qué ven los que la ven | Revista Crisis
militancia libertaria / de la resistencia al oficialismo / quedate en casa
qué ven los que la ven
El activismo libertario se fue ramificando en el contexto de la cuarentena, al compás de una crisis económica perpetua y del patético ocaso de las dos principales fuerzas políticas que conformaban la grieta. En 2023, con el batacazo de Javier Milei, tomaron el cielo por asalto. La pregunta ahora es cómo sigue esa miríada variopinta de activistas cuando dejaron la oposición acérrima y se convirtieron en oficialistas. ¿Qué hay más allá de la calle online?
Fotografía: Anabela Gilardone
10 de Mayo de 2024
crisis #62

 

"Sería en Juncal y Uruguay, en lo de la vecina de Cristina. ¿Ubicás?”. La confirmación del lugar nos desconcertó. No pudimos más que remontarnos al intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner (CFK).

Al otro día llegamos inquietos y nos encontramos en la puerta, a metros de donde disparó el copito Fernando Sabag Montiel contra la exvicepresidenta, con Hernán Stuchi (HS), referente de Pibes Libertarios, y con Soledad, reciente activista de este grupo militante que cuenta con una proto organización territorial y pisa fuerte en las redes sociales, principalmente en Instagram (IG), en donde tienen 95 mil seguidores y un alcance promedio de 5 millones de cuentas mensuales.

Subimos hasta el piso 6 y nos recibe la propia Ximena Tezanos Pinto (XTP), quien supo encabezar las protestas contra CFK allí mismo, colocando banderas, carteles y a partir de la organización de mitines con agrupaciones radicalizadas como Revolución Federal.

A HS lo conocimos en 2021, cuando escribimos un perfil sobre Javier Milei. Es joven, lúcido y honesto a la hora de compartir sus perspectivas políticas. La cara opuesta de la feroz manera de comunicar que tienen los Pibes Libertarios en sus redes. Si estamos en ese departamento, nos aclara, es debido su amistad con la dueña de casa y también porque oficia como su community manager.

La conversación, de entrada, se concentra en un conflicto que atraviesa el movimiento libertario desde su gestación. “Hay una cosa también que tiene el militante de izquierda o el peronista, que por ahí hace de la organización un estilo de vida, que no pasa en el movimiento libertario y no va a pasar, por lo que estoy viendo. Es otra cosa. Creo que Milei desde un principio apostó al impacto de las redes. Yo, en algún momento, discutí esto, sobre todo cuando estaba muy cercano a la conducción de La Libertad Avanza (LLA) en 2021. Lo discutí a muerte: hay que alimentar la militancia territorial, hay que salir a competirle a la izquierda ahí. Entendía la diferencia de fuerzas, ellos tenían la caja del Estado y nosotros nada. Pero hay que ir a la calle, hay que ir a dar la disputa ahí. Ellos prefirieron apostar por Internet. Yo creía que era un error. Critiqué fuertemente eso y otras cosas. Y luego vinieron los resultados: hoy Milei es presidente. Entonces se sigue profundizando eso. El chabón dice ‘bueno, vamos seguir con las redes’. Quizás haya justamente un declive de la militancia territorial tradicional y es hora de aceptarlo”.

La conclusión de HS sobre la militancia territorial nos estremece cuando pensamos en nuestros serios límites autoorganizativos para hacer frente a la impiadosa guerra desatada por el Gobierno nacional.

Hernán Stuchi: "Creo que Milei desde un principio apostó al impacto de las redes. Yo, en algún momento, discutí esto, sobre todo cuando estaba muy cercano a la conducción de La Libertad Avanza (LLA) en 2021. Lo discutí a muerte: hay que alimentar la militancia territorial, hay que salir a competirle a la izquierda ahí".

Evidentemente ustedes perdieron la discusión y ganó la línea que apostaba a la militancia digital. Pasados tres meses de gobierno, ¿todavía consideran que para bancarlo se necesita una pata territorial?

