una nueva identidad para vapulear al macrismo en La Pampa | Revista Crisis
una nueva identidad para vapulear al macrismo en La Pampa
El primer pronunciamiento popular luego del anuncio de la fórmula “Les Fernández” madrugó a la reacción de los mercados; y la aprobación fue apabullante. Mientras tanto, la caída del macrismo no encuentra atenuantes. Un análisis preciso sobre las elecciones provinciales de anoche en La Pampa.
Ilustraciones: Panchopepe
20 de Mayo de 2019

Con una victoria apabullante, de impacto nacional, el peronismo pampeano le puso un moño a la estrategia de reformar su identidad política: por primera vez se sintió cómodo a la izquierda de la oposición y le asestó la novena goleada sucesiva al macrismo en lo que va del año. Anoche el Frente Justicialista Pampeano (FreJuPa) superó el 50% de los votos y obtuvo una diferencia de más de 20 puntos sobre Cambiemos.

El peronismo pampeano está invicto y nunca perdió una elección ejecutiva desde 1983. Pero en La Pampa, que según ha escrito Juan Ricardo Nervi es “un viejo mar”, esta victoria viene con nuevas olas.

Sergio Ziliotto, un diputado nacional de cierta relevancia en el Congreso, es el gobernador electo. Representa cabalmente la nueva moda que cunde en el peronismo: cerrar la grieta. Y sostener a los espacios kirchneristas como parte de las herramientas de sutura.

A sus 56 años, Ziliotto encarna una suerte de trasvasamiento generacional forzoso, tras el paso al costado que tuvo que dar el gobernador Carlos Verna, a quien un cáncer le impidió pelear por la reelección, pero no diseñar una estrategia de “unidad” que pretende ser ejemplo nacional.

La táctica de reorientar su tradicional peronismo ortodoxo hacia una alianza con espacios de centroizquierda y organizaciones comunitarias le salió redonda al PJ: recuperó la capital provincial con el joven abogado Luciano Di Nápoli como candidato, un dirigente de La Cámpora de gran cercanía con CFK.

El panorama de caras nuevas se completa con el triunfo de Fernanda Alonso (otra sub-50), quien será la primera intendenta de la historia en la segunda ciudad de la provincia, General Pico. Venció al joven Martín Maquieyra, respaldado por el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña.

Así las cosas, el voto popular reafirmó los 36 años de peronismo, en un contexto en el que también se castigaron las políticas económicas nacionales.

El candidato a gobernador de Cambiemos, Daniel Kroneberger, intentó despegarse del macrismo (hasta evitaron la marca en los afiches de campaña, para rebautizarse como “Avancemos”) pero ya era demasiado tarde. En la interna había vencido al “Colo” Mac Allister, delfín del PRO, quien tras su derrota en la primaria se borró olímpicamente de la recta final.

Ziliotto encarna una suerte de trasvasamiento generacional forzoso, tras el paso al costado que tuvo que dar el gobernador Carlos Verna.

 

la mutación identitaria

Es leyenda la rencilla de Verna con Cristina. Surgida en los lejanos años noventa, terminó de mal modo cuando en el Senado él la mandó a “lavar los platos”. Nunca se llevaron bien. Verna obró como peronista opositor durante la presidencia de CFK. Pero tras la victoria de este domingo, símbolo de los símbolos, retomaron el diálogo: se saludaron y hablaron de Sinceramente.

Ahora los planetas parecen alinearse en el camino de la “unidad”. El PJ pampeano fue históricamente refractario al kirchnerismo, pero esta vez abrió sus puertas para los espacios “nacionales y populares” no solo del interior del partido, sino también a fuerzas con las que se vinculaba con más antipatía.

El peronismo local tomó con alegría el anuncio de la fórmula de “Les Fernández”. En numerosos dirigentes de peso primó la euforia, con el adelanto de un apoyo explícito a la fórmula. El gobernador, más cauto, reconoció el gesto y llamó a que todo el peronismo se una en un mismo espacio y a lo sumo afronte una PASO e imite el ejemplo pampeano.

Ziliotto, de 56 años, no podrá, al menos en los inicios de su gestión, practicar el modo caudillesco que caracterizó a todos los demás gobiernos. Los grandes popes del viejo PJ no estarán completamente fuera de escena, pero tendrán menos incidencia que nunca. Esa será, también, una nueva ola en el viejo mar del peronismo.

Verna lo dijo en el discurso de festejo: “ahora que se arreglen Sergio (Ziliotto) y Luciano (Di Nápoli), porque para Marín y para mí, ya está…”.

El PJ pampeano, siempre conservador y ortodoxo, esta vez tejió alianzas impensadas hasta ayer nomás: Partido Comunista, Nuevo Encuentro, el Partido Humanista, Patria Grande y el Frente Renovador.

La emergencia de Di Nápoli a la intendencia de Santa Rosa lo proyecta como una figura con potencial. “Copete”, como lo conoce casi toda la ciudad, es de familia radical, referente de La Cámpora, y llegó a ser postulante tras sortear una interna contra otras cinco listas. Arrasó en las urnas, apabulló a Leandro Altolaguirre, un radical que llegó como joven ambientalista, respaldado por un enorme caudal de votos, pero se plegó prontamente a los valores macristas y dilapidó una oportunidad política irrepetible.

El PJ pampeano, siempre conservador y ortodoxo, esta vez tejió alianzas impensadas hasta ayer nomás. Además de contener a todas sus líneas internas, algo que nadie aventuraba como sencillo, se unió a sellos como el del Partido Comunista, Nuevo Encuentro, el Partido Humanista y Patria Grande. En esa gran unidad también confluyó el Frente Renovador. Con el contundente resultado electoral, esos sectores tendrán representación legislativa.

Ese peronismo rediseñado no dio la espalda al movimiento feminista y tuvo gestos amigables hacia organizaciones populares, reivindica en poses y contratos su diálogo con las cooperativas, alza la voz y causas judiciales contra viejas corporaciones, se pronuncia en defensa de los recursos hídricos, o contra el poder central aporteñizado –al que ni siquiera le firmó el Pacto Fiscal.

Cualquiera que mire la historia de los protagonistas dirigenciales quizás desconfíe de este giro táctico, y con razones: Verna fue cara visible y herramienta imprescindible de la “Banda del Senado” de los noventa, un representante del neoliberalismo y de la corporación política asociada a la macrocorrupción, referente sustancial del capitalismo financiero, y hasta una piedra en el zapato para ciertas políticas nacionales y populares que intentó el kirchnerismo. Pero ahora, como lo chicanean los enemigos que fueron sus amigos, habla como si se sintiera el Che Guevara y como si La Pampa, de verdad, fuera una isla.

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