Cuando en Tucumán cinco personas de distinta calaña hablan bien de un personaje público local, hay que parar las orejas; si el aludido es un político, estamos ante un suceso extraordinario. La primera vez que escuchamos hablar de Javier Noguera, actual intendente de Tafí Viejo, fue gracias a la hostería boutique Atahualpa Yupanqui, que en 2018 obtuvo en el guest review awards de Booking.com una puntuación de 9,2 sobre una nota máxima de 10. La calificación es excelente para cualquier emprendimiento privado de calidad, pero alcanza el estatuto de prodigio si tomamos en cuenta que el establecimiento hotelero pertenece al municipio y es atendido por empleados estatales.
“El tipo está haciendo una gestión sorprendente”, fue la segunda referencia. “No pongo las manos en el fuego, pero es de lo mejorcito que hay por acá”, dijo otro informante clave. Luego supimos que era el único mandatario municipal que había mantenido intacta su fe kirchnerista, incluso cuando el vendaval que generaron las valijas del tucumano José López condujo a los dos mandamases que se disputaban el peronismo de la provincia, Juan Manzur y José Alperovich, a renegar de sus antiguas lealtades.
Anoche Noguera fue reelegido con un caudal muy superior al conseguido en 2015, cuando ganó la intendencia por una diferencia de menos de mil votos. Esta vez obtuvo más del 50% de los sufragios, logrando incluso un mejor porcentaje en su distrito que la fórmula peronista a la gobernación. Los rumores sobre su proyección provincial para 2023 ya circulan entre los entendidos, aunque falta una eternidad y el camino será por demás espinoso.
curso de formación
En el año 2005, treinta jóvenes cuadros fueron seleccionados por Néstor Kirchner (NK) para viajar a Madrid con el fin de enclaustrarse durante un mes en la Escuela de Buen Gobierno “Jaime Vera”, perteneciente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El ofrecimiento fue un gesto de buena voluntad del entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero. NK ya había atravesado lo peor de la crisis económica, había tomado las riendas del gobierno y comenzaba a otear en el horizonte. Soñaba con una modernización del aparato productivo argentino y de la cultura política peronista. Cristina estaba fascinada con el exitoso Zapatero, quien por ese entonces preparaba la reelección sin avisorar el crac de 2008 que arruinaría su segundo mandato.
Juan Cabandié fue uno de los elegidos. Allí conoció a un tal Javier Noguera, recién llegado a la política grande. Lo recuerda como “un chango muy gracioso”. Dice que hablaba con tono cansino, como sin ganas, pero de repente disparaba frases muy ingeniosas de humor ácido. En su despacho del Congreso Nacional, el nieto restituido hace memoria y se ríe con ganas, pero no cuenta la causa de la carcajada. Tal vez vivieron situaciones inconfesables.
El orden en la finca de la Escuela “Jaime Vera” era rígido, casi monástico: para los parámetros posmodernos de los convidados, “se parecía a un Gran Hermano”. Apenas unas salidas programadas para visitar Toledo, el centro de Madrid, o el Parlamento español. La casona donde dormían y al mismo tiempo estudiaban está ubicada en Galapagar, municipio cercano a Madrid -que saltó a la fama recientemente por ser allí donde otras jóvenes promesas, Pablo Iglesias e Irene Montero, adquirieron su propiedad de la discordia. Tuvieron cursos intensivos en “economía”, “oratoria”, “medios de comunicación”, “herramientas electorales” y una materia que por entonces sonaba a ciencia ficción: “el ciberactivismo”. David de Ugarte fue el gurú que les habló del sistema operativo Ubuntu y les contó en detalle la decisiva influencia de los sms en las masivas protestas de Puerta del Sol, luego del atentado en Atocha el 11M de 2004. Zapatero había logrado encaramarse en el gobierno del Estado español gracias al impacto que ese acontecimiento tuvo en la candidatura del expresidente derechista José María Aznar, cuya versión sobre el origen etarra del atentado, apuntalada por los grandes medios de comunicación, fue desmentida en la calle por las multitudes armadas con celulares.
