diez poetas litoraleños: la lírica expandida | Revista Crisis
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diez poetas litoraleños: la lírica expandida
En 1974, la escritora y ensayista Noemí Ulla elegía para la revista crisis una decena de poetas también santafesinos, como ella. Algunos no habían publicado su obra reunida y sus poemas estaban dispersos en la prensa o eran inéditos. Los diez elegidos fueron Aldo Beccari, Alberto Brescó, Elvio E. Gandolfo, Francisco Gandolfo, Rafael Oscar Ielpi, Jorge Isaías, Juan Carlos Martini, Aldo F. Oliva, Hugo Padeletti y Rubén Sevlever. Acá pueden leerse sus versos.
03 de Agosto de 2023

Estos diez poetas rosarinos constituyen una apertura a las propuestas poéticas del litoral. En su conjunto, corresponden a quince años de trabajo permanente, lapso que media entre las últimas publicaciones de la revista poética Pausa (1961) que agrupó a Aldo F. Oliva, Rubén Sevlever, Rafael Oscar lelpi, Hugo Padeletti, Hugo Gola, Jorge Conti, Daniel Giribaldi, Guillermo Harvey y las actuales de La Cachimba y el lagrimal trifurca (1973), donde colaboran Elvio Gandolfo, Jorge Isaías, Guillermo Colussi, Hugo Diz. Alejandro Pidello y Hugo Alberto Ojeda.

Algunos de ellos no han publicado su obra reunida, sus poemas se dispersan en diarios, revistas, plaquetas literarias o bien permanecen inéditos.

Esta apretadísima antología muestra las direcciones en que han trabajado y continúan haciéndolo estos autores, cuyos textos inéditos aquí agrupados no tienen estricta relación de solidaridad más que en la unidad de lugar de origen, la que emana de la producción continua y su trama idiomática.

 

aldo beccari

Las tierras en blanco

fue en un pueblo lento
bajito
y resignado
latitud parsimoniosa de cardenales y palomas
de esférico rocío
engarzado en el pasto luminoso
y de mañanas claras que ascendían
desde el cristal expandido de la escarcha
donde se alzó insensiblemente
esta irrevocable estatura que sostengo

era un pueblo inclinado a plantearle
tres deseos
a la esporádica estrella que a lo lejos
se derrumba por la ladera del vacío
cultor inveterado de la señal de la cruz
para rebatir el asecho nocturno de la lechuza
frondosos paraísos
calles de polvo inquieto
y dos infinitos rieles vertebrales
que entristecían los atardeceres

fue allí
donde los días me arrimaron
los primordiales asombros
donde consideré un querer ser
cierto amor fabuloso
y algunas demoradas inocencias

y ahora que estoy
por estas zonas del tiempo
aquel pueblo me viene
como suelen venirse los muertos
sin brillo
sin énfasis
sin calor
qué raras geografías habré practicado
para devenir tan irreverente
acaso mediaron duros requerimientos
y ásperos presentes
y mi palabra ahora sorprendida
fue quedando angosta de homenajes

aldo beccari. Nació en 1940. Su libro de poemas inédito, La causa incesante recibió el primer premio "Amilcar Taborda" en 1969. Es periodista.

 

alberto brescó

entre las playas

Cuál es la playa de naranja que incendia la tierra
y sacude tus ojos dementes y tiernos como un bosque.
Cuál es la playa. Tengo ganas de arrojarme en ella
como un bañista desprevenido que no sabe qué candor
se arrastra en el fondo del agua,
como un bebedor que no conoce su lecho ardiente
y delira como una bestia sin tierra.

Cuál es la playa sin vientres de memoria
sin perfumes ni leyendas de amor
fugazmente detenida sobre el río.

A veces se adelanta en mis ojos como un trompa blanca
flotando sobre el sol.
Oh vertientes y manantiales de cosas que no son más
que fatigantes heridas!

a mansalva tiemblo

A mansalva tiemblo
como una hundida torre linyera
en el vino negro de la noche
en la fantasía de no verte junto a mí, detenida
madre, como un soldado de mi corazón
en las tierras que descubrimos a la par
mientras viajábamos por ese ancho camino
a la ciudad inmóvil como un mar.
Qué fácil era reconocer entonces la costa
los escalones de la dicha, encallados para mí
en ese rincón del mundo, en tus ojos
macetero de todas las flores.
Ahora los remolinos han cerrado ya esa ventana
y el olor del silencio ennegrece
los recodos del mediodía. Hemos vencido al menos
el vacío, la línea de la playa
que mientras nos separaba
nos iba creando infinitamente a los dos.

alberto brescó. Nació en 1939. Cursó Letras. Es periodista. A su libro inédito Las Playas pertenecen estos poemas.

