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crónica de un secuestro narco en Rosario
Lorenzo “Jimi” Altamirano fue secuestrado al voleo por una banda de narcomenudeo y dejado sin vida frente a la cancha del club Newell’s Old Boys en Rosario. El cuerpo tenía un mensaje escrito para una organización adversaria. El crimen provocó la tercera gran crisis de seguridad en la provincia de Santa Fe y sacudió a la intendencia. ¿Qué pasa cuando una ciudad cruza permanentemente los límites de lo soportable en materia de violencia?
16 de Febrero de 2023

 

“Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez dejen de sacar chicos del club para tirar tiro en Rosario”, decía la nota que los asesinos metieron en la ropa de Lorenzo “Jimi” Altamirano (28), cuando lo bajaron vivo frente a Puerta 6 del estadio “Coloso del Parque Marcelo Bielsa” de Newell's y le dispararon tres veces, matándolo en el acto. Eran las 11 de la noche del miércoles 1 de febrero y lloviznaba en Rosario. Apenas doce minutos antes, Jimi Altamirano había sido secuestrado al voleo a pocos metros de la esquina del Boulevard Oroño y la avenida 27 de Febrero (un cruce muy transitado del macrocentro) en una Renault Sandero robada dos días antes. Poco después del asesinato, el vehículo apareció incendiado.

Jimi fue la víctima 34 en el departamento Rosario, según el Observatorio de Seguridad Publica. Sin embargo, en lo que va de febrero se sumaron 15 nuevos homicidios, acumulando 39 casos en este breve lapso de 2023. Por este hecho y otros ataques a balazos contra una comisaría y un centro de salud, el gobernador Omar Perotti echó al ministro de Seguridad, el ex comisario Rubén Rimoldi y lo reemplazó por Claudio Brilloni. El flamante ministro y ex comandante de Gendarmería Nacional asumió el miércoles 8 y el viernes 10 nombró como Director General de la Policía de Santa Fe al comisario Martín García, quién reemplazó en el cargo al comisario Miguel Oliva.

Pero las muertes siguieron luego de los cambios: en la puerta de un bar de Fisherton, zona noroeste de Rosario, fueron asesinadas otras dos personas. Adrián Jones, familiar del dueño del local, y Ricardo Medini, un policía que hacía adicionales y le robaron su pistola reglamentaria. Cuando comenzó la balacera, el agente tiró al piso a una compañera que también hacía adicionales allí, salvándole la vida. En julio del año pasado, Medini había posteado en Facebook: “Hoy no sé si vale la pena dejar a mi familia por un sueldo que hoy en día es de pobre, no sé si dejarla por ir a cuidar a gente que me desea la muerte sólo por las malas noticias de otro uniformado. Que no sé si quiero que me peguen un tiro o me choquen y mi muerte valga menos que la de un delincuente”. En el ataque también fueron heridas otras cinco personas y la policía secuestró 37 vainas servidas.

Esta es la tercera purga que lleva adelante el peronista Perotti en el área de Seguridad desde que asumió en diciembre de 2019. En marzo de 2021, le pidió la renuncia al ministro Marcel Saín, luego de que se filtraran audios en donde trataba a oficiales y agentes de la policía de Santa Fe como pueblerinos: “Creo que ustedes juegan en la Primera D y yo juego en la Primera A. Vos dirás que soy un hijo de puta, un fanfarrón, un turro. No, negro. Tengo muchos años de experiencia jugando en Primera A. Ahora estoy en el vestuario de la Primera D. Eso es lo que yo pienso de todos ustedes”. Ya para entonces estaba vigente una denuncia por supuestas escuchas ilegales pergeñadas desde el Ministerio contra políticos, empresarios y periodistas. La causa se mantiene firme con repercusiones insondables.

Jorge Lagna asumió en reemplazo de Saín y dimitió en agosto de 2022 para evitar presentarse a un pedido de interpelación en la Legislatura. Durante su año y medio al frente del Ministerio de Seguridad no supo ni pudo reorganizar a la fuerza y con él también pasó a retiro la jefa de la Policía de Santa Fe, comisaria Emilce Chimenti. Mientras Lagna fue ministro, asumieron nueve jefes en la Unidad Departamental Rosario de la Policía.

El tercer jefe de Seguridad de Perotti, el ex comisario Rubén Rimoldi renunció una semana después de que literalmente le tiraran un muerto: “Jimi” Altamirano, una víctima elegida al azar.

