¿por qué fracasó la estrategia amarilla en Twitter? | Revista Crisis
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¿por qué fracasó la estrategia amarilla en Twitter?
Los astroturfers estaban llamados a ser los anabólicos estrella de esta campaña. Etapa superior de los trolls, requieren de un cuidadoso trabajo de implante y aclimatación, como el césped de una cancha bien cheta. Pero, a diferencia de Brasil, estos héroes digitales terminaron pedaleando en el aire. Dos importantes analistas políticos de las redes te explican con detalle qué fue lo que pasó.
Ilustraciones: Ezequiel García
27 de Septiembre de 2019

 

Miles de personas dentro de la Feria del Libro, miles fuera. La primera presentación del libro Sinceramente tuvo un efecto en el plano terrenal: Cristina Fernández mostró la capacidad que tiene para conectar con una ciudadanía dispuesta a movilizarse en defensa de su proyecto. Hasta allí su invitación a un “contrato social” superador de la grieta fue coherente con su estrategia digital, una actividad pausada que venía despertando reacciones leves aunque en alza constante.

En una campaña electoral, quien lleva la delantera mantiene la moderación. Ergo, la confrontación se despliega en otro lado. Tres días después de la presentación de mayo, la política de fake news entró en la escena virtual: @mauric_macri insinuó que, a falta de papel higiénico, el best seller de la ex presidenta sería un buen reemplazo. Aunque no llegó viva a las elecciones primarias –Twitter decidió bloquearla antes–, aquella cuenta fake ocupó el lugar más alto de la comunidad más “trolera” de las #PASO2019: los astroturfers comenzaban así su campaña electoral.

 

 

Con el diario del lunes 12 de agosto, aquel evento en el predio de la Rural pareciera ya formar parte de la historia. Sin embargo fue el inicio tácito de una campaña que culminó con una victoria aplastante de la fórmula opositora en las Primarias.

En una conversación virtual que se ha polarizado, uno podría suponer que ese tuit de @mauric_macri fuera a circular plácida y profusamente en la comunidad que comulga con la cosmovisión del actual gobierno. No solo por su crítica a Cristina sino porque emulaba el nombre del actual mandatario. Esperaría, además, que ese usuario mantuviera la coherencia ideológica; pero su sarcasmo jugó a dos polos. Mientras duró su corta vida, el tuitero socarrón caló hondo en una esfera que quedó desprendida de las dos burbujas más grandes y estables de la red conectada (la opositora identificada con color azul y la oficialista, de color amarillo), más precisamente en medio de ambas (celeste).

Posicionamiento de las burbujas: opositora (azul), oficialista (amarilla) y usuarios independientes (celeste). La red primaria conectada está integrada por 185.278 cuentas de alta actividad y 3.155.519 de tuits, capturados entre el 17 y el 19 de agosto de 2019. La comunidad oficialista incluye 49.677 cuentas de alta actividad. La comunidad opositora, 40.344 cuentas de alta actividad. En la comunidad oficialista, los mensajes de sus autoridades fueron retuiteados 1.328.542. En la comunidad opositora, el total de tuits fue de 988.165.

Además de las dos burbujas habituales, emerge una tercera comunidad celeste claro muy compacta, integrada por usuarios fuertemente conectados que actúan de manera coordinada y son traccionados tanto por la comunidad opositora como por la oficialista. Si no cómo se explica que el tuit de @mauric_macri criticando el libro de CFK haya alcanzado una propagación de más de 7 mil retuits.

Desde la muerte del fiscal Nisman, la interacción en Twitter se ha concentrado en dos burbujas dominantes, en las que se estructuran narrativas y encuadres coherentes con la idiosincrasia política local. En esas regiones, las autoridades –usuarios con decenas de miles de seguidores capaces de propagar información en la red con gran alcance y velocidad– conformaron un elenco estable. En muchos de los eventos estudiados (#Nisman, #Tarifazo, #Maldonado), entre los influencers de derecha con poder de agenda, las cuentas anónimas llevaron la delantera. En cambio, el contenido difundido en la comunidad opositora siempre estuvo motorizado por cuentas institucionales. Con todo, el mapa que se delineó en las #PASO2019 se distingue de las redes que se configuraron durante las conmociones públicas de los últimos años.

Entre el 17 y el 19 de agosto la red primaria conectada estuvo integrada por 185.278 cuentas de alta actividad y 3.155.519 tuits capturados. La comunidad oficialista incluyó 49.677 cuentas de alta actividad. El panal opositor, 40.344. En la primera, los mensajes de sus autoridades fueron retuiteados 1.328.542, y en la segunda, el total de tuits fue de 988.165.

El tamaño de las comunidades ubicadas a izquierda y derecha del espectro ideológico se asemeja a lo que venimos observando hasta ahora en las redes argentinas en general: la formación de esas burbujas virtuales, donde los usuarios cercanos al actual gobierno (amarillos) quedan enfrentados a aquellos que claman por una alternativa política (azules). Entre usuarios de alta actividad –aquellos cuyos tuits fueron retuiteados o que intervinieron al menos cuatro veces sobre las #PASO–, los oficialistas concentraron un 27% del total de usuarios y la oposición, un 21%. En sintonía con las características de una red social polarizada y auto-confirmatoria, el 94% de los tuits oficialistas y el 89% de los tuits opositores circularon confortablemente en el interior de sus barrios cerrados.

