Kurdistán, cuando lo obvio no existe | Revista Crisis
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Kurdistán, cuando lo obvio no existe
La República de Kurdistán está prohibida pero existe. De mil maneras. Cuarenta millones de personas que constituyen un pueblo de pueblos, hablan distintas lenguas y profesan diferentes religiones. Viaje a la tierra que incubó a Zaratustra, Harry Potter y Abdullah Ocalan. La misma que conmovió a nuestro entrañable amigo Ravi.
05 de Agosto de 2015
crisis #8

¿A dónde vas? A Kurdistán Norte. ¿A dónde? A Kurdistán, donde nació la civilización occidental; donde a las reuniones van seis amigos porque uno está preso; donde las mujeres luchan por ser kurdas y por ser mujeres; donde todos y todas parecen estar discutiendo lo mismo que discutían los criollos en el siglo 19: la independencia o qué.

Kurdistán no queda tan lejos en el tiempo ni en la cartografía. Hasta los años 30 era posible encontrar algún mapa de Medio Oriente en el que su territorio estaba delineado. Incluso en 1945, existió un efímero país denominado Kurdistán del Mohabad, circunscripto en esa provincia del actual Irán. Si se pudiera volar directamente desde la Argentina a territorio kurdo, se llegaría en unas dieciséis horas. Apenas dos más que a Alemania. Pero no hay vuelo directo que llegue al Kurdistán, sencillamente porque Kurdistán todavía no es. Aunque posea un territorio de 500 mil kilómetros cuadrados habitado por unas 40 millones de personas. Aunque sea un lugar dos veces más extenso que Portugal, con una población cinco veces mayor a Suiza, de Kurdistán se habla casi nada. Un kurdo afirma: “Europa tiene el monopolio de los vuelos. Holanda, Alemania, Italia… son cuatro o cinco por donde tienes que pasar para venir a Medio Oriente o ir a América Latina”.

Hoy, Kurdistán goza de autonomía solo en la región sur, es decir, en el norte de Irak. Allí el pueblo kurdo vota sus autoridades, se enseña la lengua en las escuelas, son legales sus héroes, su bandera; y su economía es pujante. La Región Autónoma de Kurdistán es vista por el resto de los kurdos como un laboratorio de prueba. Si ese Kurdistán es posible, todo el Kurdistán lo será.

Pero aquí vamos a hablar de un Kurdistán todavía prohibido.

 

Amêd

“Cuando fui a sacar la visa para venir dije que iría a Amêd”, comenta una catalana, “la persona me miró extrañada, ¿a dónde?, me preguntó”. Otra catalana suma desconcierto y cuenta: “entré a Internet para ver el clima de Amêd y saber qué ropa traer, pero nunca lo encontré”. Ambas llegaron para asistir al Segundo Foro Social Mesopotamia. En la difusión, la organización del Foro avisaba que se realizaría en esa ciudad kurda, que en los mapas figura con el nombre turco de Diyarbakır.

En esta ciudad viven un millón y medio de personas y el municipio está gobernado por el partido kurdo BDP (Partido por la Paz y la Democracia), creado en 2009 luego de que el gobierno turco clausurara el DTP (Partido de la Sociedad Democrática) al tiempo que ponía en la cárcel a 80 de sus miembros, incluyendo nueve alcaldes. “Ningún partido kurdo dura más de cinco años”, me aclaran, “los prohíben”.

Amêd es una ciudad estratégica, es el primer paso hacia las puertas de Medio Oriente. Está a cuatro horas de las fronteras de Siria e Irak. Por eso Estados Unidos decidió establecer aquí una base militar durante la Guerra del Golfo. Luego de esa contienda bélica (1991) y hasta la invasión a Irak (2001) tuvieron tiempo suficiente para realizar espionaje y ganarse el cariño de los kurdos de Irak, a quienes les montaron un escudo aéreo para que Sadam Hussein no los atacara con bombas químicas como ya lo había hecho en la ciudad de Halabja en 1988.