Para la despedida del grupo, el embajador argentino en España Carlos Bettini, compañero de militancia de los Kirchner en la primavera setentista de La Plata, luego exiliado en Madrid, organizó un asado en la residencia oficial. Dicen que esa noche, mientras los muchachos miraban con ansiedad el crepitar de las brasas, el anfitrión habló por teléfono con NK y le contó sobre el éxito de la misión. Pocos meses más tarde, el 11 de marzo de 2006, surgía formalmente La Cámpora. Pero Noguera nunca sería parte de la agrupación juvenil kirchnerista. Más bien la iba a padecer.
ghostwriter
El actual intendente de Tafí Viejo nació el 3 de agosto de 1970, un año antes que Axel Kicillof. Y, como el exministro, bien podría ser considerado un “hijo recuperado” del peronismo.
El linaje político de la familia Noguera hunde raíces en el anarquismo anticlerical de sus abuelos españoles. Mariano, el papá de Javier, se adscribió al radicalismo y en los años noventa fue concejal por Fuerza Republicana, partido de Domingo Bussi, gobernador de facto durante la última dictadura militar, luego elegido por el voto de una población que supo como nadie en Argentina cuál es el significado del terror estatal. A pesar del abismo ideológico que los separaba, la relación afectiva entre padre e hijo se mantuvo siempre intacta. “Cierta línea un poco gorila de sus antepasados”, señala Marcela Ducca, primera esposa de Javier, “no impidió que él quisiera mucho a su viejo, que era una gran persona, muy querible”.
Noguera hizo el secundario en el Instituto Técnico de la Universidad Nacional de Tucumán y luego cursó la licenciatura en Derecho. “Algunos le decían ‘el Quilla’, por su quijada”, confiesa Ducca. Allí comenzó su militancia en la agrupación estudiantil Franja Morada, pero la crisis del radicalismo era indisimulable y Noguera se vio atraído por uno de los referentes más lúcidos de su generación, el exvicealcalde de Barcelona y actual diputado en el Congreso de Español Gerardo Pisarello, quien fundó el colectivo Alternativa Universitaria, “un poco rojo, otro poco verde, algo violeta y medio libertaria”. Sin embargo Noguera siempre tuvo una esencia pragmática y pronto regresó al redil morado. Un retorno que no debe haber sido muy estimulante, pues el fuego antipolítico que sería furor a fines del siglo veinte fue creciendo en su interior.
Al egresar de la Facultad canalizó su libido militante a través del periodismo, en un emprendimiento del empresario sui generis Alberto Llaryora, El Periódico. Allí un Noguera veinteañero llegó a ser jefe de la sección política. Junto a su amigo Horacio Elsinger, escritor de trayectoria y actual director de Letras de la provincia, recuerdan haber volteado al menos tres ministros. También conocieron de cerca las miserias de palacio.
Otro de los animadores de la redacción, Osvaldo “el Gordo” Nieva, había probado suerte en la política (en la lista de un viejo caudillo de origen radical, Gumersindo Parajón) y ya “era un tipo enchufado”. Él fue quien llevó a Noguera ante el flamante gobernador José Alperovich, electo en 2003. Como muestra de la improvisación que imperaba en la época, Nieva y Noguera terminaron escribiendo el discurso de asunción del empresario que llegaría a ser conocido como “el zar tucumano”, debido al dominio absoluto que ejerció sobre la provincia durante doce años de mandato. Aquel alegato inaugural causó tirria por el modo en que cuestionaba a su antecesor, el también peronista Julio Miranda. Alperovich había sido impuesto como candidato del justicialismo por Eduardo Duhalde, en el mismo movimiento en el que designó a Kirchner como su sucesor. Ambos, recién llegados, iban a devorarse de un bocado a sus predecesores. Y así, como en un pase de magia, Noguera terminó siendo el ghostwriter del gobernador.
auge y caída
¿Qué había sucedido para que el joven taficeño llegara a ser el escribiente de Alperovich?