 

los umbrales

Los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, de la Agencia de Criminalidad Organizada a cargo de investigar el asesinato de Jimi, están espantados: “Hasta ahora tenemos una víctima elegida al azar, que levantan de una esquina para asesinarla diez minutos después frente a la cancha de Newell's. Nunca tuvimos un caso de esta naturaleza, es grave, se pasaron los límites en la ciudad”. Esta última expresión suele mencionarse en la ciudad cada vez más asiduamente. El primer fiscal del caso, Ademar Bianchini, de la Unidad de Homicidios Dolosos, determinó que la víctima pudo haber sido “levantado” para ser utilizado como mensajero, ya que “no tengo elementos para suponer que esté relacionado a ese tema (la barra de Newell’s o la banda narco Los Monos). Puede ser que tenga que ver con alguien que esté cerca de algún miembro o ex miembro de la hinchada, pero no a la barra como tal y menos en un conflicto entre grupos”.  

Casi a la misma hora en que Jimi era secuestrado y asesinado delincuentes en moto balearon un móvil policial en desuso estacionado a metros de la Subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez, en Pellegrini y Nahuel Huapi, en el Gran Rosario. Allí dejaron una nota similar a la que se encontró en el cadáver de Altamirano, donde se repite el nombre de Vinardi: “Nicolás Avalle, Leonardo Vinardi, dejen de sacar a los pibes del club a tirar tiros en Rosario”. Al patrullero le pegaron siete balazos.

El fiscal Bianchini admitió que el crimen frente a la Puerta 6 y la balacera en la subcomisaría de Gálvez “podría tener vinculación por la carta que dejaron en la Seccional, pero no por el vehículo utilizado. Fueron hechos casi simultáneos. El que se usó en el Parque [de la Independencia] se quemó pocos minutos después y cerca del lugar del hecho”, declaró ante los medios rosarinos.

Damián Escobar y Leandro Vinardi, dos de los citados en ambas notas, son investigados por los fiscales por sus vínculos con Ariel “Guille” Cantero, uno de los jefes de Los Monos. Fuentes del Ministerio Público Fiscal y el Ministerio Público de la Acusación informaron a crisis que Carlos Damián “Toro” Escobar está preso por narcotráfico y por dos causas de homicidio.  En una de ellas imputado como autor intelectual del asesinato de un albañil que salía con su ex novia, ejecutado en mayo de 2019. Mientras que Leandro “El Pollo” Vinardi está a cargo de Los Monos en Villa Gobernador Gálvez y el sur de Rosario, además de tener peso en un sector de la barra leprosa. Purga una condena por un homicidio en la cárcel de Piñero. Nicolás “Pupito” Avalle, nombrado en la nota de la subcomisaría, comparte pabellón carcelario con Vinardi. Mientras que Gerardo “Dibu” Gómez, el tercer nombre que figuraba en el mensaje que dejaron en el cadáver de Jimi, es uno de los jefes de la barra de Ñuls. 

Una semana antes del homicidio del chico punk, tal como se lo conocía a Jimi, en los parrilleros que están frente a la Puerta 6, Walter Maciel, un empresario del transporte ligado a Gómez, había comido unos choripanes con amigos de la barra brava. Al salir en su Audi A5 blanco lo persiguieron dos sicarios en moto y lo balearon: de los diez disparos, dos le dieron en el abdomen y se recupera en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez de Rosario con custodia policial.

 

bombas de rabia

Jimi Altamirano era malabarista callejero y músico en las bandas punk Bombas de Rabia, Distópikos y CualkierAA. El miércoles 1 cerca de las ocho de la noche, habían terminado de ensayar con Bombas de Rabia. Con los chicos se habían reunido a tomar algo después del ensayo y cerca de las diez, debido a la inseguridad, con otro compañero habían acompañado a la cantante de la banda a tomar el colectivo: “De la parada del colectivo, volvieron con otro chico de la banda caminando, había empezado a lloviznar. Se despidieron en Oroño y 27 de Febrero. Jimi vivía cerca de ahí, así que empezó a caminar por 27 hacia el oeste, hasta que lo secuestraron”, cuenta Jésica, amiga del músico, quien lo vio por última vez al mediodía de la jornada en la que lo mataron.