 

elvio e. gandolfo

poema

Veamos o leamos o recordemos
las cosas bellas que hemos visto o leído o recordado
y elijamos

Veamos el juego aceitado
de veintidós jugadores
montando un juego perfecto sobre un cuadrado verde
los dos o tres millones de reflejos que
vimos en el agua
el mar el mar el mar
la mujer que subía a un auto
una tarde del 27 de noviembre de 1969
aquella joven de pelo castaño mordiendo una naranja

Leamos el juego mucho más complejo de los astros
la música de las esferas
los aminoácidos pasando de la muerte a la vida
y cómo se agita una gota de agua bajo el microscopio
y las multitudes que a pesar de la muerte siguen
golpeando las murallas
y el héroe que se precipita envuelto en la bandera
(no la imagen fija e inmovilizada dentro
de una historia
sino el cuerpo en movimiento
el viento zumbando en las orejas
la perspectiva extraña del horizonte
durante ese infinito instante de caísa)
recordemos esas fiestas enormes de los campos
con caballos que cruzan el espacio como alaridos marrones
recordemos la confusión y la angustia de los subtes

Y elijamos
Hagamos rodar las imágenes
y tengamos en cuenta las fiestas
el cuerpo que cae los
aminoácidos el juego perfecto
sobre un cuadrado verde
hagamos girar y girar y la rueda
se detendrá siempre en la muchacha
comiendo la naranja
hay multitudes y subtes
veintidós jugadores la música de las esferas
y muy posiblemente trompetistas
pero la mujer que comía la naranja
la mujer que comía la naranja en una estación
de ómnibus del norte
apurada
porque todo era precario
el ómnibus partía
el calor partía
y la mujer mordía la naranja
hacía gotear el jugo por el mentón
se inclinaba hacia adelante
comía esa naranja como quien bate un parche
o avanza hacia el enemigo
como quien muerde una naranja
por última vez en su vida.

elvio e. gandolfo. Nació en 1947. Codirige las ediciones el lagrimal trifurca y la revista del mismo nombre.

 

francisco gandolfo

debilidad por el apio

Al despertar comprobé
que mi mano aún dormía

deslicé varias veces con suavidad
mis dedos por las venas de mi brazo
llevando sangre a la dormida

empezó a despertarse convertida en apio
(mi verdura favorita)

preparé un aliño
y sopándola en él me la comi

por este acto de canibalismo vegetal
desde entonces me llaman
el manco del espanto.

amor posiblemente imposible

La municipalidad plantó un fresno
en la vereda de la casa
de mi tentadora vecina
para que yo vea con qué gracia
ella barre sus hojas en otoño

lo plantó el intendente revolucionario
y ahora lo poda el reaccionario
de modo que por su dialéctica vital
debe ser este el árbol de la ciencia
del bien y del mal

yo no veo la hora
de que este fresno dé manzanas
como peras el olmo
y la serpiente invite a ella
y ella me invite a mí.

francisco gandolfo. Nació en 1921. Publicó un libro de poemas Mitos, en 1968. Codirige con su hijo Elvio las ediciones de el lagrimal trifurca.

 

rafael oscar ielpi

un indiano en la corte

a juan josé saer

El avión
ave serena
te alejaba de aquí

Oh dulces días
interminables
en la calma provinciana
tardes en el río
noches en procura
de una efímera aventura
mujeres en el cabaret
esas tiernas mulatas

Tus manoseadas imágenes
los escasos nombres
para recordar
la torpe y tímida mirada
pregustando un asombro
un gesto
una defensa
ante lo desconocido
tus viejos poemas tristes
tus libros
el pequeño nombre
sudamericano
para exhibir como un escudo
como una mueca
como un acalorado
empuje

Tus lecturas
el arsenal de tus días
la torpeza de tus pies
la melancolía de tus viajes

Después
otros viajes
en otras provincias distintas
el tren con su rápido morir
el paisaje
como un desconocido paisaje
las clases
una norma de subsistencia
la memoria
una forma de subsistencia

Los nuevos amigos
con su acento particular
los viejos amigos
sepultados
en las tierras
americanas
con sus sobresaltos ambiguos
su ambigua felicidad
las ganas
de no quedar al margen
las dudas

Las cartas nunca
enviadas
las nunca recibidas
una corriente
que no viene
que no va
un intercambio
de silencios
Los escondidos temores
del regreso
la incomodidad
del destierro

Y las palabras
las empecinadas palabras
que sin embargo
te resguardan
tan fieles
entre Bizancio y París
de la muerte

rafael oscar ielpi. Nació en 1939. Publicó poemas en la revista Pausa y en El Arremangado Brazo, revista que codirigió. En 1966 apareció su libro de poemas El vicio absoluto. Es autor de Crónica cantada sobre la Forestal. con la colaboración musical de José Luis Bollea, estrenada en Rosario en 1973.

 

jorge isaías

territorio de chile, octubre del 73

al pueblo de chile
a la memoria del compañero
salvador allende

Pajareará
la frágil inocencia
frente a tanta vena
abierta?