Primero la crisis modificó expectativas y, antes de que El Periódico cerrara, Noguera decidió dedicarse a la abogacía, con tan buena suerte que ganó varios casos de ahorristas atrapados por el corralito. En poco tiempo el experiodista se capitalizó.
Segundo, el mítico viaje de Néstor Kirchner en tren desde San Miguel a Tafí Viejo, el 30 de septiembre de 2003, debe haber sido un flechazo al corazón de nuestro personaje. Hay una foto en la que NK tiene la mitad del cuerpo colgando de la ventanilla; se estira para darle la mano a un hombre de pueblo que lleva en sus hombros a un niño que también intenta “chocarle los cinco” al presidente. El tren se detuvo a mitad de camino para que Kirchner pudiera ver con sus propios ojos un enorme pozo que hacía poco tiempo había comenzado a excavarse y donde se presumía que 300 desaparecidos habían sido enterrados en la década del setenta. En un emotivo acto el mandatario se comprometió ante los familiares de desaparecidos a apoyar su búsqueda. Luego la caravana llegó a destino para vivir otro espectáculo lacerante: las marcas del ferrocidio en los edificios abandonados del gran complejo ferroviario de Tafí Viejo. “Pondremos moneda tras moneda hasta que se abran todos los trenes del país”, dijo un presidente visiblemente conmovido. Hoy podemos decir que el pingüino cumplió su primera promesa y quedó en deuda con la segunda.
Javier Noguera fue succionado por la convocatoria que puso en marcha el kirchnerismo. Su primer cargo fue como director de Seguridad, un puesto que no le sentaba. Pero su labor en la creación del relato le permitió una llegada privilegiada al gobernador, quien a su vez lo catapultó de golpe y porrazo a los primeros planos.
“26/01/2005. Desígnase en el cargo de secretario de Estado de Gobierno y Justicia, al doctor Mariano Javier Noguera. Fíjase el día de la fecha para que el designado tome posesión del cargo, con la formalidad de práctica”. El anuncio sorprendió a todos: un inexperto había sido designado en el lugar desde el que se maneja el vínculo con “la clientela”. Noguera duró en el puesto hasta el final del primer mandato de Alperovich y de ese período datan las acusaciones de algunos excolegas que lo sindican como responsable de la oficina de “Relevamiento de medios”, dispositivo paraestatal que contaba con una docena de empleados dedicados a “perseguir a los periodistas díscolos”. Difícil corroborar el dato, pero Noguera nunca hizo pública la discordancia con este y otros procedimientos non sanctos de su mentor.
Una vez encaramado en las altas esferas del poder, el taficeño se propuso delinear su propio camino en la política. Entonces recordó su deseo de la infancia: “cuando me preguntaban qué anhelaba ser cuando fuera grande, yo respondía que soñaba ser intendente de mi ciudad”. Decidió enfocarse en la escala local, porque el cambio llegaría de abajo hacia arriba. El motor sería una gestión moderna e innovadora. Municipalismo y nuevas tecnologías.
Para el segundo gobierno de su protector, Noguera pidió la Secretaría de Grandes Comunas de Tucumán, que ejerció desde el 29 de octubre de 2007. Allí su estrellato comenzó a apagarse. Y le nació un contrincante de fuste: su superior inmediato, el ministro del Interior de la provincia Osvaldo Jaldo, de larga trayectoria en el justicialismo local. Sapo de otro pozo, a Noguera comenzaron a acusarlo de fanfarronear su cercanía a Alperovich. Decían que entraba a los despachos con desparpajo. Que puenteaba los canales orgánicos. Que parecía un ministro sin cartera. La interna se dirimió cuando el taficeño quiso transgredir un ítem sagrado: intentó dotarse de un presupuesto propio, disponer de una parte de la caja del Ministro, para conquistar un espacio real de autonomía. Jaldo consiguió la anuencia del gobernador y se lo sacó de encima de un plumazo.
