Ya casi nadie cree en la salvífica lluvia de inversiones. Por el contrario, la sequía veraniega impactó en el principal negocio de la economía nacional, que no crecerá este año a pesar de que sus patrones (los agroexportadores) tienen el poder. Mientras tanto, el país sigue tomando anabólicos financieros a dos manos y le pasa lo que a todo fisicoculturista artificial: mucha pinta pero cada vez menos potencia.

No se trata de un problema solo de números, sino de una cuestión también espiritual: del cambio en el horizonte de expectativas que el gobierno está consiguiendo, tal vez contra su propia voluntad. La gente está dejando de tener esperanza, porque es evidente que la promesa no funciona. Y así arribamos a un tiempo de espera. De mera espera. ¿Esperar qué? Esperar a las próximas elecciones. La democracia vuelve a ser, una vez más, “el menos malo de los sistemas políticos”.

•••

En los días previos a un nuevo aniversario del 24 de marzo, cuando todo buen ciudadano aprovecha para reafirmar su compromiso con los valores democráticos, tuvo lugar un evento bizarro. La Cancillería argentina otorgó el premio internacional de Derechos Humanos Emilio Mignone al Programa Venezolano de Educación Acción (Provea), un organismo que denuncia el deterioro institucional de 
la Venezuela contemporánea y acusa al gobierno de ese país de violaciones a los derechos humanos. El galardón fue creado durante los gobiernos kirchneristas y la actual gestión, en lugar de suprimirlo, intentó resignificarlo. Hete aquí que uno de los fundadores de Provea, Raúl Cubas, estuvo detenido-desaparecido en la ESMA y dos de sus hermanos fueron asesinados durante la dictadura. Entonces redactó un mensaje destinado a ser leído al momento de recibir la condecoración.

Una hora antes de la ceremonia, el envíado de Provea pidió a la Cancillería imprimir el discurso y los funcionarios aprovecharon para fisgonear el contenido. El texto de Cubas, que nunca dejó de ser ciudadano argentino, además de describir la situación venezolana se pronunciaba sobre las arbitrariedades de nuestro gobierno, en particular el deterioro del derecho a la protesta y la existencia de presos políticos. ¿Qué hicieron los responsables de otorgar el premio? Prohibieron la lectura del mensaje. Como consecuencia, Provea se negó a recibir los laureles y denunció la maniobra públicamente. Bienvenidos a la posdemocracia.

•••

El problema es que las argentinas y los argentinos nunca fueron muy afectos a esperar. Se desesperan. Y han comenzado a componer un repertorio de temas que las instituciones realmente existentes no parecen interesadas en interpretar.

Entre el 14 de diciembre y el 8 de marzo, entre las movilizaciones contra la reforma previsional y el impactante paro internacional de mujeres, un cantito circuló con insistencia, referido a la unidad de las y los trabajadores. Si uno presta atención a los protagonistas principales de estas masivas jornadas de protesta, debería concluir que son el agua y el aceite: ¿qué podrían tener en común los movimientos sociales que encuentran inspiración en el Vaticano, y el tornado feminista que arrasó la ciudad y a nuestro jardín primitivo? A primera vista, muy poco. Sin embargo, hay algo esencial para ambas expresiones que las hermana en el cuestionamiento: la exigencia de romper la forma del valor que impone el capitalismo. La crítica a la mercancía y a la renta como únicos y excluyentes ordenadores de lo social. La necesidad de asumir, en el plano material y no solo simbólico, otras matrices de producción de riqueza, como el afecto y la capacidad de crear comunidad.

Difícil es que las estructuras sindicales realmente existentes logren representar este programa. Por eso la CGT se retuerce y vuelve a dividirse. Los partidos políticos de la oposición parecen urgidos por otro tipo de cálculos, relativos a su superviviencia y al sentido de la oportunidad. Mientras tanto, el gobierno continúa su marcha aunque no haya nada para festejar.

Pero entonces, apareció el hit del verano. Un dardo directo al vértice del poder del Estado. Surgió donde nadie lo esperaba. Pegajoso e insondable, fue colándose en los lugares menos pensados. Quizás se trate de una anéctoda irrelevante, o tal vez sea una señal de lo que vendrá.