Perecerá
la luz
la insomne luz
sostenida en lo alto
por tanto mártir yerto?

Hasta cuando compañeros
la sombra artera
escolástica y abyecta
atentará contra el pan la ternura
los pájaros alegres y perfectos...!

jorge isaías. Nació en 1946. Publicó dos libros de poemas: La búsqueda incesante (1970 y Poemas a Silbo y Navajazo (1973). Codirector de la revista poética La Cachimba.

 

juan carlos martini

compañeros de la muerte

mediterráneo, octubre de 1973

Se han suspendido todos los permisos
compañero
el comandante de la VI Flota
ha suspendido
imprevistamente
todos los permisos.
¿Porque sí?
¿Porque sí, no más,
compañero?
Oh, tú sabes
que nada se hace porque sí
en la VI Flota.
Vamos,
destapemos unas latas de cerveza
rumiemos
nuestra goma de mascar
y recordemos
las mujeres
con que pasamos la noche
esas piernas
esas nalgas
el sabor a ginebra de sus bocas
y esas tetas
compañero
como no he visto otras.
Vamos a dormir con esa imagen
compañero
porque mañana estaremos navegando
trabajando
quizás
hombro a hombro
con la muerte.

juan carlos martini. Nació en 1944. Dirigió la revista literaria Setecientosmonos. Publicó dos libros de relatos, El último de los onas (1969) y Pequeños cazadores (1972) y un libro de poemas. Derecho de propiedad (1973). Colabora en el lagrimal trifurca.

 

aldo f. oliva

vieja tarde premonitoria de otoño (parque independencia)

Tiempo ceñido a la deshicencia de las grises
umbelas doblegadas de ingrato amor,
tiempo sin flores,
definitiva egresa tu materia ajada
del empavorecido sueño
que me implicaba, jugado el corazón,
dulce la mano
y la horrible tormenta sobre las casuarinas.

Ya que, tentación y sombra, el tierno
labio pluvial que me acalló hondamente
lavó el temblor de mi camisa,
y piedra contra piedra, sueño sin flores,
bajo las casuarinas
no acabé de nacer,
yo te viví mil tardes.

Devuelta ahora al texto la pálida
ceniza que heredé,
trabajo por mi moneda azul.

orfeo

gimiendo, maltrovando,
holgando con lo oscuro.
la celestina

Acércate y muéstrame en tu anillo
la herrumbre del tiempo
de aquella dulce carne que dónde duerme.
Ahora saludas
la ominosa emergencia del mundo,
definitivamente esta historia en colores
de sangre irreal en la pastosa noche,
las ciegas manadas del tacto en el amanecer
y el triste vuelo de las estaciones
sobre la cintura de cemento y de hierro.

Las suaves panteras se hunden en sus sombras,
asciende la serpiente al corazón
y en su copa desova bajo todos los vientos.
Lentas muertes antes de la muerte,
entre ordenamientos y derrumbes,
filtra el cristal infiel:
es el Suceso. Pero risa y llanto y la garra
total,
que es melancólica y sabe que en el sueño
es apenas un tenue puñalito de plata,
ahora saludas.

Hay una boca sin embargo
que para siempre lo canta.

aldo f. oliva. Nació en 1927. Codirigió la revista El Arremangado Brazo. Cursó Letras. Ha publicado poemas en la revista Pausa y en El Litoral de Santa Fe.

 

hugo padeletti

una granada

Una granada de rubí
se obscurece
cuando la tarde avanza y prefigura
la ambigüedad del Hades.

(conócete a ti mismo)

Ese río difuso que humedece
la impavidez del polvo,
la madurez impura y suficiente
han de bajar al delta.

(escindete a ti mismo)

Deja en la hierba marginal
del otoño
tu cornucopia ínfima
y recoje
el fluir de la onda
-nadir anticipado-
en ese advenimiento
que se difunde por el agua.
La digital purpúrea al estallar
y aquel laurel o ninfa
te mentían.
Sólo queda
la gravedad del agua
y los cisnes afónicos
vaticinando el Hades con su canto.

hugo padeletti. Nació en Rosario en 1928. Publicó poemas en las revistas Espiga y Pausa. En 1959 apareció su libro Poemas, que incluye trabajos escritos entre 1944 y 1959.

 

rubén sevlever

si debo repetir palabras

Si debo repetir palabras, recorrer gastados senderos,
accederé a esta misión tal vez artesanal,
terrenal misión de lo creado.
No repite acaso la arena su grano en distinto grano
y el agua, en el mismo cauce su fluidez no acata
ahondándolo?
Si debo usar palabras, no usaré sólo palabras?
o máscaras o follajes que arrojen inéditas sombras?
Lengua al fin, fónica materia irrestituible.
naves que en el signo se incineran.

rubén sevlever. Nació en 1932. Dirigió la revista Pausa. En 1961 organizó la "Primera Muestra Internacional del Poema Ilustrado". Publicó Poemas (1956-1964) en 1966.

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