En Amêd todos los caminos conducen a un cuartel militar. A cualquier hora del día se pueden ver y oír el ruido de los aviones caza. “Van a hacer operaciones contra la guerrilla, a veces hacen vuelos rasantes, solo para poner miedo a la población”, me explican con naturalidad. En 2009 una niña murió por una bomba que “cayó por error” en el campo donde jugaba con sus amigas. “Durante la Guerra del Golfo, Turquía hizo un acuerdo con Estados Unidos y éste puso dos bases militares en la ciudad”, siguen narrando, “veinte años después pasan información al ejército turco que combate a la guerrilla del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán)”, que se refugia en las montañas de la frontera. “Desde hace once años que el PKK dio varias veces alto al fuego unilateral, pero el ejército sigue atacando”.

 

Todos putos, todas putas

Es casi imposible ver parejas abrazadas, y mucho menos besándose en público. Pero yo he visto una camuflándose en la oscuridad de la sombra de un árbol al atardecer. “El cariño como rebeldía”, me dije. En otras ciudades como Estambul o Ankara, el contacto parece más permitido. Hay parejas que sin casarse viven juntas, y otras que sin vivir juntas tienen sexo. Pero el Sur siempre es otra cosa. Aquí, mujeres con mujeres y hombres con hombres van tomadas de los brazos. La caricia es una etapa más del saludo. Más allá de eso, todo se oculta.

Una ecuatoriana que llegó al Foro Social pregunta si hay divorcios. Alguien responde que sí, que incluso hay organizaciones kurdas que ayudan a las mujeres sin trabajo. Otra pregunta si hay homosexualidad. Una alemana afirma comentando que tiene dos amigos gays y que “es muy difícil para ellos, deben verse a escondidas, pero se arreglan. Hay un parque donde van a juntarse, a conocerse; en ese parque también están las prostitutas”.

Una kurda perteneciente a una academia de mujeres donde se enseña la lengua, el canto, las danzas y se habla de política explica a la alemana, a la ecuatoriana y a una Madre de Plaza de Mayo que “no luchamos solo por los derechos como mujeres, también luchamos por el pueblo kurdo y el resto de los pueblos”.

El PKK prohibió que entre sus filas haya sexo. “En los pueblos creían que si una mujer se iba a la montaña era una prostituta”, me cuenta un hombre, “por eso se prohibió el sexo”. “Las mujeres hicimos nuestra propia lucha dentro del PKK”, se enorgullece una, “al principio estábamos en un segundo plano, pero nos paramos y exigimos la igualdad. Ahora tenemos nuestro propio ejército con nuestras propias comandantas dentro de la guerrilla. Somos autónomas”.

Un grupo de homosexuales kurdos expone en el Foro, pertenecen a LGBT. Quienes han llegado de otros lugares se asombran: hablan de revolución, de socialismo, del terreno que han ganado en una sociedad mayoritariamente musulmana. Me entrevisto con tres de ellos (uno ha participado en la guerrilla). “Hasta hace unos años, las organizaciones de izquierda decían que la homosexualidad era cosa de burgueses”, digo a modo de pregunta. “Al principio el movimiento [kurdo] nos quería matar”, asegura irónico, “pero fueron entendiendo nuestra lucha y ahora la apoyan”. Entonces cuenta una anécdota. “En 2006, cuando fue la represión en Newroz (fiesta popular kurda), los únicos que podíamos pasar el cerco militar éramos nosotros. Nos veían como indefensos; cuando caminábamos ellos pensaban: ‘estos putos qué pueden hacer’. Así aprovechamos para cruzar las filas militares y llevar y traer información”.

“Ahora en la Argentina existe la ley de matrimonio igualitario”, comento, “pueden casarse entre hombres o entre mujeres”. El interlocutor se asombra: “¿Tienen una ley que declara que son todos putos?”.

