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llaryora, el gobernador de una provincia rendida al león
El intendente de Córdoba logró el inédito salto de la intendencia de la capital a la gobernación. Astuto constructor de vínculos variopintos, Martín Llaryora presencia sin mayores reparos cómo su líder político aporta funcionarios locales en puestos claves en el flamante gabinete que construyó la ultraderecha a nivel nacional.
Ilustraciones: Nicolás Daniluk
22 de Junio de 2023
crisis #60

"Quiero hacer llegar mi felicitación a (Martín) Llaryora. Se recibió de dirigente provincial esta noche”.

Aquel 11 de agosto de 2013, José Manuel de la Sota no estaba en las celebraciones que ensayaban referentes de Unión por Córdoba por los resultados de las PASO para definir la renovación de diputaciones nacionales. Las dos listas de la reversión mediterránea del peronismo habían sumado el 31% del total de votos, 8 puntos más que el radicalismo y 18 más que el naciente PRO. Juan Schiaretti (JS), ratificado como copartícipe del proyecto que cumplía quince años en el poder, sonreía sin imaginar que diez años después impulsaría una alianza a nivel nacional con sus vencidos.

El Gallego de la Sota, entonces gobernador, había decidido quedarse en Villa Carlos Paz, donde tenía su residencia, para seguir de cerca los operativos por los incendios forestales que se habían desatado un día antes. Ese 2013 ya era uno de los peores del nuevo siglo en materia de quemas, con más de 100 mil hectáreas de bosque nativo consumidas por las llamas y la problemática ambiental ganando espacio en la agenda cotidiana.

Recién por la noche, el artífice de la fusión del PJ con fuerzas de carácter conservador, muchas de ellas históricamente antagónicas al peronismo, hacía un alto en su monitoreo para atender a los medios que requerían su análisis de la jornada electoral. Las PASO resultaban un victorioso bautismo para el denominado cordobesismo, concepto que había patentado dos años antes, tras haber sido electo gobernador por tercera vez. Desde entonces aquella idea de una gestión capaz de sazonar en partes variables proteccionismo, discurso anti K, defensa del agro y rechazo a la mirada porteñocentrista, se convertiría en la vía de tránsito hacia una fallida proyección nacional.

Aquella jornada De la Sota debió reconocer oficialmente como parte de su escuadra a un ambicioso dirigente de 40 años, hasta entonces intendente de una de las ciudades más grandes de la provincia. Así mandaban los números: casi 130 mil cordobeses, un 22% de los votos del espacio, habían acompañado a Martín Llaryora (MLL) en el primer paso de su aventura.

 

no tan K

Quienes conocen a MLL dan crédito de su audacia desde temprana edad. El Gallego veía con complacencia la existencia de un rival que forzara una pulseada con un JS, a quien había enfrentado en la década anterior, erigido hoy como coprotagonista principal del cordobesismo. En corrillos schiarettistas veían en el joven intendente a un disimulado emisario kirchnerista. “Los K le bancaron la campaña. Como no necesitaba plata, le dieron fierros para que se proyectara. Querían rompernos. Veían en él la posibilidad de alinear al peronismo provincial con la Casa Rosada”, recuerda un viejo portavoz.

Siempre pragmático, MLL prefería hablar de renovación generacional, tras cuatro gobiernos repartidos entre los taitas del PJ (De la Sota 1999/2003 y 2003/2007; Schiaretti 2007/2011; De la Sota 2011/2015). 

Como toda prueba, bastaba el nombre de la corriente que lideraba: El Peronismo que Viene. Allí convergían jóvenes con pasado tanto en el kirchnerismo como en el delasotismo. Entre estos últimos se encontraban nombres que siguen en su entorno, renombrados abogados, artífices de su proyección: el puntano Juan Manuel Cid, legislador provincial y profundo conocedor de los engranajes de la Justicia; los hermanos María José y Juan Domingo Viola, hoy funcionarios municipales con tracción territorial; Ignacio García Aresca, sucesor en San Francisco, hoy diputado nacional; Juan Manuel Aráoz, hijo del célebre Julio César “Chiche” Aráoz y hoy director de Asuntos Legales de la Legislatura de la Provincia; y Martín Aráoz, primo de Juan Manuel y exsecretario de Servicios Públicos de la Provincia, función que debió dejar en mayo de 2013 luego de ser filmado pidiendo coimas.