¿Dónde reside, entonces, la novedad en el diálogo político de la red #EleccionesArgentina2019? En la emergencia de una tercera comunidad celeste claro muy compacta, integrada por usuarios fuertemente conectados que actúan de manera coordinada y son traccionados tanto por la comunidad opositora como por la oficialista. Que el tuit de @mauric_macri criticando el libro de CFK haya alcanzado una propagación de más de 7 mil retuits es un indicio. Más aún el hecho de que un usuario con apenas 161 tuits haya logrado tener más de 100 mil seguidores y se haya ubicado entre una de las primeras autoridades. Pero duró poco: la cuenta fue suspendida en plena campaña de #CariciasSignificativas, momento álgido de la guerra de trincheras. Los astroturfers, sin embargo, nunca descansan: se reconvierten y vuelven a la carrera.

En el ascenso de Jair Bolsonaro, los medios tradicionales fueron remplazados por outlets de noticias falsas y usuarios sin inserción en la política real, que se implantaron en el centro de la burbuja pro-bolsonarista. En Argentina la conformación de narrativas intra-comunidades a lo largo de estos más de cuatro años –desde #Nisman hasta las #PASO2019– alcanzó una densidad discursiva coherente y sin fisuras.

 

pasto sintético

El astroturfing es una actividad organizada para crear la imagen de una expresión popular y espontánea a favor o en contra de una opción política o un personaje público, y así ocultar la identidad del verdadero emisor detrás de una popularidad ficticia. Las campañas electorales son escenarios propensos para esta estrategia que, en redes sociales virtuales, se concreta a través de la articulación de usuarios y medios falsos para generar la percepción de que existe una comunidad virtual de apoyo a un candidato o partido.

Antes de actuar políticamente, un troll debe identificar el área de la red en la cual quiere intervenir, el tipo de usuarios al que quiere afectar y el tono de respuesta o comportamiento que busca provocar. Para poder hacerlo, además ese troll tiene que ser aceptado por otros usuarios y la información que produce tiene que ser leída y compartida. La cuenta de @mauric_macri es un caso elocuente de astroturfer, que se fue insertando sin prisa pero sin pausa en una red de usuarios conectados al espectáculo. Y cuando la ocasión lo requirió entró en escena en coordinación con otras cuentas no verificadas, como @pipiixx, @agusalejook o @axelgxmxnxz, con las que encuadró el evento político de manera equívoca, jugando a dos puntas… hasta fenecer.

 

Cuentas fake que integraron la burbuja celeste (independientes), #PASO2019, Argentina.

El grado de sofisticación de las operaciones políticas en las redes sociales requiere crear un back story y acertar la ocasión para entrar en acción. En los días previos a las Primarias del 11 de agosto, el oficialismo lanzó el hashtag #YoVotoMM con la intención de incrementar el volumen de la conversación. Y lo logró, al punto de conformar un grupo independiente adosado a la burbuja oficialista (comunidad negra). La comunidad negra, estructurada exclusivamente alrededor del hastahg #YoVotoMM, quedó alojada en el extremo más intenso de la derecha ideológica. Aunque esa etiqueta alcanzó el mayor número de interacciones –representó el 22% del total de tuits activados por los distintos hashtags–, perdió inmediatamente el rumbo y se tergiversó hasta convertirse en #CariciasSignificativas y #SatisfaceAMauricio (2.321 retuits), por mencionar solo dos de los exabruptos que treparon en la agenda. Más aún, lejos de generar disonancia cognitiva y llamar a silencio a los usuarios de la comunidad opositora, ese traspié activó la velocidad de retuit de ambas comunidades y  provocó una verdadera batalla discursiva.

Mapa de activación de las burbujas opositora (azul) y oficialista (amarilla), a partir de las etiquetas #YoVotoMM y #SatisfaceAMauricio. El hashtag #YoVotoMM alcanzó una propagación de 112.706 retuits (22% del total de hashtags) frente a una propagación de #SatisfaceAMauricio 2.321 retuits.

Las activación irónica de #CariciasSignificativas alcanzó altos niveles de sarcasmo, como lo muestra el caso de @EstrellaEspalla. El “apollo” incondicional de ese usuario falso a @mauric_macri disparó una cruzada de fakes contra fakes, muchas de las cuales la mandaban a… volver a Facebook. En una red habitada por una minoría aristocrática no hay tolerancia para las faltas de ortografía.

 

¿Es necesario introducir una novedad de este tipo en el diálogo político de la red #EleccionesArgentinas2019? No tanto.

La diferencia entre la estrategia de astroturfing en las elecciones brasileñas y en las PASO argentinas nos permite mostrar cuán errática ha sido la contienda virtual en estas elecciones… hasta ahora. En la red #Bolsonaro observamos un armado nuevo de operaciones políticas y mediáticas que tuvieron a cargo la guerra sucia de apoyo a ese candidato de la ultraderecha. En el ascenso de Jair Bolsonaro, los medios tradicionales fueron remplazados por outlets de noticias falsas y usuarios sin inserción en la política real, que se implantaron en el centro de la burbuja pro-bolsonarista. En cambio, en Argentina, la conformación de narrativas intra-comunidades a lo largo de estos más de cuatro años –desde #Nisman hasta las #PASO2019– alcanzó una densidad discursiva coherente y sin fisuras. De allí que las inyecciones mediáticas artificiales logren aumentar el volumen de la conversación pero queden vacías de contenido. No solo se desprenden de las burbujas nodales donde se cuecen los encuadres mediáticos más consolidados, sino que desaparecen rápidamente o terminan atrapadas en guerras discursivas entre las burbujas dominantes en lugar de apuntalar la percepción de polarización en la comunidad propia.

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