El 20 de enero de 2009 Noguera fue designado secretario de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Tucumán. Lo que parecía una condena al ostracismo le sirvió para bajar el nivel de exposición y preparar un nuevo comienzo con base en Tafí Viejo. Necesitaba pisar en firme. Pero Alperovich le impidió postularse en 2011.
“El tercer gobierno de José fue un espanto”, recuerda con resentimiento Noguera, hoy distanciado de su exjefe. Horacio Elsinger sugiere un motivo más ideológico para la fractura: “Cuando en el 2008 tiene lugar el conflicto del gobierno nacional con el campo, Javier hace un giro importante; se peroniza definitivamente. Ya venía tomando distancia de aquel origen más liberal, a través de sus lecturas de Jauretche, Hernández Arregui, Puiggrós y Abelardo Ramos, pero lo que pasó con la 125 fue definitorio. Y él vio como Alperovich tomaba la posición contraria. Ahí el vínculo se agrietó”.
el pago
Tafí Viejo queda a 20 kilómetros de San Miguel de Tucumán, justo en la falda del cerro. Por la autopista son menos de diez minutos. A comienzos del siglo veinte intentó ser una villa veraniega para capitalinos.
Pero la espina dorsal del pueblo fueron los Talleres Ferroviarios, inaugurados en 1910, durante el Centenario de la Revolución de Mayo. Como una paralela perfecta de la parábola nacional, su apogeo se verificó en el año 1950 cuando llegó a emplear 5600 trabajadores; en 1980 los militares decidieron el cierre y la paralización de las labores; en los noventa tuvo lugar el desguace; hacia fin de siglo los pocos empleados que quedaban se apropiaron del esqueleto y juraron que nadie se llevaría ni un tornillo más. El Estado varias veces anunció la reapertura pero se quedó en las buenas intenciones; hoy, el predio de casi 22 héctareas está habitado por enormes edificios fantasma y toda la extensión de su perímetro permanece clausurada. Es una especie de agujero negro que succiona la energía y las esperanzas de la población. Un monumental y omnipresente inflador de nostalgia.
Convencido de que era posible torcer ese destino, Javier Noguera jugó a pleno en 2015. Pero otra vez Alperovich boicoteó su candidatura y decidió apoyar la lista del intendente oficialista, de pésima gestión y degradada imagen. Noguera se presentó por una colectora (Acción Regional), reunió el dinero sin ayuda del aparato y consiguió el 28,40% de los votos, contra el 26,20% del Frente Para la Victoria y el 20,01% del recién creado Cambiemos (Acuerdo para el Bicentenario). Fue un batacazo. Contra viento y marea, había conquistado su propio poder.
municipalismo cool
En el pasillo del primer piso del edificio Municipal, justo frente a la puerta donde se ubica su despacho, esperan unas quince personas. Entrando a la oficina, en la antesala se abarrotan otra docena de vecinas y vecinos, entre ellos varios chicos. Han ido a pedirle ayuda al intendente. Llevan horas aguardando el momento. Quieren verlo a él, no a un intermediario. Tres veces por semana Noguera atiende desde temprano y hasta pasado el mediodía. Escucha, resuelve problemas individuales, sumerje su investidura en el cuerpo a cuerpo. Es la prestación mínima de cualquier intendente que se precie. Pero el taficeño, además, clavó dos goles en el ángulo: la hostería y la planta recicladora de residuos secos. El turismo y la cuestión ecológica, ingredientes claves del municipalismo contemporáneo.