A las 22:31 una cámara de seguridad capta a “Jimi” caminando. Y a las 22:49 un llamado alertó a la policía sobre una balacera y un cuerpo frente a la cancha de Newell’s en el Parque de la Independencia. Minutos después llega el aviso de una camioneta Sandero incendiada.

“Me llega un mensaje con una noticia de Infobae y el nombre de Lorenzo Altamirano, ligado a la barra de Newell´s. Yo respondí que no era Jimi porque no tiene nada que ver con el fútbol, ni con los barras, ni con Los Monos. Le pregunté al último chico que lo vio, con el que se despidieron en 27 y Oroño y me dijo que no sabía nada, que creía que estaba durmiendo en su casa con el celular apagado porque nunca le daba bola. Llamamos a la casa y la mamá nos dijo que no había regresado desde el día anterior cuando se había ido a ensayar. Y que el cargador del teléfono estaba en la casa. Le dijimos que preguntara en el HECA, que es el hospital donde llegó Lorenzo Altamirano, que podría ser una persona que se llamara igual. Llamó por teléfono y le dijeron que debía ir personalmente. Mientras llamaba se puso a ver las noticias y se enteró por la tele que habían asesinado a su hijo”. Jésica, además de ser amiga de la víctima, es una de las voceras de la familia.

Daniel Gómez, el padrastro de Jimi, reclamó en los medios: “Hacía música y malabares y siempre volvía a su casa… hasta que no volvió. Era excelente, no se metía con nada ni con nadie. No era hincha de fútbol y la única vez que fue a una cancha fue para ver a La Renga”. 

Jimi llegó muerto a la Guardia del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez con tres disparos, uno en la cabeza, otro en el pecho y el tercero en una de sus manos: “La gente tiene que entender que Jimi somos todos. Me puede pasar a mí o al kiosquero que cierra y va para su casa. Lo levantan al voleo y lo asesinan. Claramente, el de Jimi es un caso bisagra, por eso Jimi somos todos no es una consigna, es una realidad. Jimi podía haber sido cualquiera, cualquier hijo, cualquier hermano, cualquier amigo. Queremos que la gente se involucre, que sea más empática. El miércoles lo mataron a Jimi y el viernes en la misma cancha la gente estaba gritando los goles de Newell’s. Y podríamos haber sido cualquiera”, reclama Jésica.

“El pedido de Justicia no debe quedar en el vacío. Debemos salir todos a reclamar por Jimi porque mañana puede ser cualquiera. Vivimos en un Estado copado por el narcotráfico, la ciudad está llena de narcotraficantes y nadie hace nada. Los jefes de Los Monos están presos pero dirigen todo desde la cárcel, donde supuestamente están vigilados por el Servicio Penitenciario. En las calles está la policía y gendarmería pero todos los días tenemos un muerto a manos de los narcos. El gobernador Perotti cambia de ministro y dos días después tenemos dos muertos. El presidente, a través del ministro de Seguridad Aníbal Fernández, dice que es un problema de Rosario. El presidente de Newell's, [Ignacio] Astore, tampoco dijo ni una palabra. Y los medios, al dar a conocer el mensaje mafioso, y al poner a Jimi en el rol de mensajero o encomienda fueron funcionales a los asesinos”.

 

víctima militante

Luca Goldberg es la voz y bajo de Agresivamente, una banda punk con la que en plena pandemia se realizaron acciones solidarias en el ciclo Bandera Negra, donde montaron ollas populares en distintos barrios y villas de Rosario. Jimi también participó de la movida: “Hicimos unas cincuenta ollas populares, trabajábamos con la Biblioteca Popular Pocho Lepratti de La Tablada, hicimos un ciclo de arte popular y Jimi trabajó a la par nuestra, llevando solidaridad a la gente, porque él era así. En 2020 se dio una lucha larga de trabajadores de un Call Center -Hey Latam- y nosotros llevamos nuestra solidaridad. Jimi fue de los primeros en sumarse. Esa lucha, finalmente se ganó”, recuerda Luca. 