La organización no solo lucha por la igualdad y la no discriminación. Es una lucha política. Pertenecen al movimiento kurdo y como tal, bregan por poder hablar su lengua, decirse “te quiero” en kurmanjî.

 

Turismo aventura

El territorio kurdo está repartido entre Turquía, Irán, Irak y Siria. Posee lugares históricos que son atractivos turísticos. Entre tantos están las ciudades de Aleppo (Siria), Erbil (Irak), Dersim, Hasankeyf (Turquía). De todas, la única autónoma es la de Erbil, ya que Estados Unidos, previa invasión a Irak, prometió a los kurdos que, si colaboraban en derrocar a Sadam Hussein, tendrían su autonomía.

Me cuentan que en Dersim hubo un genocidio perpetrado por el ejército turco en 1938, a partir de una rebelión kurda. Por otro lado, Hasankyef, que tiene una antigüedad de 10 mil años, corre peligro de hundimiento si el gobierno central logra construir una represa hidroeléctrica sobre el río Tigris, dos veces frenada por presión internacional.

Kurdistán posee el 100% del petróleo que comercializa Turquía y Siria, el 50% del petróleo iraní, y el 75% del irakí. Viajar por este territorio es adentrarse en un conflicto internacional. Además del petróleo, los kurdos aseguran que tienen los valles más fértiles de Medio Oriente, bañados por los ríos Tigris y Éufrates, y por el deshielo de la cadena montañosa que habita su corazón. Otro potencial menos difundido es su emplazamiento en relación al gas. Las tuberías que lo transportan desde los países de la ex Unión Soviética y hasta Europa, pasan debajo de sus pies.

“Mardin, es originalmente Armenia”, me explica un kurdo, y es un lugar donde han convivido históricamente los armenios, árabes, kurdos, surianíes y otros. Emplazada en laderas de montañas, sus cumbres están ocupadas por cuarteles militares y sus rutas por controles policiales o de gendarmería. Mardin es famosa por sus artesanías en plata y por la falta de armenios, quienes fueron arrastrados a la muerte por el gobierno turco entre 1915 y 1917.

 

Nietzsche, los kurdos y Harry Potter

Para muchos estudiosos de Nietzsche, el filósofo escribió Así hablaba Zaratustra sin saber nada de él. Pero, ¿cómo saben que él no sabía?
Según algunos historiadores, Zaratrusta nació en la antigua Persia, sin dar definiciones exactas de la identidad étnica a la que pertenecía. Un kurdo zaza asegura que Zaratustra, el fundador del Zoroastrismo, la primera religión monoteísta de la historia, era zazakí. El kurdo es un pueblo de pueblos, que hablan varias lenguas y profesan varias religiones. Se habla el kurmanjí tanto como el zazakí, y se profesa el Islam suní tanto como el zoroastrismo. Estos últimos son los yezidí.

Los yezidí rinden culto al sol y al fuego. Quienes proclamaban la palabra de Zaratustra eran llamados magos, eran estudiosos de la astronomía y fueron de los primeros en hacer interpretaciones de sueños. Con la islamización de la zona, adoptaron la figura de Alá confundiéndola con su antigua religiosidad. Es por eso que a menudo son tratados de “satánicos” porque consideran que Alá perdonó a Satán y que éste sirve como intermediario entre los hombres y Dios. Además, son peligrosos porque adoran al pavo real y “aceptan el adulterio femenino siempre y cuando sea aprobado por el marido”. La misma genialidad intelectual que ha hecho este análisis, no duda en comparar a los Yezidís con el “anticristo” de Nietzsche.