—HS: Yo creo que sí, que si mañana Milei pierde las elecciones en 2027 y asume un ultraizquierdista que te corta Internet [Ríe para remarcar la hipérbole], qué hacés, tenés que tener una organización, una red nacional de militancia.

 ¿Grupos como el de ustedes en qué momento están desde que ganó Milei?

—HS: Es un momento de reorganización, porque era fácil protestar cuando no eras gobierno y ahora somos oficialismo. Pero ¿cuál es el problema de la agrupación? Que no somos La Cámpora, no tenemos la caja del Estado para bancar la organización. No somos gestión de gobierno, tampoco. Lo que hacen por ahí los movimientos peronistas cuando están en el poder es ser parte de la gestión. En cambio, nosotros no. Entonces hay que entender que por ahí no vamos a tener recursos para llevar la gestión al territorio, pero sí tenemos que tener en cuenta el valor que tiene para Milei la comunicación de lo que se hace. Entonces estamos tratando de redefinir estrategias de comunicación y volcarnos a eso. Siempre igual llamando a los chicos a movilizarse y a participar activamente, a sumarse, a incorporarse y a desplegar lo máximo que se pueda en el territorio nacional; ir hacia las provincias donde no hay agrupación y desembarcar y decir “chicos, juntémonos, convirtámonos en realidad”. El tema es que, bueno, yo hago un reel y tiene 100 mil visualizaciones. Hago un QR, lo pongo en la calle y después veo cuánta gente entró por ahí y entraron 100 personas.

Les somos sinceros, nosotros pensábamos que ustedes, los libertarios, iban a salir a la calle a confrontar cuerpo a cuerpo con la izquierda, aunque tampoco nos hemos movido mucho.

HS: Por lo que yo tengo entendido, las órdenes de Milei son no confrontar en la calle.

¿Y están cómodos con eso?

HS: Y… a mí me dan ganas de salir a confrontar [Larga una carcajada nerviosa] porque aparte hay algo del relato de izquierda que a mí particularmente me molesta que es esta cosa de tomar la calle, que nosotros representamos a la calle y bla, bla, bla, que la gente real nos banca a nosotros… ¡Y hay una cosa de compromiso con la lucha, de dejar el cuerpo en la lucha! Cuando veo las protestas que levanta la izquierda, a mí me dan muchas ganas también de salir a la calle. Quiero ir a la calle a bancar a Milei, quiero ir al Congreso cuando él va a hablar, quiero ir a la Casa Rosada cuando va a dar un discurso, quiero estar ahí, quiero sacar mi bandera y quiero decir “te banco, sigo creyendo en esto, los relatos que está diciendo la izquierda son mentiras”. Quiero ir contra la mentira.

Soledad: Yo creo que estaría bueno ir a bancar, pero no a confrontar directamente. Si surge, surge.

Pero ¿cómo es la comunicación con Milei al respecto? ¿O es algo que ven en las redes?

HS: Exactamente, es a través de las redes. Vos ves que los líderes de la comunicación del Gobierno, que están en Twitter, como el caso de Agustín Romo o del Gordo Dan, no bajan la línea de convocar o de marchar o de lo que fuera, y ya se entiende que el Gobierno no quiere que vayamos a pudrirla.

¿A ustedes los convocaron para la gestión?

HS: No, no, no, no, no.

¿Eso los frustró?

HS: Sí, sí, yo me frustré. Realmente creía que me iban a llamar para formar parte del gobierno de alguna manera. No te digo con un cargo o algo así, sino para organizar la militancia, justamente.

 

Para entonces XTP participa con sus pareceres y su experiencia partidaria como integrante de Republicanos Unidos. Tan solo mostrará su fuerte enojo cuando le preguntamos si Revolución Federal se encuentra activo: “No entiendo por qué me preguntan eso, me parece ofensivo, yo qué tengo que ver con ellos”. La tensión es transitoria y retomamos la conversación.

