser. El bótox, o toxina botulínica, los primeros dos meses está a full, los músculos están relajados. Posteriormente van recuperando la movilidad. Cuando ves el resultado te acostumbrás a verte mejor la piel, a ver que no hay líneas de expresión, te das cuenta que es el momento de volver a hacer una aplicación. En ese sentido es adictivo, porque ya no vas a querer volver a verte como antes. Yo, cada 6 meses me lo aplico sin falta. [Rie]. Tengo un bajo porcentaje de mujeres cis hetero y uno mucho menor de hombres cis hetero y tengo un par de pacientes mujeres trans. Pero la mayoría de mis pacientes son hombres gay. Y el mandato de la belleza funciona igual que en la mujer cis, es muy fuerte. Lo que le escucho a los pacientes es que la pandemia vino a recordarnos que no tenemos mucha certeza del futuro. Gente que por ahí no se animaba a hacerse cosas por miedo al resultado o por un tema económico. Mañana viene una enfermedad infecciosa y te quita un ser querido o te enfermás vos. O hay un caos económico, lo que sea, y te perdiste la chance de hacerte cosas.

Médico, 37 años, CABA.

 

Kim Kardashian 

Me dedico a la manicuría: kapping, esmaltado semipermanente, esculpidas, en acrigel y en acrílico también. Y después lo que es cejas y pestañas. En cejas hago perfilado, tintura y laminado, que es peinar las cejas con bótox. También doy cursos. Hay que capacitarse bien porque son partes muy sensibles. Para pegar las pestañas usamos cianocrilato, que es muy parecido a la gotita pero en menor porcentaje. Todo se va actualizando constantemente. Hay productos nuevos, técnicas nuevas. En uñas lo que más piden es el “soft gel”, un gel endurecido que viene de afuera. Son unos tips transparentes que se adhieren a las uñas con un gel y después se cortan y se liman y se da color y diseño. El acrigel es fusión entre acrílico y gel. Hasta que no entra a cabina no se seca. Se saca con el torno, es necesario que vengan acá para retirarse porque sabemos hasta dónde limar y además es necesario volver a sellar la placa de la uña. Para mantener el tratamiento de uñas hay que hacerlo cada 15 o 20 días. Hay chicas que dicen “yo necesito las uñas, necesito las pestañas sino me siento fea”. “¡Pero no sos fea!” [Levanta el tono]. Se van súper producidas, se sienten lindas. Hay chicas que recién se separaron que se sienten horribles. Las ves en la calle zaparrastrosas, despeinadas, feas, se separan y son otras chicas. Se empiezan a ocupar de ellas. Eso te hace distinta, la gente te ve diferente en realidad. Además una se hace y ya todas quieren. Yo trato de mantener un precio que puedan pagar, haciendo valer mi trabajo. Por ejemplo, un servicio de extensión de pestañas dura 3, 4 horas y ya el adhesivo vale 7000 pesos. Algunas se guían mucho por el tema de la zona en la que están trabajando. Hay personas que se quieren llenar de plata. Yo me guío por los productos. Pero la realidad es que los de uñas son casi todos importados. Un esmaltado semipermanente lo estoy cobrando 2200 pesos. Hay lugares que lo cobran más. Yo tengo trabajo en mi casa y me permite precios más accesibles porque no pago luz o alquiler. Las pestañas, pelo por pelo, entre 2700 y 3600, depende el efecto. Hay chicas que tienen un poder adquisitivo bastante alto y te regatean un poquito. Pero las chicas que se matan trabajando te dicen “sí, tomá” [Hace el gesto con la mano de pagar] y te pagan lo que sea. Al tipo de clienta que regatea prefiero no atenderla. Tampoco a la que te trata mal porque te está pagando. A veces son bastante exigentes. Quieren todo ya y se acuerdan a último momento. A veces no te alcanzan las manos para atender a todas. Yo me sustento con esto y el trabajo de mi marido. En pandemia él se quedó sin trabajo y vivimos con esto. Como se veía solamente la parte de los ojos, pedían pestañas y cejas. Están muy de moda. Hay fibras nuevas que se llaman fibras tecnológicas. Vienen con muchas fotos de Instagram para que les haga lo mismo.  “Quiero que me quede así”. “Y… así no te va a quedar. Tu cara es distinta”. Todo lo que se ve ahí sale un montón. Hay un diseño de pestañas que se llama Kim Kardashian porque ella se lo hacía y le quedaba hermoso. Pero no a todas les queda bien. 

Manicura, 31 años, Quilmes, Buenos Aires.