Atahualpa Yupanqui es la joyita del pueblo y está emplazada en una loma desde donde se divisa San Miguel de Tucumán allá abajo. Desde tiempos inmemoriales los gobernantes prometieron construir un hotel pero ninguno cumplió. Noguera vació las arcas del municipio en pos de ese objetivo desde el primer día de su mandato: “si fracasaba no sé dónde iba a meterme”, admite. Hoy trabajan allí unos 45 laburantes nacidos y criados en Tafí, incluyendo al gerente, un joven licenciado en Turismo repatriado desde Bariloche. El balance financiero del segundo semestre de 2018 arroja ingresos por 10.382.570 pesos y egresos por 8.060.596 para una ganancia de 1.606.122. La habitación doble cuesta 1268 pesos; está siempre lleno. Entre los comentarios que dejan los clientes en el libro de visitas se destaca la atención del personal. En el subsuelo del edificio hay un pequeño pero moderno museo que expone piezas arqueológicas y propone una mirada lúcida sobre el pasado aborigen. En los fondos, una pituca pileta y un sendero para hacer montañismo rodeados por un exuberante entorno selvático. Pero la atracción principal es el restaurante, que permanece abierto a la comunidad, con precios populares. Este último condimento, y la feria artesanal que los fines de semana se instala en el patio trasero, han convertido a la hostería en algo más que un emprendimiento comercial exitoso: se trata de un nuevo tipo de espacio público, un lugar de encuentro entre lugareños y forasteros.
La segunda gran apuesta del novel intendente fue la planta recicladora de residuos secos, que supuso el desembolso de un millón de dólares solo en equipamiento, además de un largo período de preparación del personal, de acondicionamiento del predio de cuatro hectáreas donde se ubicaron las instalaciones, y de trabajo con la comunidad. La basura se fuma una porción importantísima del presupuesto de cualquier municipio porque a la recolección hay que sumar el traslado hasta las plantas de disposición final ubicadas a decenas de kilómetros y el pago por cada tonelada enterrada. El 15 de marzo de 2018 se inauguró en Tafí el Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico y en apenas siete meses de funcionamiento fueron procesadas 215 toneladas de residuos, lo que permitió un ahorro de 1.083.477 pesos. El emprendimiento irradia una impronta redentora y sus impulsores se sienten un poco profetas. El nuevo paradigma consiste en pensar los desechos como recursos. “El desconocimiento de la composición física de los residuos impide visualizar su valor económico”, explica el gerente de la planta. “La basura unida jamás será vencida” es el slogan de los timbreos, “por eso hay que separar lo húmedo y lo seco” explican los promotores. Pronto abrirá un turno nuevo al que se sumarán otra decena de trabajadoras. Se prevé la instalación de una planta privada para el tratamiento del aceite vegetal usado, y tienen en estudio la producción de ladrillos ecológicos.
Una tercera política implementada con tozudez por la gestión Noguera le ha valido la crítica de la mayoría: las bicisendas. “Todas las experiencias en el mundo indican que durante el primer año la gente se queja; luego hay un cambio en la valoración”, explica el intendente. Pero hay que ver si lo que funciona en Copenhague o Buenos Aires vale también para Tafí.
tren o limón
La administración Noguera sorprende por su estilo posmoderno, que contrasta con la tradicional política del peronismo pero también con las promesas incumplidas de los intendentes que se coronaron con el ímpetu de Cambiemos.
En el área cultural la orientación es marcadamente progresista: además de relanzar el Festival Nacional del Limón, desde la Secretaría comandada por Marcos Acevedo crearon el Limón Rock, el Festival de Arte y Cultura LGTBIQ+ y el Festival de Cine de Las Yungas, entre otras atracciones.