 

Ustedes nombraban a ciertos tuiteros. ¿Cuál es la diferencia que ve el Gobierno entre ellos y ustedes?

HS: Yo lo que pienso es que tenés un público orgánico y estos tipos tuitean algo en un minuto y llegaron a 500 mil personas. ¿Cuánto costó eso? ¿Y cuánto cuesta llegar a 500 mil personas en la calle y hacerlo ya? A menos que arríes llevando gente con plata, comida, porque movilizar gente requiere tiempo, la organización requiere tiempo. Entonces el cálculo que hicieron fue muy simple: ¿dónde ponemos el recurso? ¿Lo ponemos en las redes o se lo damos a la militancia territorial?

La gran paradoja para grupos como Pibes Libertarios es que surgieron como una disruptiva resistencia a una cuarentena (cuyo lema era “quedate en casa”) que les resultaba inadmisible porque recortaba sus libertades individuales; pero ahora, cuando su máximo referente llega a la presidencia, les ordena —como en un déjà vu— lo mismo: quedarse (léase: militen) en casa.

Lo que nos surge al escucharlos es que hubo en ustedes un momento de esplendor cuando tomaron las calles para enfrentar la cuarentena y lograron una voz pública relevante junto a otras agrupaciones. Después estuvieron a full con la campaña electoral. Pero ahora se los nota algo pinchados.

Soledad: Es que ese era un momento de lucha y ahora ganamos.

HS: Era mucho más fácil decir “el gobierno está haciendo una locura, salgamos a la calle”. Te caía el pibe y “¡puto, puto, abajo el gobierno!”. Y otra cosa es “bueno, chicos, la reforma laboral es así. Tenemos que salir a militar esto”. Armar un Powerpoint punto por punto explicando por qué la reforma laboral es buena. El pibe antes se movilizaba solo para bardear al gobierno porque ideológicamente estaba en contra o lo que fuera. Ahora se tiene que formar en materia de leyes o en materia financiera. ¿Cómo militás la Ley Ómnibus? Lo mismo que el DNU.

motosierra interna
 

Los actos de cierre de campaña de LLA en el Movistar Arena fueron espectaculares. Se respiraba allí un quiebre histórico. En los instantes previos al ingreso de Milei se proyectaban en las pantallas, a un volumen demencial, imágenes continuas de edificios explotando y derrumbándose en cuestión de segundos. El mensaje era prístino: “venimos a destruir ese sistema obsoleto y criminal que es el Estado”. Y no mintió. Solo que esa voluntad incendiaria que despliega a troche y moche desde el Sillón de Rivadavia también la han padecido sus propias organizaciones de base.

Lucio Mansilla (LM) integró el Partido Libertario desde sus inicios en 2017. Fue parte de una primera camada que apostó fuerte por su legalización y por un modo de funcionamiento democrático. En 2021 decidió abandonarlo con otros por diferencias en las formas de conducirlo. Más tarde conformaron un pequeño grupo denominado Libertarios del Sur. Tiene 40 años, es contador y habla con un tono calmo que no le impide desplegar una descarnada autocrítica: “A cada organización que se generaba como que después se la atacaba desde diferentes lugares. Se las destruía. O sea, continuamente vi ataques y enfrentamientos internos de cualquier agrupación. No sé si es por el tipo de personas que había en esas agrupaciones o por luchas de poder. Siempre al principio empezaban bien y después es como que sucedía algo. Quizás también tiene que ver con que no había un norte preciso para seguir, o alguien para seguir”, cuenta en un bar de Villa Crespo junto a dos compañeros.

 

Nos sorprende lo que dicen porque había una figura clara y era Milei.

LM: No, pero Milei no venía a las bases y te decía “muchachos, organícense así”. No, no, era: “Si quieren seguirme, síganme, pero sus diferencias se las arreglan entre ustedes”. Entonces era un todos contra todos y ver quién sobrevive para llegar a ocupar un lugar cerca de tal. Lo mismo con Espert y lo mismo con cualquier referente liberal.