 

Quienes conocen a Llaryora dan crédito de su audacia desde temprana edad. De la Sota veía con complacencia la existencia de un rival que forzara una pulseada con un Schiaretti, a quien había enfrentado en la década anterior, hoy erigido como coprotagonista principal del cordobesismo.

 

Cuatro meses después de aquella cámara oculta, De la Sota nombraría a MLL como ministro de Industria, Comercio, Minería y Desarrollo Científico Tecnológico, rol que le permitiría aceitar relaciones orgánicas con empresarios, locales y foráneos, siempre gentilmente tratados por el peronismo cordobés.

Un par de años después acompañaría a un ya menos desconfiado JS como vicegobernador (2015/2019). Ya en 2017 saltaría a la Cámara de Diputados de la Nación como cabeza de la lista schiarettista. Dos años en la banca le bastarían para demostrar lealtad y disciplina. Siempre alineado, votaría a favor de la reforma previsional impulsada por el gobierno de Mauricio Macri y en contra del proyecto para la interrupción voluntaria del embarazo.

Desde la Cámara Baja volvería para convertirse en intendente de una ciudad donde no tenía residencia: nada menos que la capital provincial.

 

lock out

Empecemos de nuevo: MLL ocupó su primer cargo público diez años antes, en 2003, como concejal en su ciudad natal, San Francisco, la cuarta más poblada de la provincia, la más importante del ubérrimo noreste provincial. Siete años después obtendría el título de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. Hijo de un reconocido dirigente sindical de La Bancaria, detenido durante la dictadura, sus orígenes de militancia se extienden desde la casa hasta la escuela Emilio Olmos, en cuyo centro de estudiantes participó activamente. Desde allí se proyectaría como presidente de la Juventud Peronista local.

Tras cuatro años como concejal, desafiaría al intendente radical Hugo Madonna, quien se jugaba por su segunda reelección con muchas cartas a su favor, desde el apoyo transversal de Néstor Kirchner hasta el aceitado vínculo con De la Sota.

Con un discurso crítico, que hacía hincapié en la difícil situación económica del municipio y en la falta de respuestas a demandas de los productores rurales, principales actores económicos de la región, MLL obtuvo ese 2007 un triunfo ajustado, por solo 636 votos. La victoria lo obligó a redefinir la construcción que ensayaban Néstor y el Gallego. Este último lo incluiría rápidamente en sus planes de descentralización administrativa, con los que ya intentaba atenuar la mirada centralista que se proyecta desde La Cañada. Tiempo después, San Francisco pasaría a integrar la nómina de capitales alternas de la provincia, experiencia iniciada en Río Cuarto, el “imperio” con ínfulas independentistas del sur cordobés.

El Pingüino, por su parte, redireccionaría los puentes para acercarse al joven intendente, quien lo retribuyó con acciones concretas para engordar el ganado K en una región siempre refractaria. Reuniones y presencia en mítines quedarían registrados en fotos que oportunamente orearían sus detractores. Pero el lock out patronal de otoño de 2008, con protestas en toda la región, conocida como la “cuenca lechera”, obligaría a ocultar eslabones. Entre ellos, una histórica instantánea en el sillón de Rivadavia, tomada en octubre de 2007, donde aparece flanqueado por el propio Néstor.

 

coalicionismo mediterráneo

 

Aquellos capítulos escritos con la letra maldita de la política nacional le son aún enrostrados en la provincia más anti K. Pero ya no por los propios. Este año, durante la campaña, fueron los referentes de Juntos por el Cambio (JxC) quienes lo acusaron de portero del kirchnerismo en Córdoba. Paradojas solo comprensibles en tierras mediterráneas. De la Sota y JS han robustecido sus alianzas incorporando sellos de diversa extracción, desde el socialismo hasta vecinalismos, manteniendo siempre a la Democracia Cristiana. 