El cantante de Agresivamente coincide con Jésica: “El asesinato de Jimi, el secuestro y su posterior crimen a la vista de todos es un caso bisagra que nos debe interpelar como sociedad. Hace un año, en enero, asesinaron a un matrimonio y su bebé, a la salida de un casamiento. Rápidamente se dijo que las víctimas estaban ligadas al narco y la cosa pasó al olvido. Estamos tan anestesiados como sociedad que no importó que un bebé, no ya sus padres, fuera víctima de una balacera”. Efectivamente Iván Gíménez (35), su pareja Erica Romero (37) y su hija Elena de un año de edad fueron asesinados en enero de 2022 en las afueras de Ibarlucea, en el Gran Rosario, tras salir del casamiento de Esteban “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón Ferreyra, ambos procesados por narcotráfico y sospechados de integrar la banda de Olga “Tata” Medina, condenada en junio de 2020 por narcotráfico. El 5 de enero último, Rocha y Leguizamón Ferreyra fueron apresados en Asunción, Paraguay, acusados de narcotráfico.

Luca Goldberg, cuyos familiares en la pasada dictadura militaron en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH), aseguró: “Ya no es más ‘algo habrá hecho’, o ‘estaba ligado a los narcos’, o ‘fue un ajuste de cuentas’. Se corrió un límite: secuestraron y ejecutaron a un inocente, podría haber sido yo saliendo de un ensayo”. 

Mauro Giuliano, músico punk y conductor hasta 2022 del programa Más de un millón en Radio Hanoi -dedicado a bandas alternativas y del under-,  le cuenta a crisis: “No entendemos la naturaleza de su asesinato. Fue como en la dictadura, hubo una logística, no fue un caso armado por tres tipos: robaron la Sandero, la guardaron, buscaron a la víctima y la secuestraron cuando no había nadie en la calle, llovía. Y a los diez minutos hacen bajar a Jimi frente a la cancha de Newell´s y lo matan. Una semana antes, en esos parrilleros frente a la cancha, había cenado un tipo al que persiguieron y lo balearon. A Jimi le dejan una nota en el bolsillo. Y en Gálvez a la misma hora atacan una comisaría y dejan una nota con los mismos nombres. Claramente se buscó tener impacto y los asesinos de Jimi lo lograron. Hubo logística y mensaje. Lo peor es que los sicarios, los soldaditos del narco, que tienen 20, 23, 25 años, son hijos del 2001. No podés tener tanta cantidad de pibes a la deriva, siendo carne de cañón”.

 

fuerzas armadas

El asesinato de Lorenzo Jimi Altamirano ocurrió apenas 24 horas después de que la precandidata presidencial y ex ministra de Seguridad de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, anunciara en radio Continental: “Estoy absolutamente convencida de que si me toca gobernar el país lo primero es ir a Rosario con todas las fuerzas federales. También estamos pensando en cambiar las leyes para que el Ejército pueda acompañar y de esa manera utilizar las herramientas del Estado para el combate de esas organizaciones, que además son de un nivel de violencia inusitada”.

En diciembre de 2016, Bullrich llevaba un año de ministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri y había anunciado que se analizaba destinar efectivos militares en la custodia de “objetivos estratégicos” para poder reemplazar a los gendarmes que cumplían esa tarea y destinarlos al combate contra la inseguridad. En Córdoba, por esos días, se realizó el III Congreso Internacional de Alta Seguridad organizado por la Fundación para la Integración de Estrategias Profesionales (FIEP), donde uno de los principales disertantes fue el ex coronel del Ejército de Colombia, John Marulanda (65), egresado de la Escuela de las Américas y asesor del ex presidente Álvaro Uribe: “Sacar el Ejército a las calles puede ser una buena acción de marketing que durará sólo 15 minutos. Solo a políticos irresponsables se les puede ocurrir que las Fuerzas Armadas combatan el delito común. Ante el fracaso de la policía y la justicia sacan este as de la manga como si fuera una solución mágica. Las Fuerzas Armadas no están organizadas, no están capacitadas y no están equipadas para hacer seguridad interior y combatir la delincuencia común”, declaró al El Diario de Carlos Paz.

Seis años después de su opinión contraria al desembarco de soldados para combatir el delito, Marulanda le dijo a crisis: “El combustible de la violencia que estamos viviendo ahora es el narcotráfico. Sin embargo, yo creo personalmente que el Ejército no está entrenado para salir a combatir a los narcos en las ciudades, al menos eso es lo que yo he visto aquí en Colombia. Armada por su lado en el mar, sí. Fuerza Aérea por los aires, sí. Pero Ejército en las calles, no. Además el narcotráfico es un problema de delincuencia, no es un problema de soberanía ni de territorialidad. Es un problema de delincuencia que debe ser combatido por la policía, mucho más por la policía especializada”.