¿A qué atribuís esa falta de organicidad?

LM: Yo lo que veo es como un juego político de destruir todo lo más posible a los demás, incluso a lo propio, para que lo propio no le ponga también condiciones. Porque muchos partidos políticos cuando se le acercaban a Milei le decían “yo te doy el sello, pero dame un lugar en la lista”. Les terminaba dando lugares en la lista, pero trataba de sumar la mayor cantidad de partidos para que cada uno individualmente pese poco. O sea, si algún partido se le pone muy rígido, lo puede sacar, total tiene todos estos otros.

En abril, Karina Milei, actual secretaria general de la Presidencia, dio inicio al fatigoso camino de constitución legal de LLA como partido pensando en las elecciones de medio término en 2025. Pero construir un sello electoral propio para no depender de otros —como hasta ahora— no es sinónimo de construcción de redes militantes a nivel territorial. Evidentemente el presidente nunca concibió como una fuerza necesaria los múltiples ensayos de autoorganización libertaria que se han ido desplegando en los últimos años. Tampoco ahora. Es un cálculo desconcertante para las formas más tradicionales de concebir la acumulación política.

Este tipo de relatos los venimos escuchando en múltiples entrevistas con militantes libertarios. Los partidos que prestaron el sello están en crisis con el presidente y por abajo la cosa parece desarticulada a pesar del apoyo social.

LM: En lo que se intentó, se repitieron viejas costumbres. Y las nuevas costumbres eran un “mátense entre todos”. No se generó ninguna organización “orgánica”. Muchas personas votaron a Milei en contra de los políticos y para que vaya y destruya todo lo que pueda destruir. Y es justamente lo que más sabe hacer porque ya lo hemos visto desde el 2020, 2021. O sea, su historial es ir destruyendo. Fijate que va echando gente cada tanto. Los suyos replican un poco eso, pero teniendo cuidado de que no terminen siendo ellos lo que terminan siendo echados.

 

 

marcha sobre ruedas
 

Francisco Jiménez (FJ) y Ariana Torres (AT) eran novios en Villa Soldati, tenían dos hijos, pero vivían separados. Ninguno de los dos trabajaba. Un día sus familias los echaron. Terminaron en la Villa 20, de Lugano, en una zona picante, con demasiados transas y permanentes robos. Cobraban la Asignación Universal por Hijo y el Potenciar Trabajo, asistían a comedores populares donde comían mal y presenciaban corrupción con la comida: “Vendían la mercadería y a vos te daban polenta”. El ambiente los deprimía. “La vida en la villa es muy precaria. Lo mismo la gente: es precaria. Porque ellos pueden vivir en una casita chiquitita y son felices ahí y se conforman. Son diez y se conforman con eso. Y yo no soy muy conformista que digamos, tampoco soy ambicioso, pero trato de buscar lo mejor para mi familia. No se puede vivir ahí toda la vida, esperar a que el gobierno se digne a darte una casa. ‘No’, le dije a ella. Yo veía gente que robaba, vendía y les daban igual una casa. Yo quería salir adelante, me quería anotar para una casa y me decían ‘no, vos no estuviste en la toma’. ‘Entonces, ¿yo tengo que ir a tomar para que me den algo?’, le decía a ella. Es el mundo del revés. Yo no puedo tomar algo para que me den algo. No, yo tenía que estar más allá. A mí el pensamiento del Gobierno me favoreció mucho”, relata FJ junto a su compañera en el living de su casa con un televisor que reproduce un hipnótico programa grabado íntegramente con webcams colocadas en cascos de motociclistas urbanos.

¿Cómo fue la salida de la villa?