MLL nunca ha manifestado reparos al juego coalicional de JS. Usuario y beneficiario, avala la aventura del viejo líder. “Necesitamos acuerdos nacionales” y “tenemos que construir por encima de la grieta, dejando atrás peleas y egos” son frases que repitió durante la campaña. Aquí nomás, en el “corazón productivo del país”, lidera el nuevo sello cordobesista, Hacemos Juntos por Córdoba, alianza que permitió sumar a dirigentes de los socios “cambiemistas”: Myrian Prunotto, intendenta de Juárez Celman, localidad pegada a la capital, es la vicegobernadora electa. Llegó a la entente liderando a un grupo de radicales disconformes con la estrategia de su partido para la contienda provincial. Sus reclamos hunden las raíces en una sempiterna rivalidad interna de la UCR: interior versus capital.

Las alianzas oportunistas incluyeron también a Javier Pretto, viceintendente electo en la fórmula que encabezó con éxito Daniel Passerini, intendente electo de la capital. Hasta su nominación, Pretto se desempeñó como presidente del PRO local. Claro que no es un desconocido para el cordobesismo: exdirigente de la UceDe, se había integrado al bloque legislativo de Unión por Córdoba hasta su salida a partir de la confirmación oficial de la creación de una delegación cordobesa del partido amarillo en 2013.

 

el renovador

 

Durante su gobierno en la municipalidad de Córdoba, MLL consolidó lazos, algunos soterrados, con sectores del espectro kirchnerista. Particularmente con actores jóvenes, a través de programas articulados por la Secretaría de Políticas Sociales, Inclusión y Convivencia. También con corrientes estudiantiles, a las que alentó a disputar la preminencia de la Franja Morada. “Siempre le ha interesado la militancia. Por eso no descuida la movida estudiantil y atiende el trabajo de La Cámpora. Martín siempre mira más allá, porque siempre está construyendo poder”, describe un analista que lo sigue desde sus inicios en San Francisco.

El vínculo con el clan Aráoz se mantiene a través de la Fundación Idear, laboratorio de sus estrategias políticas para la ciudad. Además, sostiene una antigua afinidad con Sergio Massa, el gran derrotado en las últimas elecciones a presidente. Su origen se remonta a 1998, cuando ambos formaban parte de la mesa nacional del Frente de la Esperanza, el proyecto con que Ramón “Palito” Ortega impulsaba su deseo de convertirse en presidente de la Nación. De ese armado también formó parte el diputado nacional Diego Santilli, por entonces peronista, y fallido candidato larretista en la interna amarilla de la provincia de Buenos Aires.

 

Por las dudas, en sus visitas a los círculos de poder, el ahora gobernador ha ratificado la continuidad de una transformación que da prioridad a la producción agropecuaria por sobre el resto de las actividades, desplazando a la industria manufacturera como el principal sector de generación de valor.

 

Menos explorada es la ligazón que sostiene con Rodrigo de Loredo, dirigente radical de una misma camada, quien perdió la disputa reciente por la capital de la provincia en representación de JxC. Es también quien más le adjudica la condición de amo de llaves de “los K”. Ambos son parte de un selecto grupo de más de 200 políticos de distintos partidos elegidos por la Red de Acción Política (RAP), una organización que se define como “apartidaria y con pluralismo ideológico” y organiza actividades de capacitación/adoctrinamiento que financian las empresas más grandes de Argentina y organismos vinculados a países extranjeros.

 

continuidad de los cambios

 

MLL promete mantener desde la gobernación los trazos de un modelo con triple sustento: producción agraria, desarrollo de obra pública de alto impacto y proliferación de desarrollos inmobiliarios aun en zonas donde rigen restricciones de índole ambiental. Pero, al mismo tiempo, debe afrontar iniquidades y consecuencias negativas de ese modelo de desarrollo que muestra indicadores económicos (desempleo, precariedad laboral, pobreza, desigualdad, brecha de género) peores que la media nacional.

Funambulista en tierra firme, ya antes de lanzarse oficialmente como candidato, asumió la responsabilidad de brindar una solución a los trabajadores de la educación y la salud, a raíz de prolongados reclamos por razones que exceden lo salarial. Según destaca un informe del Observatorio de Trabajo Economía y Salud, durante el periodo 2016-2023, el presupuesto del Ministerio de Educación ha sufrido una merma del 11% en términos reales. Paralelamente, el ítem Salud registra una pérdida de participación en los últimos años: mientras que en 2015 el rubro representaba un 10,5%, para el 2023 este porcentaje no llega al 8%.