Pero Noguera sabe que la seguridad es un ítem clave y no tiene claro cómo navegarlo, a pesar de que Tafí es una villa tranquila. Una anécdota explicita bien el temor que lo mortifica. Aconteció el martes 6 de noviembre de 2018, a las 21 horas. Valentín, un niño de diez años, fue enviado por su mamá a comprar víveres en el almacén. Pasó el tiempo y no volvía. La familia, desesperada, pidió ayuda en las redes sociales y la noticia corrió como nitroglicerina. La indignación del pueblo tomó las calles, se organizaron partidas de búsqueda que recorrieron los barrios marginales y las zonas periféricas. Algunos vieron en el episodio el modo de serruchar al intendente y llamaron a una pueblada. Otros recordaron que un viejo vidente había presagiado el suceso y casi lo linchan. La velada fue eterna y tenebrosa. Al día siguiente temprano encontraron a Valentín en el patio de la casa del vecino. Había perdido el dinero y temiendo castigo se escondió y se quedó dormido. Aquella noche el intendente palpitó el poder destructivo de la ira vecinal.
Otro desafío crucial de su segundo mandato será despertar al gigante dormido que yace entre las ruinas de los talleres ferroviarios. Gracias a la buena relación tejida con el gobernador Manzur, se espera que pronto la Provincia ceda al Municipio la decisión sobre esos terrenos. Para revitalizar el tejido productivo Noguera apuesta al poder del conocimiento y otras actividades inmateriales; intuye que la industria pesada es un imaginario perimido. “La idea es abrir un corredor que conecte la Villa Obrera con el barrio Mitre, cortando al medio el predio que ahora permanece cerrado al tránsito. Esa calle pasa frente a cuatro naves inmensas (Puerto Madero es un poroto) donde sería hermoso que puedan instalarse los artesanos, artistas y todo tipo de emprendedores. Creo que sería un gran atractivo para el turismo”.
El afán visionario del intendente contagia, pero los pocos trabajadores que custodian los viejos talleres no parecen muy convencidos. Quizás el proyecto les suena como un nuevo canto de sirenas. “No somos sectarios y vamos a conversar, pero seguimos creyendo que es posible volver a la edad de oro de la actividad ferroviara”. La discusión se avisora espinosa. Dos documentales producidos en Tafí Viejo durante los últimos meses expresan bien las alternativas en pugna; el primero se titula Sobre los rieles de la historia; el segundo, El limón sobrevive a la tristeza.
grandes ligas
El 19 de noviembre de 2017 Cristina Fernández aterrizó en Tucumán invitada a un Encuentro de Mujeres Peronistas organizado por la exsenadora Beatriz Rojkés, esposa de Alperovich. La visita causó revuelo en la dirigencia justicialista de la provincia, que pretendía tomar distancia de la expresidenta. CFK venía de perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires y el país se teñía de amarillo. El exgobernador Alperovich había declarado, luego de una década de seguidismo entusiasta, que nunca habían tenido una buena relación mientras el actual mandatario, Juan Manzur, anunciaba a quien quisiese escuchar que el kirchnerismo era un ciclo cumplido. Javier Noguera fue el único intendente que la visitó en el Sheraton hotel, donde se hospedaba.
Sin embargo hay quienes dicen que lo del taficeño es “kirchnerismo low cost”. Para mantenerse en los primeros planos y aspirar a más hay que hacer equilibrios, nadar en el mismo sentido que el cardumen, morderse la lengua bastante a menudo y comerse algunos sapos de vez en cuando. Noguera no es un irreverente pero aun así fijó posición ante temas sensibles como la situación en Venezuela y el giro ultraconservador de la justicia tucumana respecto al aborto. Enfrente tiene a Osvaldo Jaldo, quien no paró de ascender en la estructura de poder provincial desde que lo desplazó de la mesa chica, hasta convertirse en vicegobernador con aspiraciones a la sucesión en 2023.
¿Podrá el Quilla Noguera profundizar su proyecto político y expandirlo más allá de las fronteras de Tafí Viejo? ¿Le permitirá el peronismo ampliar su radio de influencia en la provincia?
Por ahora logró ser reelegido con una diferencia aplastante de 40 puntos sobre su principal opositor, el exitendente Javier Pucharras. Y aspira a sacarle brillo a la intendencia. Pero hay factores que lo trascienden y son determinantes para su futuro. “Creo que me ayudaría mucho que gane Cristina”, arriesga.