 

tienda natural

Siempre me gustó más lo que era natural. Cuando consulté en la facultad por cosmética natural se me rieron directamente, pero después empecé a googlear por mi cuenta los ingredientes y es terrible. La mayoría son cancerígenos o producen problemas hormonales. ¡No sabés la cantidad de productos carísimos que tiré a la basura! Ahora utilizo productos naturales o lo más naturales posible, técnicas y recursos no invasivos. Medio a la vieja escuela. Hago cosmiatría facial, limpieza de cutis, mejorías en general, masajes faciales, estimulación. Después de la pandemia la cosmiatría natural creció mucho porque hubo una toma de conciencia en cuanto a la salud en general, también a amarse y conectarse más con uno mismo. Y tengo clientas de todo tipo, desde maestras hasta empresarias. Sobre todo alrededor de los 30 años. La rutina que hay que mantener en casa es dos veces al día. Lo fundamental a la mañana es limpieza, hidratación y protector solar todos los días. A la noche limpieza e hidratación. Después hay que hacer una limpieza más profunda para retirar células muertas y demás en el gabinete. Se puede hacer en casa, no se necesitan grandes recursos, con azuquitar orgánica, u otros productos exfoliantes pero no es lo mismo. Lo recomendable es ir a hacérselo al gabinete una vez al mes. La limpieza profunda es una sesión de 90 minutos que incluye extracciones y punta de diamante y vale 4200 pesos. También enseño a hacer gimnasia facial, automasaje. La gimnasia facial sirve para tonificar los músculos de la cara. Los hábitos en los gestos generan las famosas líneas de expresión. Yo le digo mucho a mis pacientes, “la risa no se negocia, pero hay otros gestos que no hay que hacer porque marca líneas de expresión”. Fruncir el ceño, por ejemplo. Si estamos siempre con cara de preocupación, eso marca líneas. Me dicen “ay, pero no puedo dejar de hacerlo”. “Sí, podés. Es cuestión de costumbre”.

Cosmiatra, 39 años, CABA.

 

tiempo de vida

Yo soy cubana. Allá trabajé la manicura y pedicura diez años hasta que me decidí por la música. Mis clientas eran de todas las edades. Arreglaba a niñas, pero no creo que estén listas para eso aún. Son productos químicos y un niño no debe estar expuesto a eso. Mi abuela tenía 90 años y se ponía las uñas acrílicas. [Ríe.] En Argentina llevo 9 meses y volví a la manicura porque es un camino que ya tengo recorrido. Además puedo manejar mis tiempos. Es otro mundo, que no se desliga del arte tampoco. Hago diseños en esculpidas, en gel, en esmalte tradicional. Es un mundo sin fin. Se van inventando materiales y la creación que también es infinita. Puedes incluso hacer unas peceras en las uñas. Puedes hacer que haya aceite dentro y echarle distintos tipos de cosas, estrellas de mar, glitter y te da sensación de mar. Mueves las uñas y se mueve. Se pueden hacer flores en 3D, 4D. Hay eventos gigantes de uñas donde se venden productos, se muestran trabajos. Las manos siempre han sido importantes para la estética. Es con lo que se hace todo. Se muestran siempre al público. No siempre tienen que ser estas técnicas, pero sí una manicuría simple, tener las uñas presentables. Hay una tendencia hoy a usar estas uñas que no son naturales. Si las vas a usar, usalas de la mejor manera, buenos productos. Yo me desvinculé del mundo de las uñas porque me estaba haciendo daño para cantar. Hay que ponerse mascarilla, gafas porque son productos químicos que afectan a la clienta y a la manicura. Hay que tener los pies en la tierra y darnos cuenta de que son químicos como quiera que sea. La mayoría de las personas están haciéndose cosas todo el tiempo en el cuerpo. Las mujeres sobre todo. Hay un problema de “sentirse bien” que ya ha llegado a unos lugares… Creo que una de las cosas más importantes de ir a un salón es que te tomas tiempo para ti. A veces las personas no se dan ese espacio porque viven envueltos en algo constante que te atrapa. Las personas cuando están solas sienten que “tengo que hacer algo”. Hemos perdido ese espacio de estar tranquilos, de estar solos. Entonces necesitan ir a una peluquera, a una manicura. Es mi manera de sentir a través de los años, de trabajar con personas. Estaba haciendo una belleza de pies y la muchacha decía “ahora siento que soy yo”. Fíjate la frase. También es un momento para la clienta y la manicura muy íntimo. Está la parte del chisme, pero hay otra cosa más profunda, que es conversar de cosas vitales. De tener un tiempo de vida. 

Manicura, 38 años, CABA.

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