Zaratustra bajó de la montaña con su espiritualidad debajo del brazo, con ella viajó convenciendo pueblos, difundiendo una palabra profética, a tal punto que el antiguo imperio persa oficializó la religión durante la dinastía Sasánida (siglos III - VIII). Una “analogía” muy análoga con el libro del filósofo alemán. ¿De dónde sacó Nietzsche a Zaratustra? Un coterráneo suyo, Martin Heidegger lo explica de muchos modos, pero no habla del origen histórico del personaje. ¿Por qué? ¿Será que solo le interesaba la idea del “Superhombre”?

Tal vez, si Nietzsche no leyó sobre el Zaratustra histórico, alabado aun hoy por una porción importante del pueblo kurdo, entonces fue directamente la reencarnación del mismo.

En su libro Kurdistán, historia de una resistencia, el periodista vasco Manuel Martorell cuenta que los magos daban sus sermones vestidos con túnicas, bonetes en sus cabezas y una ramita que tomaban entre sus manos y movían mientras hablaban parados frente al público. A veces hacían predicciones. Eso los llevó a que, en el siglo I, tres de ellos siguieran a una estrella que se dirigía hacía Belén.

Las vestimentas y las mímicas yazidíes fueron imitadas y utilizadas por diversas industrias hasta llegar al cine de la mano de Harry Potter. El muchacho no tiene la culpa, pero sería bueno que sepa que su fama mundial tiene origen en la práctica religiosa yezidí.

Alguien me cuenta que Abdullah Ocalan, líder de la guerrilla kurda del PKK, vivió muchos años entre los yezidíes y por eso conoce bien las costumbres kurdas previas a la llegada del Islam. Por eso el movimiento kurdo, en proceso de recuperar su identidad, despertó la fiesta de Newroz, la celebración que marca el fin del invierno y el comienzo del verano. Fiesta prohibida en Turquía, y que cada año reúne a un millón de personas en la ciudad de Amêd.

 

Desocupación cero

Es difícil calcular cuántos niños trabajan en Kurdistán. La mayoría acude a escuelas donde solo se enseña la lengua, la historia y la cultura turca. Eso allana el camino para suponer que quien no sabe hablar el turco en Kurdistán es analfabeto o analfabeta. Por lo general, ellas son las más desprovistas de puño y letra, ya que cuidan del campo, los hijos, los animales, los maridos, los ancianos y la historia oral. Sin embargo, las mujeres kurdas hablan al menos dos idiomas: el turco obligatorio y el kurmanjî prohibido. He oído a una mujer zaza en un hospital dialogando en zazakî con su tío, al tiempo que conversaba con otro hombre en kurmanjî. Al salir de la sala, volvió a hablar el turco. La mujer no sabe leer ni escribir ninguna de las tres lenguas que habla perfectamente.

Los niños (que están alfabetizados en turco pero hablan su lengua natural), se dedican a la venta ambulante de agua, té, panes dulces, semillas; lustran zapatos y portan balanzas para que la gente cuide su silueta. Lavan parabrisas, son cartoneros y fleteros. Sí, aquí están los famosos Niños Fleteros. En las paradas de los pequeños autobuses o en los mercados, pueden verse a decenas de carretillas propulsadas por nueve, diez u once años de vida, sirven para acarrear tachos de yogur natural, aceitunas, alfombras, verduras, frutas, carbón y gente.

Los niños no están sindicalizados, no tienen aseguradora de riesgo ni hacen aportes jubilatorios. Conocen los peligros del trabajo tanto como la lucha. Unos quinientos niños y niñas kurdas están presos en cárceles de adultos por participar de manifestaciones. Son niños grandes pero con respeto a éstos. En las reuniones se sientan a escuchar a los mayores que hablan de la historia de su pueblo, que discuten las noticias de la televisión.