FJ: Nosotros sentíamos estancamiento, porque sentíamos como que yo tengo la plata fija para vivir todos los meses. Entonces no les voy a poder enseñar tampoco la cultura del trabajo a mis hijos. Yo tengo que dar el ejemplo. Y eso es algo que lo escuchaba también en esto de la batalla cultural, el tema de los chicos, del futuro. Yo, en ese sentido, empecé a cambiar el pensamiento. Me dije “yo también tengo que dar el ejemplo, tengo que empezar a hacer cambios en mi vida”.

¿Y cómo llegan a las ideas de la libertad?

FJ: Estudié, leí mucho sobre el comunismo, el socialismo y el capitalismo. Por ahí arranqué más que nada a estudiarlo y ahí, bueno, un primo economista empezó a explicarme de qué se trataba. Empecé a darme cuenta. Me dijo “si vos vas al sector privado, al capitalismo, vas a tener frutos”. Y le hice caso, fui por ese lado y sinceramente pude por lo menos pagarme esto [El alquiler de su casa].

AT: Fue muy bueno el cambio que hicimos los dos, tanto él como yo.

¿Los dos al mismo tiempo?

AT: Él compartía conmigo. Cuando los chicos ya estaban durmiendo, porque siempre nuestro tiempo es sentarnos a ver la tele tranquilos cuando ellos duermen. Durante el día nos encargamos de ellos y mucho más antes, cuando eran más chiquititos. Entonces llegaba un momento de la noche en que nos mirábamos un video de Marra, uno de Milei, de Tipito Enojado, mirábamos a Break Point.

Así empiezan a construir una vitalidad libertaria que también es sinónimo de una nueva moralidad: entienden que el crecimiento personal depende exclusivamente de su esfuerzo y deseo de superación. Y lo logran: FJ consigue un trabajo en un local de ropa en Pompeya. Así salen de la villa y retornan a Soldati. Ahora son otros. Esa convicción se afianza a medida que mejora su situación económica y se insertan todavía más en las redes digitales libertarias. Se suma el entusiasmo por el fabuloso ascenso electoral de Milei. 

FJ pierde el trabajo y se pone a repartir con una bicicleta BMX. Con el tiempo recibe una invitación del equipo de campaña de Ramiro Marra: “Yo a él lo conocí porque hizo una convocatoria de deliverys, de diferentes aplicaciones. Cuestión que yo fui. Después del encuentro me llamaron para un par de entrevistas más. Y después uno de los asesores me preguntó si no tenía problemas de estar en un stream de doce horas que estaba haciendo él”, cuenta FJ refiriéndose al cierre de campaña del broker libertario en 2023.

Durante ese año volantea, reparte votos, lleva pines de Milei en la ropa, en la caja de reparto, pega calcomanías, cuelga banderas en la puerta de su casa. Los “Rappi Milei” se convierten en un nodo activo de la militancia. En el stream de 12 horas, Marra lo sorprende: lanza una campaña de recaudación de dinero para que pueda comprarse una moto. La iniciativa es un éxito. El triunfo de Milei lo festejan en las calles. Después asisten eufóricos al “funeral” del Banco Central y al discurso de asunción que el flamante presidente da de espaldas al Congreso.

Lucio Mansilla: "Yo lo que veo es como un juego político de destruir todo lo más posible a los demás, incluso a lo propio, para que lo propio no le ponga también condiciones".

¿Siguen viendo a los streamers?

AT: ¿Ahora? Todos los días.

¿Y todavía existe una organización de repartidores?

FJ: No, no, no. No tengo afines con quienes nos juntemos. Es más, perdí contacto con un muchacho, con Josué [Infante, otro de los Rappi Milei más activos]. Antes me juntaba con él, con ese venezolano. Los que están más afines al Gobierno son los venezolanos. Hay uno que otro repartidor que lo ves con la mochila que dice Milei, que esto, que lo otro. Nosotros siempre ponemos esas cosas. Ponemos, qué sé yo, un loguito.

¿Y cuál es la diferencia entre ser oposición y ahora que sos oficialista?