MLL sabe que también deberá afrontar restricciones derivadas de la deuda tomada por JS. Según analiza Eduardo Fernández, diputado por el Frente de Todos, durante el gobierno de Mauricio Macri, la deuda externa provincial pasó de US$ 1419 millones a US$ 2736 millones en 2019. Sucesivas reestructuraciones establecieron vencimientos a muy corto plazo, obligando a afrontar pagos por intereses y amortizaciones superiores a los US$ 1600 millones entre 2023 y 2025. “Este 2023 Córdoba habrá gastado US$ 535,6 millones para honrar sus deudas, lo que representa el 34% de los dólares que necesitan todas las provincias de la Argentina para pagar deuda este año”, precisa Fernández.

Por las dudas, en sus visitas a los círculos de poder, el ahora gobernador ha ratificado la continuidad de una transformación que da prioridad a la producción agropecuaria por sobre el resto de las actividades, desplazando a la industria manufacturera como el principal sector de generación de valor. “Habrá una continuidad con cambios”, reitera, sin descuidar la promesa de eliminación de retenciones.

En el frente interno, se suma un renovado rol protagónico de Schiaretti. Impensable meses atrás, ahora el líder cordobesista puso sobre la mesa sus 1.8 millones de votos y el control de la provincia más anti K para reciclar su tarea. Anhelante aún de ser el pastor del peronismo, en el mientras tanto aporta funcionarios al naciente gobierno de Javier Milei.

 

visión HD

 

En 2007, al asumir como intendente en San Francisco, MLL aseguraba tomar “un municipio quebrado”. Un discurso de tono similar emplearía en 2019, al asumir el poder de la ciudad de Córdoba, tras ocho años de gestión radical.

Durante sus intendencias cultivó un perfil de administrador prolijo y cuidadoso de la cosa pública, valorado por los cultores y amantes del modelo cordobesista. De la experiencia en San Francisco repitió medidas justificadas por la urgencia, como la reducción de secretarías y revisión de partidas. También exhibe como logro una reducción de la masa salarial destinada a los empleados municipales, con ajuste de bonificaciones y redefinición de tareas. La digitalización de procesos corrientes, descentralización administrativa, recuperación de espacios públicos y finalización de obras largamente postergadas son algunos de los hitos de un mandato al que corresponden también consideraciones por una pandemia inédita en la historia.

Sus críticos le reprochan afición por obras insustanciales, de impacto visual inmediato, pero de escasa vocación transformadora. 

Sin embargo, a diferencia de ellas, el gobierno de MLL ha contado con recursos de los que sus antecesores no disponían. Claro está, ninguno de ellos sintonizaba directamente con la gobernación, siempre en manos del peronismo vernáculo. Su gestión ha tenido una presencia también inédita en materia de publicidad. Desde 2019 ninguna administración pública ha invertido tanto dinero en promoción a través de redes sociales. Prácticamente no hay cordobés que no se haya topado con su nombre al clickear contenidos en YouTube. Solo en Facebook, la Municipalidad de Córdoba ha invertido casi $ 480 millones desde septiembre de 2019.

Entre los contactos con el periodismo ha resultado fundamental para su proyección provincial la consolidación de un multimedio en manos de su amigo Hernán Domínguez, identificado con la sigla HD. Exfuncionario municipal en la gestión de Luis Juez, HD conocería a MLL en 2007 para después convertirse en coordinador de relaciones institucionales de la municipalidad de San Francisco. Desde entonces comenzarían a elaborar un plan de instalación del intendente en la provincia.
Su conglomerado incluye dos radios, producciones audiovisuales en los tres canales de aire de la provincia, programas en señales de cable y portales digitales.

 

aporte solidario

 

Una vez electo gobernador y con el mapa político dado vuelta después del triunfo de la ultraderecha en el balotaje, MLL está ajustando el catalejo ante un horizonte que augura serias dificultades. Antes de asumir, su campo de maniobras no se muestra despejado de opositores, mucho menos de contendientes internos. El ajustado triunfo obtenido en las elecciones por solo tres puntos de diferencia en el segmento de gobernador lo topa con complejidades que los sondeos previos no incluían. En principio un escenario de paridad inédita en la Legislatura. Tanto Hacemos Unidos por Córdoba como JxC iniciarán su trajín con 33 legisladores por lado. Un reparto equitativo que obligará al peronismo local a una gimnasia de negociaciones olvidadas durante estos años previos de esplendor. Tal ejercicio deberá incluir a un renovado radicalismo mediterráneo, que aportará el grueso de voces al bloque opositor. Muchas de ellas, de peso territorial en el interior, allí donde la cosecha de votos de MLL fue sustancialmente menor a la esperada.