Hoy el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan dijo por televisión en relación a un supuesto ataque de la guerrilla kurda contra un convoy militar: “ciudadanos de origen kurdo”. Alguien se enoja, “mira cómo nos llama; nunca dice kurdos”. “Pero eso legitima que ustedes son un pueblo anterior al estado turco”, opino. “Ese no es el problema”, comenta, “el problema es que no quiere reconocer nuestros derechos colectivos”. Ante eso, el Congreso por la Sociedad Democrática (DTK), una de las organizaciones kurdas surgidas a partir del conflicto armado que ya lleva 31 años, presentó lo que dio en llamar “Autonomía Democrática”.

 

Secretos

En Turquía todo pertenece al gobierno central: escuelas, hospitales, ferrocarriles, empresas de electricidad, de agua, seis canales de televisión y algunas radios. Además, elige a los gobiernos provinciales dejando que solo los alcaldes municipales puedan ser votados por el pueblo. Existen 25 regiones que incluyen varias provincias y cada región tiene una oficina para el desarrollo que es manejada desde el gobierno nacional. Por estos meses en Turquía se habla de la reforma de la Constitución impulsada por el ejecutivo. El DTK ha propuesto incluir allí el concepto de “Autonomía Democrática”. Esto supondría que cada región sea autónoma en el manejo de los fondos de las oficinas para el desarrollo. Además, cabría la posibilidad de establecer el bilingüismo en las escuelas, de tal modo que las 36 lenguas que conviven en silencio en la Anatolia, puedan decirse sin restricciones. “La autonomía democrática no se propone solo para los kurdos”, me aclara un kurdo, “es para todos los pueblos”.

Desde el encierro en la cárcel-isla de Imrali, Ocalan propuso lo que dio en llamar “Confederación Democrática”. Básicamente se trata de borrar las fronteras políticas, religiosas y sobre todo étnicas, y convivir como fuera posible hace tan solo 100 años atrás. El guerrillero que comenzó luchando por la independencia de Kurdistán, reflexionó sobre el reducido territorio otorgado al pueblo armenio en relación al que originalmente ocupaba. El ejemplo de una Palestina diezmada ha calado en su visión. Ante el temor de una Kurdistán independiente y fraccionada por luchas intestinas fogueadas por las potencias, Ocalan propone una Confederación Democrática en donde los pueblos convivan pacíficamente gobernándose a sí mismos.

A pesar de que no se ha dado estado público internacional, el gobierno tiene entre sus manos las propuestas. Es un secreto que acuña un grito.
Otro grito en potencia es un radar militar que Turquía montará en Malatya (a tres horas de Amêd). Se trata de contribuir a detectar de manera temprana misiles que pudiese ir dirigidos desde Irán a los Estados Unidos. El radar es parte del concepto de “guerra preventiva” acuñado por Bush (h). La localización del radar es parte de un pacto entre los Estados Unidos, la OTAN y Turquía. Se comenta: “es para proteger a Israel porque tiene miedo de un ataque de Irán.” Se trata de Estados Unidos e Israel, los mismos gobiernos que proveen de armas, servicios de comunicación satelital y ayuda en espionaje con aviones no tripulados a Turquía. “Hace diez años que se viene hablando de esto”, me explican, “pero ahora se va a hacer”. Ese “ahora” suena como una mano quitando el velo informativo encargado de anunciar la pelea entre Turquía e Israel.

 

Una mujer

Ella debe andar por los 60 años. ¿Quién sabe? Tal vez 2000. Trae una foto. La muestra. Es una bebé. Ella cuenta orgullosa que es su nieta y dice su nombre. Un nombre kurdo como acostumbran en el campo, como se han propuesto desde que hace 30 años el movimiento se plantó ante el gobierno turco para exigir respeto por sus derechos como pueblo. Los presentes le dicen que es muy bella. Ella se sienta y pone la foto sobre su pecho. Luego la observa con cariño, la besa, y la regresa sobre su torso. Miro su gesto entre tierno y triste. Luego me contará que tiene dos hijos en las montañas (en la guerrilla), ahora me mira, mira nuevamente la foto y vuelve sobre mí y me dice en kurmajî: “ella está bien”.

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