FJ: En realidad a nosotros ya no nos llaman para nada. Yo estoy en un grupo de WhatsApp liberal, y ahí hablamos de las cosas que van pasando. No todos estamos de acuerdo con todo lo que está pasando. Y a veces ahí se dice “pasa esto, no nos gusta esto, ¿por qué no se ocupa de esto?, es al pedo esto”. Pero nosotros como que ya estamos. El Gobierno son ellos y ellos manejan hoy en día todo. No tocamos ningún pito, no nos convocan ni nos dicen “los vamos a asesorar para que sepan cómo se puede manejar con esto”. Quisieron hacer marchas, siempre hay uno que quiere hacer una marcha, pero después entre todos decimos “¿para qué?, es más de lo mismo, si nosotros estamos hablando de que esas cosas no, ¿vamos a hacer lo mismo?”.

¿Cómo se llama este grupo liberal?

FJ: Son de acá: los Soldati Boys.

¿Y se juntan de manera presencial?

FJ: Por ahora no. Quieren hacer un encuentro, pero por el momento no. Solamente se debate mucho, porque también entró gente nueva al grupo y es como que hay mucho debate. Después tengo otro grupo que se llama Debate, que es de toda la comuna de Lugano-Piedrabuena. Ah, y me olvidé de mencionar que tenemos el grupo de los repartidores, pero ahí no podemos escribir nosotros. Nos manda LLA, nos mandan los asesores de Marra y nos dicen “hoy va a estar la entrevista a Marra a las 9, después va a estar Milei en tal lado”. Ahí hay gente de todas las aplicaciones.

Así construyen una vitalidad libertaria que también es sinónimo de una nueva moralidad: entienden que el crecimiento personal depende exclusivamente de su esfuerzo y ganas de creer. Y lo logran: Francisco consigue un trabajo en un local de ropa. Así salen de la villa. Pero ya son otros. La subjetividad liberal se afianza a medida que mejora su situación económica y se insertan todavía más en las redes digitales de la extrema derecha.

¿Qué es lo que más les entusiasma del Gobierno por ahora?

FJ: Los curros que está destapando, como lo del cine, lo del INCAA, lo de los planes sociales también, que ahora los extranjeros no lo pueden cobrar más. Me parece bien. Hay varias cosas que están copadas. Lo que está haciendo con la inflación. Eso es lo que además nos interesa, que dan los datos verdaderos, por lo que se ve. Yo estoy conforme. Obviamente es difícil para mí, así como para todos. Hay días que me levanto y no quiero ver nada de Milei, ¿me entendés? Porque hay días que me la veo re pálida, pero tampoco le echo la culpa a este Gobierno ni al anterior, también son mis decisiones, yo también me hago cargo, ya soy adulto, no puedo echarle la culpa a algo cuando yo también a veces estoy errando en algunas cosas.

Relacionadas
alto perfil / sin antecedentes / economía de la crueldad
Por Juan Pablo Hudson
informe especial / economía de guerra / ultraderecha al poder
Por Equipo de Investigación Política (EdiPo)
investigación política / los militares avanzan / el gobierno de la guerra
Por Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
alto perfil / comodoro py avanza / equilibrista del poder
Por Pablo Waisberg
un cohete a la iberosfera / la vox del medioevo / el circo de madrid
Por Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Por Equipo de Investigación Política (EdiPo)
internacionalismo reaccionario / los viajes de milei / lluvia de inversiones
Por Equipo de Investigación Política (EdiPo), Por Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
chispa conceptual / odio capilar / focus y estrategia
Por Magdalena Chirom
Destacadas
podcast de revista / quinta temporada / análisis de coyuntura
Por Colectivo Editorial Crisis
podcast de revista / quinta temporada / análisis geopolítico
Por Marco Teruggi
triatlón puertas adentro / el trabajo afectivo / políticas de la vejez
Por Laura Marajofsky
crónica carcelaria / derechos y humanos / libertarios y genocidas
Por Gabriela Vulcano