En el frente interno, se suma un renovado rol protagónico de JS. Impensable meses atrás, cuando su intención de voto a nivel nacional apenas sobrepasaba el zócalo, el líder cordobesista puso sobre la mesa sus 1.8 millones de votos y el control de la provincia más anti K para reciclar su tarea. Anhelante aún de ser el pastor del peronismo, en el mientras tanto aporta funcionarios al naciente gobierno de Javier Milei. 

Hasta el momento son tres nombres confirmados, los tres en áreas sobre las que JS ha desgranado fuego a discreción. Osvaldo Giordano estará a cargo de la ANSES, el mayor tesoro de la administración nacional. Economista de la órbita de la Fundación Mediterránea, deberá resolver una pelea de años por los fondos que Nación debe girar a las provincias con Cajas de Jubilaciones que administran por su cuenta. Lleva su firma la última demanda ante la Corte Suprema contra el Tesoro Nacional por demoras y menguas en los giros. También llevan su rúbrica tres reformas practicadas en sus doce años como funcionario, ocho como secretario previsional, ocho como ministro de Finanzas: todas implicaron recortes a las remuneraciones de los trabajadores pasivos. Franco Mogetta será el secretario de Transporte de la Nación, rango análogo al que hoy ocupa en la provincia. En su agenda nada es más importante que la revisión del esquema de subsidios, repleto de iniquidades que solo favorecen al AMBA. El tercero es Juan Tillard como cabeza del Banco Nación. Exdirector del Banco Provincia, extitular del Banco de Córdoba hasta este noviembre; en 2001, por designación de Domingo Cavallo, se desempeñó como subsecretario de Normalización Patrimonial. Su tarea fue la liquidación de las empresas que eran del Estado. En abril pasado su hijo Ignacio, titular de Max Capital, una corredora de bolsa, fue denunciado penalmente por promover una corrida cambiaria.

Ninguno de los mencionados esperaba roles protagónicos en el esquema de MLL, quien mantendrá algunas figuras de la saliente administración: no cruza por su cabeza la posibilidad de enfrentar al Círculo Rojo que tanto ha mimado al “gestor” JS. Más bien, el traspaso de dirigentes a órbitas nacionales parece responder a algo más que complacencia del Gringo a un presidente electo necesitado de alianzas y cuadros técnicos. Su sobrevida política no solo pospone un retiro voluntario que habilite nuevos liderazgos. También reflecta el camino a seguir para un novel gobernador que imaginaba un trayecto más rápido hacia los brillos de la Ciudad de Buenos Aires.

El intríngulis a resolver para ambos no es sencillo. El peronismo de Córdoba asume una responsabilidad solidaria con el devenir del gobierno libertario. No hay solo espíritu patriótico, también se esperan gestos de un presidente que promete frizar transferencias y proyectos de obra pública, carta brava con que el cordobesismo solía sentarse a la discusión nacional. 

Al mismo tiempo, deberá contener a sectores del justicialismo que no digieren al minarquista porteño. Aún sin respaldo masivo (el 75% de los cordobeses votó contra Unión por la Patria en el balotaje), hay dirigentes que ya ponen fecha a las facturas por la contraprestación de servicios. Las mismas voces replican una duda de corte pragmática: ¿por qué no jugarse para ser la referencia nacional de un derrotado peronismo que encuentra suficientes razones para ser opositor? 

Por el momento, las dudas no convergen en tormenta. Previendo la crisis tan anunciada, MLL anticipa una reducción del volumen de un gabinete que tendrá como novedad el Ministerio de Cooperativas, una herramienta para articular con las cooperativas y mutuales, entidades de poder político y económico, especialmente en el fértil sudeste provincial. Evidentemente la consolidación de un cuño propio demandará más tiempo que desalambrar la provincia. Quizás los primeros años sean el momento para ejercitar una virtud que todavía no se le reconoce: la calma. 

 

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