El ex militar agregó que “en Colombia tenemos unidades del Ejército, los Bacna, Batallones Contra el Narcotráfico, que no han dado muy buenos resultados. Y ellos operan en áreas rurales, no en áreas urbanas. Tú mencionas el caso de Rosario, que es un área urbana, densamente poblada, yo veo muy difícil que el Ejército con su entrenamiento y su armamento puedan actuar con efectividad allí”.

 

vara corta

Tras los cambios en el Ministerio de Seguridad y la cúpula de la policía de Santa Fe los diputados nacionales del Partido Socialista, Enrique Estévez Boero y Mónica Fein, presentaron en el Congreso un proyecto para declarar la Emergencia de Seguridad en el Área Metropolitana de Rosario durante dos años y prorrogable por otros dos años más: “Tenemos un homicidio cada 28 horas. Nuestro proyecto contempla la creación de una Junta de Emergencia en Seguridad, crear un comité de crisis con expertos, como pasó en la pandemia, con participación de especialistas del gobierno nacional, del gobierno provincial y de los gobiernos locales, con participación del Ministerio Público Fiscal, del Ministerio Público de la Acusación, de la Procunar (Procuradoría de Narcocriminalidad); donde la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) u otros organismos de Inteligencia destinados a combatir el crimen organizado puedan aportar soluciones. En nuestro proyecto proponemos entre otras cosas crear un fondo de 9.000 millones de pesos aplicado por el Ministerio de Seguridad de la Nación y destinado a combatir la narcocriminalidad”, detalló Estévez Boero a crisis.

El diputado socialista agregó que “en septiembre de 2020, el presidente Alberto Fernández estuvo en Rosario y manifestó abiertamente que entendía la situación por la cual estaba atravesando Santa Fe y realizó dos anuncios importantes: la asignación de un presupuesto específico para seguridad de 3.000 millones de pesos y el envío de 3.000 efectivos federales para contribuir con la prevención del delito. Lamentablemente, más de dos años después, no tenemos soluciones porque el Gobierno de Perotti se demoró inexplicablemente en utilizar los fondos de la Nación. Y respecto del envío de fuerzas federales no vemos un incremento efectivo de agentes federales en las localidades más perjudicadas por el delito, lo que marca un incumplimiento de la Nación”.

El día antes de que Jimi fuera asesinado el intendente rosarino Pablo Javkin –aliado de Estévez Boero y Fein en el Frente Progresista y ahora unidos en una alianza con el PRO, la UCEDÉ y el radicalismo que ya era parte del Juntos por el Cambio llamada Frente de Frentes- había reclamado a través de Twitter: “El 95% de los delitos que suceden en Rosario se ordenan desde las cárceles. Si no van a inhibir las señales de celular, al menos no les den más herramientas a los que mandan a extorsionar y matar desde adentro”.

Una semana después, cuando fue baleado un centro de salud municipal, Javkin le reclamó al gobernador Omar Perotti: “Rosario necesita 5.000 policías capacitados y con un plan de trabajo. No están los policías ni el plan de trabajo”. El gobernador le tiró la responsabilidad a la Casa Rosada y agitó la interna con el peronismo nacional: “Aníbal Fernández nos pide que las provincias nos encarguemos de delitos federales como el narcotráfico. Eso demuestra que el gobierno nacional abandona Rosario. Solo falta que le pidan a Santa Fe custodiar las fronteras del país para que no entren armas o drogas”, dijo el gobernador el viernes 10 de febrero. 

Tras los cambios en Seguridad y la policía realizados por Perotti, el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, tuiteó: “Asombran las expresiones del Gobernador Omar Perotti que echó al ministro de Seguridad de Santa Fe y reclama ayuda urgente del gobierno nacional”, a la vez que minimizó la ola de violencia que le costó la vida a Jimi: “No entendemos que haya una escalada de esas características de violencia. Son hechos de mucha potencia porque es un lugar con complicaciones desde hace tiempo”. 

Casi dos semanas después de este asesinato no hay sospechosos ni detenidos por el crimen. Rosario anuncia cada vez más rápidamente, ante un nuevo episodio ultraviolento, que se cruzó un límite insoportable, como si cruzar los umbrales de lo socialmente aceptado en materia de violencia ya no sea la vara válida para medir y comprender lo que se está verdaderamente desplegando en la tercera ciudad más grande la Argentina.

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